martes, 17 de mayo de 2016

Aclama A Tu Rey


“Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro. En tu nombre se alegrará todo el día, y en tu justicia será enaltecido. Porque tú eres la gloria de su potencia, y por tu buena voluntad acrecentarás nuestro poder. Porque Jehová es nuestro escudo, y nuestro rey es el Santo de Israel” (Salmo 89:15-18)

Aclamar, es dar voces de júbilo en honor a alguien, glorificar, ovacionar, loar, aplaudir, palmear, vitorear. Bienaventurado el pueblo que hace todo esto para Dios, que sabe reconocer cuál es la verdadera fuente de su poder, de su bendición y de su alegría. Bienaventurados aquellos que no creen que en la fuerza de su propio brazo sino en Dios que los fortalece.
Felices serán aquellos que no tienen puestas sus esperanzas en su trabajo, en su familia, en un amigo, sino en Dios. Su corazón agradecido les hará benditos y traerá a sus familias, posesiones y a todo lo que hacen, una gran prosperidad.
Todos los grandes hombres de fe, poderosos en obra y en palabra, que han dejado una huella imborrable por sus hazañas, al ser instrumentos en las manos de Dios para el cumplimiento de sus planes aquí en la tierra, han sido hombres y mujeres que han aprendido a alabar y a reconocer a Dios. Vivieron vidas bienaventuradas y aun, tuvieron riquezas, pero nunca hicieron de ellas el centro de su existencia. Esto también lo aprendí de un gran hombre a quien admiré pues me enseñó siempre a reconocer a Dios, a agradecerle por todo y a darle el primer lugar. ¡Qué hermosa semilla la que sembró en el corazón de su esposa y sus hijos! pues ahora, es así como vivimos y nos fortalecemos cada día para seguir adelante sin desfallecer.

Otro gran ejemplo en la Biblia fue Moisés, el gran libertador de Israel. Al culminar su misión, antes de ir al encuentro del Señor, compuso un hermoso cántico de acción de gracias a Dios por su fidelidad y su infinita bondad. A través de él, instaba a su pueblo a no olvidarse de Dios, de sus obras poderosas con que los había salvado, pues de lo contrario, ellos y sus hijos acarrearían enormes dolores y aflicciones. Por eso sus últimas palabras fueron: “Escuchad, cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca. Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba; porque el nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios. Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en Él; es justo y recto.” (Deuteronomio 32:1-4)

DIOS ES PROPICIO A NUESTRA ORACIÓN


“Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29: 12-13)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Deuteronomio 32:44-47; Lucas 12:32-34
Buscar a Dios, conocerlo, disfrutarlo como Padre, escuchar su voz, estar dispuestos a obedecerle, constituye la más alta garantía de que Él estará con nosotros, que nunca nos dejará, que saldrá por nosotros cada día. Esto fue lo que el rey David esperaba que aprendiera su hijo, quien le sucedería en el trono, dejándole con esta enseñanza la más grande herencia que podía entregarle antes de partir.
Le sería más preciosa que el oro y más útil que las buenas relaciones y la fama, y además, asegurarían su reinado en el trono de Jerusalén: “Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.” (1 Crónicas 28:9)
Hay un tema sobresaliente en esta enseñanza y es que la relación con Dios incluye corazón. Si no se le busca, se le sirve, o se le sigue, de corazón, el Señor no podrá tomar lugar en nuestra vida ni manifestarse como Él lo anhela; por tanto, no disfrutaremos de los innumerables beneficios que encierra la promesa:
“Y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”:
• Recibirá la sabiduría necesaria para vivir feliz
• Hallará la verdadera vida, la vida abundante, con sentido y propósito
• Tendrá la certeza de que no estará en oscuridad
• Habitará bajo el abrigo del Altísimo y contará con su permanente protección
• Aceptará totalmente su dirección y esto le garantizará la completa provisión
• Aprenderá a tenerlo como cabeza de su familia y esto le asegurará la restauración y la sanidad para su casa.
Hay muchos tesoros guardados en el corazón, pues es donde suele reservarse lo más importante, lo mejor.
Le invito a orar pidiendo perdón a Dios si no le ha dado el primer lugar.

