miércoles, 27 de abril de 2016

¡Somos bomberos!


“Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse. El enojo humano no produce la rectitud que Dios desea.” Santiago 19-20 NTV

Un incendio empieza con una chispa caída en un material muy seco, esta chispa puede ser apagada de inmediato cuando se tiene abundante agua a disposición, un extinguidor de fuego, tierra o una manta. Pero si no, el fuego va creciendo y al ser alimentando provoca mucha destrucción. Las personas solemos prender chispas en diferentes circunstancias: al dar una palabra que juzga, un comentario o expresión que ofende a otra persona, pero además el incendio va creciendo en los casos que no sabemos escuchar o no tenemos empatía hacia los demás. El escuchar es uno de los componentes de la comunicación, es por eso que Dios nos ha provisto de dos oídos, pero el solo oír no implica que uno está escuchando con atención a la otra persona, se requiere también que los demás sentidos estén implicados. La frase utilizada en un programa conocido dice: “No te escucho, no te escucho tengo orejas de pescado” refleja que uno cierra los oídos cuando no quiere escuchar el mensaje de los demás, ya sea porque no le conviene, o bien porque no quiere ser corregido, o quizás por no estar interesado en lo que tienen para decirle o tal vez porque se encuentra dominado por la furia. Tengamos presente que una respuesta serena o muda aporta al cese de un conflicto, como dice: “La respuesta apacible desvía el enojo, pero las palabras ásperas encienden los ánimos.” Proverbios 15:1 NTV Todos pasamos por circunstancias donde el enojo se hace presente, y está en nuestra actitud si vamos a alimentar mas el fuego con respuestas ásperas o apagarlo con una blanda respuesta, callando o simplemente escuchando. Demos el primer paso en estar en paz con los demás, y practiquemos lo que la Palabra de Dios nos dice: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.” Romanos 12:18 Te animo a reflexionar: ¿Como manejas tus enojos? ¿Quién eres, el que aplaca el fuego o el que aporta para un gran incendio? 

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