jueves, 14 de abril de 2016

No juzguéis, y no seréis juzgados


Todos los Cristianos han de evaluar lo que es correcto y lo que es equivocado. La Biblia nos enseña que hay que "abstenerse de toda especie de mal." Con el fin de hacer esto, el Cristiano debe reconocer qué es el mal y mantenerse alejado. Además, al pueblo de Dios se le exhorta a nunca llamar a lo bueno malo o lo malo bueno. Ambos cosas requieren una evaluación por parte de los Cristianos, de todo lo que nos encontramos. Al Creyente verdaderamente nacido de nuevo se le ha dado dos grandes guías por las cuales podemos juzgar con precisión y con justicia todas las cosas. La primera fuente es la Biblia, ¡la Palabra de Dios! Lo que Dios dice que es malo siempre es malo; simple y llanamente. Todo lo que la Biblia dice que es inadecuado, inapropiado o pecado ya ha sido juzgado por Dios. El Cristiano debe estar de acuerdo con la evaluación de Dios de una asunto o se están rebelando contra la verdad. La segunda fuente proviene de la presencia interior del Espíritu Santo que se da a cada Creyente en la redención y nos guía a toda la verdad. Estas dos fuentes nunca se contradicen entre sí. El Espíritu Santo siempre confirmará la Palabra. No importa lo que diga el mundo, lo que dicen los otros Creyentes, o lo que propugna la opinión popular. ¡Jesús nos enseñó que hemos de juzgar con justo juicio por el Espíritu y por la Palabra!
Juan 7:24 - No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.

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