Luego decida hacer de Dios el tesoro de su vida, su mayor riqueza, su más grande posesión. “Venda” todo lo que tiene y “compre” este tesoro, cuídelo y jamás lo pierda.

La Voz Que Debemos Escuchar


“El que menosprecia el precepto perecerá por ello; mas el que teme el mandamiento será recompensado” (Proverbios 13:13)

Dios nos creó, nos conoce y nos ama. No puede haber alguien más confiable que Él. Entonces, sólo tiene sentido escuchar sus instrucciones y hacer lo que Él dice. La Biblia es la Palabra infalible para nosotros y nos da las claves de cómo caminar tomados de su mano y bajo su protección; Él nos da una bitácora de vuelo para que no nos estrellemos sino que, por el contrario, lleguemos sin percances a nuestro destino, ya definido por Dios, como una vida abundante.
Los mandamientos estipulados por Dios en la Biblia no son otra cosa distinta que la manifestación de su amor para con nosotros. El plan de Dios desde la misma creación del mundo fue el de darnos una vida plena y realizada. La única condición era que le obedeciéramos, pero lamentablemente nuestro corazón se endureció a tal punto que nos resultó imposible discernir la voz de Dios, y terminamos menospreciando nuestra propia bendición. Cuando tomamos decisiones en nuestra propia alma (intelecto, emociones y voluntad), y no por las instrucciones dadas por Dios en su Palabra, nuestra vida pierde el rumbo y definitivamente iremos directo al fracaso.
Pero, si no escuchamos la voz de Dios, ¿Qué otra voz podemos estar escuchando? Por un lado, podemos escuchar nuestra propia voz, la cual resalta siempre nuestra propia importancia y nos hace creer que siempre tenemos la verdad, haciéndonos sordos a la voz de Dios. Esto nos impide reconocer que no lo sabemos todo y nos inhabilita para seguir instrucciones.
Pero también hay voces externas, del mundo, que nos separan diametralmente de Dios, que seducen nuestra mente con ideas aparentemente inofensivas, donde todo está permitido, llevándonos al relajamiento de las buenas costumbres y a la búsqueda de lo temporal.

Querido amigo, reciba este consejo y nunca lo olvide: Sólo hay una voz confiable y es la de Dios. ¡Escúchela!

Los Pensamientos De Dios


“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11)

Son muchas las personas que al observar el panorama actual se desaniman y piensan que ya no hay solución para los interminables problemas que agobian al mundo de hoy. Sin embargo, la Biblia está llena de preciosas declaraciones de parte de Dios que expresan su deseo de que el hombre disfrute de la felicidad, el bien y la prosperidad. Sólo basta acercarse con confianza a Dios, apropiarse por fe de sus inquebrantables promesas, y entonces, una extraordinaria seguridad invadirá su corazón, y sus vidas serán llenas de alegría y esperanza.
La esperanza siempre ha sido estudiada por científicos del comportamiento humano, como un poder especial que acompaña al hombre y que surge en medio de las más fuertes adversidades, de los más profundos sufrimientos, de las más grandes carencias y desesperanzadoras circunstancias. Permanece en el corazón humano aun cuando todo lo demás se haya perdido. Le da fuerzas al hombre para seguir luchando, para seguir viviendo, aun cuando todo parece acabar. ¡Dios ha puesto en el corazón humano la esperanza! Es un don divino que hace que el ser humano se vuelva hacia su Creador y Diseñador, para que encuentre en Él todo lo que necesita para ser feliz.

