viernes, 17 de junio de 2016

La Prisión


Dos hombres habían compartido una condena injusta durante largo tiempo. En la prisión recibieron todo tipo de maltratos y humillaciones.
Una vez libres, volvieron a verse años después. Uno de ellos preguntó al otro:
- ¿Alguna vez te acuerdas de los carceleros?
- No, gracias a Dios ya lo olvidé todo – contestó- ¿Y tú?
- Yo continúo odiándolos con todas mis fuerzas – respondió el otro
Su amigo lo miró unos instantes, luego dijo: Lo siento por ti. Si eso es así, significa que aún te tienen preso.
Muchas veces pasamos por situaciones en nuestra vida que han sido dolorosas, pueden haber sido muy largas o breves pero nos dejaron marcados.
Sin importar lo que haya sido, hay ocasiones que, como el prisionero, aunque ya pasó ese momento de dolor, esa prueba, nos mantenemos dentro de esa prisión. Aparentemente somos libres pero el recuerdo nos mantiene prisioneros y no nos permite disfrutar de la libertad que nos ha sido dada.
Tal vez hay gente a la que no has podido perdonar o posiblemente no has podido perdonarte por algo que hiciste y aún ahora, aunque ha pasado mucho tiempo, el recuerdo de aquellos momentos te llena de odio, de tristeza, de rabia o impotencia.
Sin importar lo que haya pasado, te animo a perdonar y seguir adelante. Recuerda lo que Pablo les dijo a los Filipenses:
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” Filipenses 3:12 -14

No te detengas, sigue adelante. Que los recuerdos no te impidan seguir. Si ya pediste perdón por algo que hiciste y perdonaste a quien te hirió, sigue adelante. Que el recuerdo de esos momentos no te traigan dolor, sino que te animen a seguir sabiendo de dónde te sacó Dios y recordando que tiene un propósito especial para tu vida.

El carácter mas excelente

“Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran” (Romanos 12:14)

La tolerancia es un tema de mucha actualidad, pues nunca como hoy por falta de ésta, se está fomentando la violencia, la discriminación y la injusticia. La Tolerancia es una virtud que los cristianos debemos poner en práctica. Tolerar es mirar a los demás con amor, comprensión, paciencia y respeto, es esperar lo mejor dando lo mejor de nosotros mismos.
Cuando somos intolerantes con la personas, se va a crear un ambiente en las relaciones bastante tenso y vamos a expresar con palabras, gestos y acciones fuertes, lo que nos desagrada sin medir las consecuencias de lo que va a suceder
Para desarrollar tolerancia, se requiere que el carácter de Cristo, sea formado en nosotros. En la medida en que entregamos nuestra vida a Cristo somos transformados por él a través de la renovación de nuestro entendimiento. Transformar, significa “cambiar de forma”, de tal manera que nuestro carácter cada vez se parezca más al de Cristo. Esta transformación se da desde el interior de nuestro corazón y se manifiesta en nuestra forma de ser y de actuar, sobre todo en nuestras relaciones interpersonales.
Nuestro gran modelo de amor y tolerancia es el Señor Jesucristo. La gente lo seguía porque encontraban en Él aceptación, aprobación y aprecio (amor). Estos tres elementos le llevaron a ser un hombre modelo, molde y ejemplo en relaciones interpersonales. En los evangelios encontramos cómo él se relacionó con todo tipo de personas sin importar su raza, origen o condición.
En una ocasión abordó a una mujer Samaritana. Los Samaritanos eran rechazados por los judíos pues los consideraban de raza impura o inferior. Hablar con una samaritana era degradante, pero Jesús lo hizo. En otra ocasión se detuvo a hablar con un publicano, llamado Leví o Mateo. La profesión de publicano era aborrecida por los judíos, pues eran cobradores de impuestos en nombre del Imperio Romano, y continuamente abusaban y estafaban a la gente.

La Biblia tiene muchos ejemplos que nos muestran que Jesús vino a manifestar el amor de Dios a todo tipo de personas, y es precisamente conocer y experimentar su amor lo que nos capacita para amar y tolerar a las personas con las que compartimos.

Me duele esta espera...



