martes, 30 de junio de 2015

Esperanza Bienaventurada

Es el término usado en las Escrituras para describir la promesa del regreso de Cristo. El día en que Cristo ascendió al cielo dos ángeles aparecieron a los discípulos y les preguntaron por qué los ojos puestos en el cielo. Dijeron que "este mismo Jesús", a quien acababan de ver ascender a las nubes regresaría de la misma manera en que se fue. En 1 Tesalonicenses 4, la Biblia dice que el día que Jesús regrese por Su Novia aquellos que han fallecido resucitarán primero. Luego nosotros los que hayamos quedado, seremos transformados. En un abrir y cerrar de ojos seremos cambiados para siempre. Nunca más experimentaremos el pecado, la enfermedad, el fracaso, el desamor, o la derrota. Todas las cosas anteriores pasarán. No habrá más juicios, no más tentación, sin más argumentos, no más dudas, y absolutamente no más lágrimas. No es de extrañar que la Biblia se refiera a este momento como la "esperanza bienaventurada." Si queremos realmente echar un vistazo a esta notable promesa ¡siento que el énfasis que tan a menudo ponemos hoy y ahora se desvanecería como miramos hacia la salida del sol de la mañana! ¡Él va a volver pronto! Hechos 1:11 - Que también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá de la misma manera como le habéis visto ir al cielo.

Sal de la oscuridad

“Este es el mensaje que oímos de Jesús y que ahora les declaramos a ustedes: Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad. Por lo tanto, mentimos si afirmamos que tenemos comunión con Dios pero seguimos viviendo en oscuridad espiritual; no estamos practicando la verdad”. 1 Juan 1:5-6

Este texto lo escribe Juan, el discípulo amado de Jesús, aquel que cuando todos huyeron y se escondieron porque Cristo estaba siendo crucificado, se quedó a su lado e inclusive se encargó de cuidar de la madre de su maestro. Juan puede hablar de comunión e intimidad con Jesús, Juan estuvo en los momentos más importantes de su vida mientras estuvo en la tierra Juan caminó con él, habló con Jesús, aprendió de El e inclusive le tocó después de su resurrección. Este mismo Juan nos está recordando por medio de este verso que aquella persona que dice conocer a Jesús, que se hace llamar discípulo o que recibe el nombre de Cristiano pero tiene áreas en su vida ocultas a la luz de Cristo, sencillamente no está siendo honesto con Dios, ni consigo mismo. La única forma en que podemos escapar a una oscuridad espiritual, a situaciones caóticas, circunstancias que preferimos esconder o que nos avergüenzan, no es por medio de prácticas religiosas, ni a través de caretas que aparentan una perfección falsa, sino debido a una comunión real, genuina e íntima con Jesús. Jesucristo es luz, toda su vida en la tierra fue clara, nítida, nada hizo Jesús a escondidas o a espaldas a Dios, ni de los hombres. El desea que nuestra vida sea igual; transparente y honesta. No sólo con las personas a nuestro alrededor, sino con nosotros mismos pero sobre todo con El. A los hombres podemos engañarlos, es fácil vivir de pretensiones y mantener un estatus ante las personas pero esto no deja más que un rastro de insatisfacción, amargura e inconformidad. No es posible vivir de manera plena cuando aún hay oscuridad en nuestras vidas, porque tarde o temprano llegamos a ser esclavos de la misma. El propósito de Jesús es que practiquemos la verdad, porque eso trae luz a nuestra vida y nos hace libres. Su Luz nos da la plenitud que nuestra alma tanto desea. Decide hoy vivir en la luz de Cristo, permite que El entre a tu vida y alumbre aquellas áreas que por tanto tiempo te han quitado tu libertad y transparencia. Recuerda que no depende de ti sino de la intimidad que estés dispuesto(a) a experimentar con tu Señor.