La esperanza, aunque puede estar dirigida a muchas cosas y personas, de las que podemos esperar algo bueno para nuestras vidas, no está hecha exactamente para ser dirigida a alguien distinto a Dios. La esperanza en Dios no avergüenza. Le invito a que se acerque a conocer a Dios y espere en su bondad, en su misericordia y en su amor. Descubrirá los mejores planes para su vida, los pensamientos más altos, los deseos más perfectos. Disfrutará la paz y lo que siempre ha anhelado, lo tendrá, porque “Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido…” (Salmo 25:3) “He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Salmo 33:18).

lunes, 16 de mayo de 2016

Quiero ser...


Muchas veces no sabemos lo que queremos ser ni quienes somos, no le encontramos sentido a nuestras vidas y nos pasamos el tiempo tratando de ser aquello que vemos en los demás y la imposibilidad de alcanzarlo solamente nos desanima.
Cuenta una historia que había una vez, en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.
Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era.
Todos los demás habitantes del jardín procuraban darle sus mejores consejos. "Lo que te falta es concentración", le decía el manzano, "si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ve que fácil es?"
- No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y ¿Ves que bellas son?
Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín un búho y al ver la desesperación del árbol, exclamó: - No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tú mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior. Y dicho esto, el búho desapareció.
- ¿Ser yo mismo? ¿Conocerme?, se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin escuchó una voz diciéndole: - Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión "Cúmplela".
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.
Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.
Como el roble de esta historia, muchas veces nos basamos en lo que los demás son, en estrellas o personajes importantes, seguimos sus vidas por la televisión o el internet y queremos ser como ellos, estamos tan afanados buscando cuál es nuestra misión y viendo las frustraciones que tenemos que olvidamos preguntarle a Dios qué quiere de nosotros y cuál es nuestra misión en la tierra.
Nunca seremos felices mientras no sepamos qué es lo que Dios busca y quiere en nuestras vidas. El día que comprendamos y empecemos a ser aquello que Él quiere que seamos, el momento en el que comprendamos que la voluntad de Dios es lo mejor para nuestras vidas, podremos experimentar la verdadera felicidad.
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Jeremías 29:11

No importa lo que los demás opinen de ti, lo que Dios piensa de ti y los planes que tiene para tu vida es lo que realmente cuenta.

La bendición de ser un pacificador


“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9)

Una de las características más hermosas de aquellos que han tenido un encuentro personal con Jesucristo, y le temen, le respetan, le aman y le sirven, es que desarrollan un espíritu perdonador.
La experiencia de recibir a Jesucristo nos transforma en nuevas personas, hijos de Dios. Él nos comunica su Espíritu y, por tanto, es renovado dentro de nosotros un espíritu recto capaz de amar a pesar de los errores y las equivocaciones, y capaz de perdonar, pues cree siempre y da una nueva oportunidad.
Pero, ¿Cuántas veces hemos hecho la oración del Padre nuestro, repitiendo en múltiples oportunidades la frase: “y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, sin asegurarnos de haber sido inundados con el único amor capaz de perdonar y olvidar la ofensa, como lo es el amor de Jesús?
Recordemos la extraordinaria declaración que pronunció frente a sus verdugos: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Él es el mayor ejemplo de amor, de perdón y de reconciliación y, por eso, el primer paso para volvernos pacificadores y ser llamados hijos de Dios, es volvernos a Jesucristo, reconociéndolo y recibiéndolo en nuestro corazón como Señor y Salvador personal.
La presencia de Jesucristo en nuestro corazón nos permite desarrollar un espíritu perdonador que nos lleva a asumir un estilo de vida que se caracteriza por:
• Libertad del resentimiento. Dios quiere que seamos libres de odios, amarguras y resentimientos que contaminan nuestra vida e impiden nuestra comunión con Él. Así que siempre nos pide reconciliarnos con el prójimo antes de presentarnos ante Él, como una condición imprescindible para escucharnos
• Colaboración con los propósitos de Dios. Entendamos que la ofensa del otro me revela su necesidad. Estamos llamados a amar aun a los que nos ofenden, y con la ayuda de Dios, ayudarles a suplir esa necesidad.

