jueves, 21 de abril de 2016

SALVACIÓN PARA LA FAMILIA


“Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” (Hechos 16:31)

Nunca es demasiado tratar el tema de la familia, siendo que es la institución más importante que tiene la sociedad; donde nace, crece y se proyecta al individuo como persona. Es donde se forma el carácter de las personas, donde se construyen los valores, se adquieren los principios.
Debería ser el objeto de planes específicos y de muchos esfuerzos que tiendan a salvarle y a restaurarle. Al contrario de esto, la familia se está quedando sola con sus innumerables problemas y factores debilitantes, y los gobiernos de las naciones están siendo impotentes para preservarla. Es más, hoy se ven más leyes que favorecen la desintegración familiar; que leyes que la protejan y promuevan.
Sin embargo, para Dios la familia es el objeto de su amor y de su cuidado protector. Él tiene un plan para cada familia sobre la tierra, un plan de bendición, de prosperidad, de felicidad, que se comienza a disfrutar cuando dejamos que el Autor de la familia tenga un lugar de gobierno y autoridad.
Es por eso, que la promesa dada a Abraham involucraba ser bendición a las familias de la tierra.
También es la razón por la que Jesús siempre bendijo y prosperó las familias que tuvieron el acierto de invitarlo a vivir con ella.
Este fue el caso de la familia de Marta y María, a quienes bendijo con el incomparable regalo de la vida, resucitando a Lázaro, su hermano, luego de cuatro días de haber enfermado y fallecido.

También su presencia implicó la más grande de las alegrías para la familia de Jairo, un principal de la sinagoga, a quien su hijita de tan sólo doce años, se le estaba muriendo (Marcos 5:22). Cuando este hombre se postró ante Jesús, no le pidió que sanara a su hija. Le rogó que entrara en su casa. ¿Acaso estaba perdiendo tiempo precioso, cuando había podido pedirle en primer lugar que sanara a su hija, teniendo en cuenta que estaba agonizando? ¡No! La presencia de Jesús es suficiente. ¡Si Él está presente, hay sanidad, hay restauración, hay resurrección, hay vida! Porque donde está la presencia de Cristo hay todo. ¡Si crees, también Jesús salvará tu casa! ¡Invítalo ahora mismo! Haz junto con tu familia la siguiente oración.

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