Esperanza contra esperanza

La esperanza puede ser definida como aquella virtud que nos hace creer que pasará lo que mejor, sin importar que la marea de problemas, preocupaciones o dificultades parezcan crecer sin darnos tregua ni respiro. Si tenemos esperanza seguiremos luchando, no nos rendiremos y mucho más si la misma está puesta en Dios. Tal vez hayas recibido una noticia con un pronóstico irreversible: una sentencia de divorcio, una carta de despido, un remate inminente, un diagnóstico médico con un desahucio, la muerte de un ser querido o cualquier otra noticia que hace que tu mundo empiece a desmoronarse. No importa la gravedad de la noticia o si tú fuiste quien causó ese desenlace o si fue alguien que hizo algo contra ti. No importa si la gente te culpa o te dice que desistas, Dios tiene la última palabra y aunque todo parezca estar en tu contra, mientras mantengas la mirada fija en tu Salvador, Él no te va a abandonar ni por un instante y ya tiene preparado un gran final para ti; es el especialista en imposibles. En Romanos 4:18 nos recuerdan el caso de un hombre que aún con todas las circunstancia en contra decidió creerle a Dios y su confianza no fue defraudada, por el contrario, el Señor lo consideró justo debido a su fe. “Aun cuando no había motivos para tener esperanza, Abraham siguió teniendo esperanza porque había creído en que llegaría a ser el padre de muchas naciones. Pues Dios le había dicho: «Esa será la cantidad de descendientes que tendrás»” Romanos 4:18 (NTV) No importa lo que estás atravesando, aún cuando no hay motivo alguno para tener esperanza, sigue creyendo. Dios ha prometido que no te dejará, no te va a abandonar; mantén firme tu fe y Dios obrará siempre a tu favor. Recuerda que tener fe no es vivir con todas las respuestas, la esperanza te permite tener la certeza de que Dios está en control de nuestras vidas y las circunstancias que atravesamos. Aún cuando el sentido común te diga que no hay nada más que hacer si pones tu esperanza en Dios podrás ver Su mano obrando a tu favor.

Parábola de los talentos

El jefe se va Alguien me dijo una vez que la verdadera prueba del carácter de una persona es la forma en que actúa cuando cree que nadie la está mirando. En esta extraordinaria parábola, Jesús nos da un vistazo de algunos de los misterios de la existencia humana. Con la expresión “reino de los cielos”, Jesús quiso decir: “Esta es la manera como Dios interactúa con las personas. Estas son sus prioridades y metas para nuestra vida. Así es como el rey reúne al pueblo en su reino”. El reino de los cielos “es como un hombre que, yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes” (Mateo 25:14). No se necesita ciencia espacial para darse cuenta de que el hombre rico de la parábola es Dios. Todos los creyentes en Cristo, perdonados y restaurados, ahora trabajan para él. Este primer versículo le presenta dos grandes retos al pecador que hay dentro de cada uno de nosotros. En primer lugar, todo lo que tenemos: el dinero, la familia, el empleo, las capacidades, la comunidad y, de manera especial nuestro más preciado tesoro, el evangelio de Cristo, es un don de Dios. Para nuestro ego es muy gratificante suponer que todo lo hemos ganado y construido por nosotros mismos, pero es muy saludable darle al Creador y Dador la alabanza por toda la riqueza que tenemos. El segundo desafío es recordar que "la ausencia" de Dios en nuestro mundo no es porque sea débil, indiferente, senil, o haya muerto. ¿La verdad? A él le produce una gran emoción confiarnos sus cosas, y luego dar deliberadamente un paso atrás en la sombra para observar y ver lo que hacemos con nuestra vida. Esta parábola nos enseña que hoy él está profundamente interesado en lo que hacemos

jueves, 4 de junio de 2015

El Zapatero


La historia cuenta que había un zapatero que no podía cubrir sus mínimas, necesidades con lo que ganaba en su trabajo.
Un día llego Jesús y le pidió que le arreglara sus sandalias, que estaban muy deterioradas. Jesús le dijo: te puedo dar lo que quieras si me las arreglas. El zapatero lo miró con desconfianza y le dijo: ¿Me puedes dar tú el millón de dólares que necesito para ser feliz?
Entonces Jesús le dijo: Te puedo dar 100 millones de dólares, pero a cambio tendrías que darme tus piernas.
El zapatero respondió: ¿De qué me sirven 100 millones si no tengo piernas? 
Pero Jesús insistió: Te puedo dar 500 millones de dólares, si me das tus brazos.
¿Pero Señor qué puedo hacer con 500 millones y sin brazos?, ni siquiera podría comer solo. 
El Señor le habló de nuevo y dijo: Te puedo dar 1.000 millones si me das tus ojos.
El zapatero, contestó: ¿Qué puedo hacer yo con tanto dinero si no podría ver a mis hijos, a mi esposa y las cosas bellas de este mundo?
Jesús con una dulce sonrisa le dijo: Tú dices que eres pobre, pero te he ofrecido ya 1.600 millones de dólares y los has rechazado. ¿No te das cuenta lo rico que eres?, que no cambiarías por todo el dinero del mundo las partes de tu cuerpo.
Es importante dejar de ver las riquezas que nos rodean y que no podemos obtener, y agradecer profundamente a Dios por nuestra salud y, sobre todo, por nuestra vida, que son las joyas más valiosas que podemos poseer.
“Él nos da esas riquezas que sólo podemos disfrutar si aceptamos que Él viva en nuestro corazón”.

