Todos los
Cristianos han de evaluar lo que es correcto y lo que es equivocado. La Biblia
nos enseña que hay que "abstenerse de toda especie de mal." Con el
fin de hacer esto, el Cristiano debe reconocer qué es el mal y mantenerse
alejado. Además, al pueblo de Dios se le exhorta a nunca llamar a lo bueno malo
o lo malo bueno. Ambos cosas requieren una evaluación por parte de los
Cristianos, de todo lo que nos encontramos. Al Creyente verdaderamente nacido
de nuevo se le ha dado dos grandes guías por las cuales podemos juzgar con
precisión y con justicia todas las cosas. La primera fuente es la Biblia, ¡la
Palabra de Dios! Lo que Dios dice que es malo siempre es malo; simple y
llanamente. Todo lo que la Biblia dice que es inadecuado, inapropiado o pecado
ya ha sido juzgado por Dios. El Cristiano debe estar de acuerdo con la
evaluación de Dios de una asunto o se están rebelando contra la verdad. La
segunda fuente proviene de la presencia interior del Espíritu Santo que se da a
cada Creyente en la redención y nos guía a toda la verdad. Estas dos fuentes
nunca se contradicen entre sí. El Espíritu Santo siempre confirmará la Palabra.
No importa lo que diga el mundo, lo que dicen los otros Creyentes, o lo que
propugna la opinión popular. ¡Jesús nos enseñó que hemos de juzgar con justo
juicio por el Espíritu y por la Palabra!
Juan 7:24
- No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.
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