Dios ya nos perdonó. Si Él lo ha hecho, ¿Cómo no hacerlo nosotros?

Edad de Oro


“En los ancianos está la ciencia, y en la larga edad la inteligencia. Con Dios está la sabiduría y el poder; suyo es el consejo y la inteligencia” (Job 12:12-13)

Para el común de la gente llegar a la etapa de la vejez resulta algo desesperanzador, pero no tanto porque teman enfrentar los cambios biológicos de sus células, sino por la influencia de una cultura que rinde culto a la belleza física, a la juventud, a lo material y pasajero de la vida, pero que no reconoce la importancia de los valores espirituales, la sabiduría y la riqueza integral que las personas adquieren con los años.
¡Qué interesante conocer lo que opina el Autor de la Vida! Dejemos que el eco de la dulce voz de Jesús nos recuerde una de sus más preciosas enseñanzas: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:24-27).
Cuando un hombre o una mujer hacen de Dios el centro de su vida, pueden resistir con altura y dignidad cualquier circunstancia, por difícil que sea; esto les permite vivir con excelencia, trabajando con ahínco y tesón, y esforzándose, con las fuerzas de Dios, por la misma solicitud hasta el final. No temen al paso del tiempo, no se sienten inseguros ni se desaniman ante los surcos de su cara o los hilos de plata en su cabello. Esto les llevará a disfrutar esta etapa a plenitud, considerándola una hermosa oportunidad para afianzar su relación con Dios, profundizar en el conocimiento y la obediencia a su Palabra, mientras Él les va transformando cada día más. De esta manera se convierten en esas personas virtuosas que ganan el amor, aprecio, confianza y reconocimiento de la familia y de la sociedad, pues se convierten en sabios consejeros, verdaderos líderes que conducirán a otros a la felicidad, la armonía y la paz, tal como lo declaró desde hace mucho tiempo el sabio Salomón “La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez.” (Proverbios 20:29)

EL OPORTUNO CONSEJO DE DIOS

“Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia. A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido”


(Salmo 16:7-8) 


¿Se imagina usted cómo puede vivir un ser humano cuando tiene la profunda convicción de que Dios camina a su lado, le cuida en todo momento, le llena con su sabiduría y poder, le muestra el camino correcto para no fallar, y aun, le enseña mientras duerme? El rey David disfrutaba de esta envidiable confianza porque había cultivado una íntima relación con Dios, en la que él participaba como hijo amoroso y obediente. El resultado era que no había nada verdaderamente que pudiera perturbar, inquietar o mucho menos abatir su corazón.Aunque no tuviera el ejército más numeroso y bien dotado, el Dios que caminaba con él a su mano derecha, era más fuerte y poderoso que todos. Aunque no conociera los motivos o las intenciones de sus colaboradores o los planes de sus enemigos, el Dios que estaba a su diestra sabía todas las cosas, hasta lo profundo del corazón del hombre y aun, lo que está por venir. Aunque no fuera perfecto, si permanecía al lado de su Papá Dios, Él lo guardaría hasta de sí mismo, hasta de su propio corazón cuando tratara de engañarle. Todos tenemos el privilegio de acudir a Dios, a través de la fe en Jesucristo, en calidad de hijos suyos, y recibir la dirección que nos conduce a la conquista de nuestra vida, de nuestra familia y aun, de la sociedad. Él nos da todas las estrategias para una vida próspera y feliz. Sin embargo, es necesario aclarar que se requiere un corazón lleno de fe, una actitud humilde y el deseo ferviente de seguir su consejo, pues de lo contrario, sus sabias enseñanzas pierden su efectividad en la aplicación personal. 

jueves, 12 de mayo de 2016

EL QUE PIENSA EN EL POBRE


“Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová. Jehová lo guardará, y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos. Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; mullirás toda su cama en su enfermedad” (Salmo 41: 1-3)