“…Una vez, estaba pasando una tremenda crisis, producto de la falta de trabajo y el Pastor me dijo: "hay que esperar" y esa frase me chocó de una manera que no tienen idea, pero hoy entiendo que las cosas no se iban a resolver en mi tiempo, sino cuando fuese la soberana voluntad de Dios.

Para el que sabe esperar, la recompensa llegará paradójicamente, justo cuando menos lo espera...” Un amigo compartió conmigo estas palabras, creo que a todos nos cuesta entender, que hay situaciones en las que lo único que queda es “esperar” ¿Te ha pasado? Esperar por un trabajo, o estar esperando que Dios te sane a ti o a un ser querido. O quizás tu espera es obtener un título profesional, después de tanto esfuerzo, o bien aguardas el día en que ese familiar tan duro de corazón, finalmente pueda creer en Jesús. El mundo dice: "El que espera desespera", pero que dice la Palabra de Dios al respecto: Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes. Salmos 27:13 Si estas en esta posición, a punto de desmayar, quiero animarte nuevamente a creer. La Paciencia, es la capacidad de esperar y soportar los sufrimientos, sabiendo que existe una esperanza, ¿Sabías que José atravesó trece años de injusticias, antes que todo el reino le fuera entregado en sus manos? El aprendió a esperar, porque sabía que necesitaba estar en la perfecta voluntad de Dios a pesar de todo. “Porque ustedes tienen necesidad de paciencia (perseverancia), para que cuando hayan hecho la voluntad de Dios, obtengan la promesa.” Hebreos 10:36 (NVH) No cometas el error de pensar que esperar es no hacer nada, nosotros esperamos “haciendo la voluntad de Dios” orando, y obedeciendo su palabra, sirviéndole, aunque la situación sea difícil, recuerda que Dios tiene una promesa para ti y debes esperar de la manera que Dios te pide, para que lo recibas, ¡Porque Dios no es indiferente a tu necesidad, ni ha dejado de pensar en ti! Aunque muchas veces la respuesta “Espera” es la que más cuesta aceptar, siempre será la mejor si viene de Dios. Si tienes ganas de gritar: Me duele esta espera! Me es tan difícil creer! Hazlo! Hoy Dios te dice: “La fe que te pido es que creas que estoy a tu lado, que te amo, que soy tu amigo, que quiero enjuagar tus lagrimas, entiende que necesitas aprender que es esperar con Fe” Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. Salmos 40:1-3

¡Levántate! La respuesta llegará cuando menos lo esperas.

Chequeo médico.


Fui a la clínica del Señor Jesús para hacerme un chequeo de rutina. Yo me sentía bien, pero para mi sorpresa, me diagnosticó algunos problemas de salud espiritual. Cuando Jesús me tomó la presión, vio que estaba bajo de ternura. Al tomarme la temperatura, el termómetro registró 40º de ansiedad. Me hizo un electrocardiograma y me dijo que necesitaría hacerme un by pass de amor, porque mis arterias estaban bloqueadas de soledad y no abastecían mi corazón vacío. Pasó a revisarme las piernas y los brazos, ya que no podía caminar al lado de mi hermano y tampoco podía dar un abrazo fraternal porque me había hecho daño al tropezar con la envidia. También me encontró miopía porque no podía ver más allá de las cosas negativas de mi prójimo. Cuando le dije que no podía oír bien, Jesús me diagnosticó que el problema era que había dejado de escuchar su voz cada día. Por todo esto, Jesús me dio las siguientes instrucciones: Al levantarme, en ayunas, beber un vaso de agradecimiento… Antes de llegar al trabajo, tomar una cucharada de paciencia… Cada hora, ingerir un comprimido de humildad y unas gotas de mansedumbre… Al llegar a casa, inyectarme una dosis de amor… Y antes de acostarme, tomar dos cápsulas de arrepentimiento para limpiar mi conciencia… “No te deprimas ni te desalientes, ante lo que estás viviendo hoy. Dios sabe perfectamente cómo te sientes, sigue su voluntad y sus propósitos y tendrás un corazón lleno de gozo" ¿Disfrutaste la lectura?