Gloria al Rey porque ha sido Bueno en todo tiempo ...Bendiciones

Soluciones Mágicas


Hace poco veía una película animada con mi sobrina, donde la princesa y a la vez, protagonista, tenia malentendidos con su madre, sencillamente no se comprendían, tenían formas de ser muy diferentes y puntos de vista completamente opuestos. Cierto día la princesa se molesta con su madre y huye al bosque donde se topa con una anciana hechicera, quien le provee con un pastel encantado el cual quitaría los problemas de la inocente joven.
Esta escena me recordó a nuestras actitudes en muchas oportunidades. Tenemos un problema, una enfermedad o una dificultad y deseamos una solución mágica. Es más, en la mayoría de los casos cuando buscamos a Dios esperando una respuesta, damos por hecho que ésta será instantánea y que no exigirá nada de nuestra parte.
Pero la realidad es que Dios no es un Dios de pócimas o palabras mágicas. El es un Dios que obra con un propósito y que conoce lo que en realidad necesitamos. El sabe si el problema en nuestras vidas es la cuenta que tenemos que pagar o si en realidad la dificultad radica en que no sabemos administrar bien nuestro dinero. Dios nos conoce mejor que nosotros mismos y eso es algo que debemos aprender.
Cuando nos enfermamos y vamos donde el doctor, él nos sienta en la camilla, luego empieza a examinarnos, nos pide que abramos la boca, que respiremos profundo y exhalemos por la boca. Nosotros sencillamente seguimos las indicaciones del médico, entendemos que él puede identificar mejor que nosotros lo que en realidad padecemos y por ende darnos la solución perfecta.
Dios, puede examinar nuestro corazón, Él tiene la capacidad de ver lo que ningún hombre alcanza a analizar, solo Él conoce las intenciones más profundas del ser humano y desea tratar directamente con ellas y no con las cosas externas que reflejamos.
Permítele a Dios que examine tu corazón, no te presentes delante de Él, diciéndole qué es exactamente lo que necesitas y el remedio que te gustaría tomar y por cuanto tiempo, reconoce su grandeza y capacidad para ver y entender lo que tú no logras comprender. Hoy no ores por una respuesta mágica o una solución instantánea a tu dificultad o problema. Pídele a Dios que mire la raíz de éste y lo trate. Ora a Dios para que mire el fondo de tu corazón y te dé el diagnóstico perfecto.
“Examíname, Oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. Salmo 139:23-24