¿Ha pensado usted a cuántos hombres y mujeres ha impedido el egoísmo disfrutar de una promesa tan maravillosa? Que no le suceda a usted, que se vaya a perder de esta recompensa tan grande como es vivir una calidad de vida aquí en la tierra, próspera y abundante, contando con la bendición y el favor de Dios, siendo guardados, cuidados y aún consolados por Él en los momentos de adversidad.
Recuerdo una famosa historia que nos enseña acerca de las riquezas que atesoramos cuando pensamos en los más necesitados y desfavorecidos. Este era un muchacho pobre que vendía mercancías puerta a puerta para pagar la escuela, y un día encontró que sólo le quedaba una simple monedita de diez centavos y tenía hambre.
Decidió que pediría comida en la siguiente casa; sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer le abrió la puerta, en lugar de comida le pidió agua. Ella pensó que el joven parecía hambriento, así que trajo un gran vaso de leche. Él la bebió y le preguntó cuánto le debía. “No me debes nada”, contestó ella. Desde luego el joven se fue entonces muy feliz.
Años después esta mujer enfermó gravemente, los doctores locales estaban confundidos y finalmente la enviaron a un especialista para estudiar su rara enfermedad. Cuando él la vio, la reconoció al instante y desde allí puso todo su interés en su vida. Después de una larga lucha se ganó la batalla a la enfermedad con la valiosa ayuda del especialista. Cuando fueron a enviar la factura total de gastos a la joven mujer, el doctor pidió que él mismo la firmaría y colocó algo al borde de la hoja; ella temía abrirla porque sabía que tomaría el resto de su vida para pagar todos los gastos, pero finalmente la abrió y leyó al final de la cuenta “pagado por completo hace ya muchos años con un vaso de leche”....lágrimas de alegría inundaron sus ojos y su feliz corazón oró así: “Gracias Dios porque tu amor se ha manifestado en las manos y en los corazones humanos”

Ahora, le invito a que usted vaya y haga lo mismo. Comience a ahorrar en el banco de Dios todos los actos de amor y de bondad, especialmente hacia los más pobres y desprotegidos. ¡Nunca faltará nada a usted y a su familia!

Proclamando buenas nuevas


“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18-19)

Uno de los resultados esperados cuando experimentamos salud integral, es decir, en el espíritu, alma y cuerpo, fruto del tratamiento de Dios en nuestra vida, es que asumimos un compromiso social. Es innegable que Jesús fue un líder que se interesó por los problemas de su entorno; no sólo de su entorno inmediato como la Galilea en donde se había levantado, sino que su enseñanza y obra tuvo que ver con los problemas de la capital de su país, Jerusalén, pero también de toda Israel y el mundo. Él amó a la humanidad, sintió compasión por ella y se comprometió por completo, hasta dar su vida, dándonos ejemplo de lo que debemos hacer nosotros, los que nos identificamos con Cristo, a través de la fe y recibiendo su mismo Espíritu.
El conocimiento de Dios produce hombres y mujeres transformados desde su interior que como resultado, cambian las costumbres de las familias, la sociedad civil, las instituciones y la cultura política de un pueblo, y por ende, producen transformación en los sectores públicos y privados, administrativos y gubernamentales.
Sean cuales sean las circunstancias particulares que caracterizan nuestra vida, estamos llamados a aportar a la transformación de nuestro país, fruto de conocer a Dios, empezando por un cambio personal y haciendo un compromiso con el entorno social donde Dios nos ha puesto.

La palabra de Dios en toda su extensión, manifiesta que el ser humano no es una isla, sino un ser que tiene trascendencia sobre otros seres y sobre la naturaleza misma. De ahí que la vida cristiana no puede convertirse en un refugio contra la maldad, sino en comprender que con Dios tenemos el poder y la fuerza para cambiar las circunstancias, para enfrentarnos al compromiso de llevar a otros a vivir una genuina reconciliación con Dios y con al ámbito social en el cual están inmersos.