miércoles, 15 de junio de 2016

VIVIR LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO


”Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras” Romanos 8:26



Por medio de su poder somos fortalecidos, ayudados, alentados, y llevados por el camino de la victoria; por eso cobra sentido aquello que las pruebas fortalecen el carácter, y nos llevan a esforzarnos para triunfar; así como a conocer más el poder de Dios; de la misma manera somos consolados con su compañía.
La vida de los hijos de Dios tiene que ser guiada cada día por nuestro formador y verdadero Padre y quien nos socorre es el Espíritu Santo, quien nos ofrece ayuda sobre la marcha, es decir, su eterna compañía, la cual nos genera gran seguridad y confianza, porque sabemos que solo su amor y poder hace cosas a nuestra favor mucho más abundante de lo que le pedimos.
La bendición de Dios radica en la seguridad de que le pertenecemos, que somos su especial tesoro, que estamos esculpidos en la palma de su mano; en fin, tener la certeza que él nos escogió como su heredad. Además de esta escogencia saber que él se goza con ser nuestro Padre.
Por tanto conocer esto, es motivo suficiente para que experimentemos hoy la más suprema satisfacción y realización personal. El vivir y experimentar un claro sentido de “a quien” le pertenecemos, de que somos elegidos por él y para él, nos da una incomparable seguridad de protección y bendición porque nuestra vida descansa en las mejores manos, en las manos de nuestro Padre Celestial.
Pero ¿Cómo podemos estar seguros de esto? Esa seguridad solo viene a través de su Santo Espíritu; nuestra fe debe estar cimentada en su palabra, y ella nos ratifica esta verdad (Romanos 8:14-16)
Seguros de esto, es que podemos considerar toda la riqueza espiritual que tenemos, puesto que al poseer el más hermoso de los regalos, como es el Espíritu Santo de Dios, también tenemos por medio de él, lo que la palabra de Dios denomina el fruto del Espíritu.
Cuando conocemos acerca de esto, nos damos cuenta cuán importante y valioso es aprovechar esta dádiva. Es así, como en el corazón de nuestro buen Padre está el que usted y todos vivamos una vida de victoria y realización. Tome la decisión de caminar con él.


Aliéntese tu Corazón




“Maravilloso Jesús, quiero agradecerte por liberarme de ese lugar oscuro en tinieblas, donde estaba preso. Gracias porque experimento libertad y puedo ver tu luz, ahora entiendo quién soy y cual es mi propósito en la vida. Que tu Santo Espíritu siempre me guíe por el camino que has trazado para mí, Amén”.

Como seres humanos somos buenos cuando se trata de hacer, de buscar soluciones y resolver. Nos enseñaron que nuestro futuro está en nuestras manos y que lo que ocurra con este dependerá simple y llanamente de lo mucho o poco que trabajemos por las metas y sueños propuestos. Sin embargo, no parecemos estar igual de preparados para cuando las cosas, a pesar de nuestro esfuerzo no salen bien, cuando las circunstancias se salen de nuestras manos y no importa lo duro que luchemos, sencillamente no podemos alcanzar aquellas cosas con las que soñamos o mejor esas promesas que Dios nos regaló en su palabra. Es allí entonces cuando el Salmo 27:14 nos da una idea de cómo manejar estas situaciones.
Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová. Salmo 27:14
En esta ecuación parece que el orden de los factores es definitivamente importante. Primero debemos aguardar a Jehová, es decir buscar su voluntad, pedir su guía y esperar a que nuestro Padre Celestial; conocedor de todas las cosas, no solo de tus capacidades sino de tu pasado y futuro; te muestre los planes que tiene para tu vida, así que antes de gastar cantidad de energía en cosas que no darán resultado, busca la asesoría y dirección de tu creador. 
Luego viene la parte en la que somos expertos, una vez conoces los planes de Dios para tu vida, entonces esfuérzate, se valiente, no te canses, no te rindas, trabaja, y cuando llegue ese momento en que no ves los resultados que esperabas, cuando las cosas no salen como tu deseabas y parece que Dios se equivocó en lo que te dijo, no le permitas al desanimo llegar a tu vida, antes dice el salmo que te alientes, que no desmayes, que no desfallezcas, recuerda que con Dios no vivimos por lo que vemos, sino por lo que sabemos y tu certeza debe ser que Dios va delante de ti, que Él es quien abre o cierra puertas y que los resultados dependerán siempre de la soberanía de Dios. Debemos aprender a hacer nuestra parte y confiar en que Dios hará la suya, como lo hizo Abraham quien vivió esperando esa promesa de que sería padre y confió aunque su cuerpo estaba casi muerto y su esposa era estéril.

