martes, 5 de abril de 2016

Dios sustenta mi vida

 “Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte. Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado” Salmo 16:5-6

Los miedos respecto al presente y al futuro, generalmente conducen a las personas a vivir inquietas, angustiadas, e incluso acongojadas. Todos los días escuchamos historias tristes y desconsoladoras que de alguna manera, afectan nuestra vida, y que sumadas a las dificultades personales y familiares, hacen que sea muy común hoy en día, sufrir de inestabilidad emocional, sintiéndonos en algunas oportunidades llenos de fuerza y valentía para enfrentar los problemas, pero en otras, completamente derrotados y frustrados.
Esa inestabilidad solo la podemos contrarrestar cuando nos apoyamos en Dios, para confiar en Él, para entregarle nuestro presente y dejar que nos guíe hacia el futuro, pues sólo Él conoce el camino correcto que debemos seguir para encontrar vida, salud y bendición. Esto fue lo que experimentó el rey David, quien tuvo que vivir muchas situaciones difíciles que le llenaban de temor e inseguridad, pero ante las cuales, Él tomó la decisión de apoyarse en Dios, entendiendo que Él era su porción en la tierra de los vivientes, su heredad, su copa, su suerte. Cuando tenemos esta certeza, aprendemos a esperar en Él confiadamente, teniendo como resultado el favor de Dios, quien nos sorprende con tremendas respuestas, con su amor, su provisión y su paz en medio de la tormenta. Confiar en Dios nos genera estabilidad y tranquilidad.

Dios conoce detalladamente su vida y su futuro. Si usted hoy se encuentra inseguro del mañana, o tiene propósitos por empezar, pero no sabe si eso es lo que le conviene, o si por el contrario, ya emprendió un proyecto, pero tiene incertidumbre sobre el mismo; o tal vez, esté viviendo persecución, le invito para que descanse en Aquel que lo conoce todo y que tiene para usted un futuro de bendición. Pídale que en su vida se cumplan los planes de Él, puesto que son muchísimo más altos que los nuestros. Comience a hacer uso de su Palabra y por supuesto de la oración, la preciosa herramienta que el rey David usaba a diario, y que traía descanso y paz a su vida, al punto que a pesar de estar siendo perseguido y con peligro de muerte, aún se atrevía a decir que podía dormir tranquilo. (Salmo 3:1-6)

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