La historia de JESUS

En Quimica, el convirtio el agua en vino; (Jn 2 - 1, 11)
En biologia, nacio sin concepcion normal. ( Mt. 1 - 18; 25)
En fisica, le llevó la contraria a la ley de la gravedad, cuando camino sobre las aguas y subio a los cielos (Mc 6 - 49; 51)
En economia, El refuto la ley de las matemáticas al alimentar 5000 personas con tan solamente cinco panes y dos peces; haciendo sobrar doce cestas llenas y un pueblo completamente saciados. ( Mt 14 - 17, 21)
En medicina, curo a los enfermos y los ciegos sin administrar ninguna dosis de medicamento. (Mt 9 - 19,22 y Jn 9 - 1, 15)

La historia de JESUS es contada antes de EL y despues de EL, EL es el PRINCIPIO y el FIN. El fue llamado MARAVILLOSO CONSEJERO, y PRINCIPE DE PAZ y el REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES ( Isaias 9, 6).
La biblia dice que nadie llega al Padre si no es por EL,; EL es el unico camino. ( Jn 14, 6) Entonces...... Quien es El?.
El es JESUS!!!! el unigenito Hijo de DIOS....... EL mayor hombre de la historia :
" JESUS " EL no tenia siervos y todos lo llamaban Señor. No tenia ningun grado de estudio y todos lo llamaban Maestro. No tenia medicamentos, mas era llamado de medicos de medicos. El no tenia ejercitos, mas los reyes le temian. El no gano batallas militares pero El conquisto el mundo. El no cometio ningun delito, pero fue crucificado. Fue enterrado en una tumba pero ahora El VIVE.
Me siento honrado en servir a este gran lider que nos Ama. Este mensaje hará bien a otras personas....
La Fe viene por el oir la palabra de Dios

Comparta con todos los grupos de los que hace parte y personas que conozca y asi evangelizamos y llevamos el mensaje de CRISTO. DIOS TE BENDIGA...Que tengas un lindo día.....

Perseverando en oir y obedecer

 “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace” (Santiago 1:25)

Dios ha dispuesto que a través del ejercicio orientado y juicioso de la voluntad, el hombre pueda alcanzar absolutamente todo lo mejor y más excelente que Él ha puesto a su disposición. Él nunca nos dará nada fácil, pues es un Padre y también nos forma como a hijos.
Todos sabemos que a un hijo al que se le da todo y de una manera fácil, se le malcría y se le echa a perder. Se vuelve orgulloso, insensible y caprichoso. No es capaz de valorar las riquezas que posee y con mucha frecuencia desperdicia las múltiples oportunidades que le dan. Cosecha grandes frustraciones y fracasos y termina echándole la culpa de sus desaciertos, a todos los demás. Por el contrario, cuando el hombre tiene que luchar y sacrificarse por algo, dando lo mejor de sí mismo y entregando su mejor esfuerzo, es capaz de valorar, apreciar y cuidar aquello que ha conseguido. El ejercicio de la perseverancia levanta hombres y mujeres victoriosos, con un carácter firme, maduro y responsable.
Sin embargo, es necesario aclarar que una persona puede insistir en algo inconveniente para sí mismo o para los demás, y en este caso, ya no estaríamos hablando de un triunfador sino de un necio. Es necesario que reconozcamos nuestra incapacidad para identificar lo que nos conviene o no, y que sin importar nuestra edad, estemos dispuestos a reconocer que el precepto que viene de Dios es bueno, es puro, es perfecto; sus mandamientos limpian nuestro camino, su ley nos conduce a toda libertad.

Debemos insistir entonces y ser absolutamente perseverantes en oír atentamente la palabra de Dios. Busquémosla como al oro, anhelémosla como a la plata, procurémosla como a las piedras preciosas. ¿Y luego? Hagamos tal como hemos escuchado, al pie de la letra y con prontitud. El resultado será magnífico, pues la promesa dice que seremos bienaventurados, veremos a Dios actuando por nosotros, dándonos lo excelente.