Solo Dios sabe cuánto pesa una Oración

Una mujer humildemente vestida, con un rostro que reflejaba sufrimiento y derrota, entró a una tienda. Se acercó al dueño y avergonzada, le preguntó si podía llevarse algunas cosas a fiadas. Con voz suave le explicó que su esposo estaba muy enfermo y que no podía trabajar; tenían siete niños y necesitaban comida.
El dueño, inflexible, le pidió que abandonara su tienda. Pero la mujer pensando en su familia continuó rogándole: ¡Por favor señor! Se lo pagaré tan pronto como pueda. El dueño se excusó diciendo que no podía darle crédito ya que no tenía una cuenta de crédito en su tienda.
Cerca del mostrador se encontraba un cliente que escuchó la conversación entre el dueño de la tienda y la mujer.
El cliente se acercó y le dijo al dueño de la tienda que él se haría cargo de lo que la mujer necesitara para su familia, pero éste no le hizo caso.
Se dirigió a la mujer y le preguntó: ¿Tiene usted una lista de compra? Si señor, respondió ella.
Está bien, ponga su lista en la balanza y lo que pese su lista, se lo daré yo en comestibles.
La mujer titubeó por un momento y cabizbaja, buscó en su cartera un pedazo de papel y escribió en él. Luego temerosa, puso el pedazo de papel en la balanza.
Al hacerlo la balanza bajó de golpe, como si hubiera puesto sobre ella una roca o un pedazo de hierro. Los ojos del dueño y cliente se llenaron de asombro. Tal como había dicho, el dueño comenzó a poner comestibles al otro lado de la balanza, pero ésta no se movía, así que continuó poniendo más y más comestibles, pero como la balanza nunca se igualaba, no aguantó más y agarró el pedazo de papel para ver si había algún truco.
El dueño miró el papel y lo leyó asombrado. No era una lista de compra, era una oración que decía:
"Querido Señor, tú conoces mis necesidades, dejo esta situación en tus manos".
El dueño de la tienda le dio a la mujer todos los comestibles que había reunido y se quedó en silencio, mientras la mujer abandonaba la tienda.

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Escoge la Vida


“Nadie puede escoger la forma en que llegó al mundo, pero si puede decidir como abandonarlo”.
Esta frase se la escuché hace algún tiempo a un reconocido humorista Colombiano, quien nos contaba la suma pobreza en la que se había levantado, el machismo que había presenciado en su hogar y el poco o nulo conocimiento de Dios al que había sido expuesto en su niñez.
Entre lágrimas y risas nuestro expositor nos detallaba las circunstancias poco favorables en las que había crecido, pero también exponía las decisiones que le habían llevado a cambiar el futuro, que muchos, incluso él mismo, pintaban oscuro.
En primer lugar y a pesar de sus influencias, un día decidió abrir su corazón a Dios, le pidió que entrara en su vida y que fuese su Señor. Más adelante, logró superar la raíz de machismo sembrada en su niñez y debido a su mucho esfuerzo y dedicación logró tener éxito en su carrera, dejando atrás su historia de pobreza y ruina. Si bien es cierto que él no había podido cambiar su pasado, si logró cambiar su futuro.
En muchas ocasiones culpamos a nuestros padres, pareja, hijos, sociedad e inclusive gobiernos por nuestras situaciones difíciles, por la falta de oportunidades o circunstancias actuales, y si bien es cierto que nuestro pasado puede influir de manera significativa en nuestro presente, también es certero que Dios nos da la oportunidad de cambiar nuestro futuro, no sólo el que disfrutaremos aquí en la tierra sino en la eternidad.
“Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia.” Deuteronomio 30:19
Cada persona tiene la oportunidad de escoger su propio destino. Toma las decisiones correctas, escoge la vida, decídete por Cristo y disfrutarás un futuro muy diferente al que te ofrecieron tus padres o al que vienes forjando tu mismo.
No podemos escoger cómo llegamos a este mundo pero sí la forma en que nos vamos de él.


La Misericordia de Dios


No hay ningún final en la compasión y misericordia de Dios. El que no escatimó ni a Su propio Hijo no tiene prisa para destruir a los desobedientes. Las Escrituras dicen que Dios no se goza de la muerte y ruina del impío. Dios ha hecho todo lo posible para hacer la Salvación disponible para todos los hombres. Él sólo pide que aceptemos Su provisión de Salvación. Él es lleno de Gracia para todo hombre y no rechazará a ninguno. Tampoco Su compasión y misericordia fallan al ser extendidas a nosotros después de que aceptamos la maravillosa provisión de Su Salvación. Él no se apresura a eliminarnos por nuestros errores, por nuestra ignorancia, ni por nuestra rebelión. Pero, después de exponerse a la maravilla de la paciencia y misericordia de Dios, también debemos reconocer que si caemos al aceptar y andar en la provisión ofrecida gratuitamente por El Señor en esta vida, enfrentaremos una eternidad fuera de Su presencia, en el lago de fuego. Su misericordia está extendida pero usted y yo debemos alcanzarla mediante la fe y recoger para nosotros el milagro de salvación en esta vida o enfrentar una eternidad de desesperación y miseria. Llámale hoy y experimenta por ti mismo las seguras misericordias del Señor.
Lamentaciones 3:22-23 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. (23) Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.