Y él
mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos
a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto,
a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
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Efesios 4:11-13
No
será suficiente que sólo algunos de nosotros crezcamos y digamos que los demás
están mal. Las cosas no son así. Somos parte los unos de los otros. La Biblia
dice que somos un cuerpo: el Cuerpo de Cristo.
Déjeme
darle un ejemplo. Cuando empecé a enseñar la revelación de Dios sobre los
principios de la prosperidad, empecé a tener una oposición increíble. Algunos
pastores empezaron a llamarme y a regañarme porque yo no pedía dinero prestado,
y me decían otras cosas. Por fin, un día, mientras oraba, Dios me dijo:
"No enseñes más acerca de los principios de la prosperidad hasta que yo te
diga".
¿Por
qué no?, pregunté.
"Hay
contienda en el campamento -me dijo. Hay algunos pastores que están enojados y
en disensión contigo".
No me
había dando cuenta de que al nivel en que estábamos en ese momento, iba a
afectarnos a todos. No me había dado cuenta de que yo mismo no podía continuar
ni funcionar en los otros principios de la prosperidad hasta que el resto del
Cuerpo estuviera conmigo.
No
somos islas en este mundo. Yo no puedo hacer nada sin que le afecte a usted; y
usted no puede hacer nada sin que me afecte a mí. Estamos unidos por Dios pero
nos sostenemos los unos a los otros (Efesios 4:16 ). Sólo podemos crecer
juntos.
Aprenda
a andar en amor. No sea presa de la división ni del aislamiento. Aliméntese de
la Palabra diariamente y alimente a sus hermanos y hermanas para animarlos
también, para poder crecer hasta llegar a ser "un varón perfecto [o
maduro], a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo".
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