Rom 4:20 “Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido.” (NVI).

Por lo tanto el último punto es descansar, confiar y esperar, este es el mejor momento para Dios mostrarte que es soberano, y poderoso para responder a tu esfuerzo y oraciones y a la vez es tu mayor oportunidad para demostrarle a Dios que no confías en tus fuerzas ni en tus capacidades sino en su señorío, promesas y amor hacia a ti.

Por lo tanto consérvate fiel a tus tareas y a Dios, espera en el Señor con Fe, oración y humilde sujeción a su voluntad. Llénate de valor y coraje. Confía en Dios, conserva tu ánimo aun en medio de dificultades y peligros, permítele a tu corazón reposar en Dios, y no dejes que nada te mueva. Aquellos que esperan en Dios tienen motivos para estar confiados a pesar de las circunstancias.
Isaías 26:3, “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”.

Dependiendo De La Fuente






“Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia”. (Isaías 26:9)



Aprendamos hoy el secreto de los vencedores; de aquéllos que saben acudir cada mañana a la Fuente que les da vida y paz, sabiduría y poder: Es pagar un pequeño precio (madrugar) para un enorme beneficio: para encontrarnos con Dios, y conocer sus caminos de justicia y verdad.

Cuando reconocemos que nuestra vida la debemos a Dios, que minuto a minuto él mantiene la unción de Su Santo Espíritu en nosotros, entonces, declararemos como el profeta Isaías: «Madrugaré a buscarte», porque seremos conscientes de que nos debemos a Él, que nuestra vida es suya, que nada somos y nada podemos hacer sin su ayuda.

También el rey David expresa: «Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre. Cada día te bendeciré...» (Salmo 145:1-2). Este poderoso rey fue consciente de que su vida dependía del Señor, y que a él debía el esplendor de su reino. Por esto, se dispuso a buscar a Dios cada día de su vida.

Como hijos de Dios, debemos estar plenamente conscientes de la gran necesidad, que es estar conectados a la Fuente; cada día hallaremos más deleite y complacencia en Dios, porque en él encontramos vida, paz, gozo, abundancia, bienestar, felicidad, seguridad y verdad.

Los tiempos a solas con Dios son efectivos cuando nos disponemos a hablarle por medio de la oración y a que Él nos hable a través de su palabra. A lo largo de más de 40 años de vida cristiana, he descubierto por mi propia experiencia, y también lo he enseñado a otros, que estar en la presencia de Dios es la verdadera fuente de fortaleza para enfrentar la vida.


En este día, lleguemos a Él con actitud de agradecimiento por mantener el alimento de vida en nosotros. Deleitémonos en Dios y alegrémonos en su presencia. Al recordar la exclamación del Salmista, digámosle que cada día de nuestra vida deseamos estar a su lado, para bendecirlo y experimentar que Él es suficiente para nosotros.

¿Eres Lo Que Se Espera?


Con gran sorpresa, observamos como aumenta cada día, el porcentaje de personas desaparecidas, en especial mujeres adolescentes, ya sea por "trata de blancas" o el tráfico de personas. Creo que todos estamos preocupados por esta situación, y necesitamos el apoyo de la sociedad en su conjunto para resolver este tema. Sin embargo, hace poco, hubo un caso en el que dos adolescentes fueron rescatadas y para sorpresa de muchos, declararon que había autoridades involucradas en estos hechos.

Si esperamos que todos apoyen para poner un alto a este problema ¿Cuánto más esperamos que nuestras autoridades ataquen el problema y no estén involucrados? ¿Acaso no te desilusiona recibir estas noticias? Así como es decepcionante escuchar esto, ¿te has puesto a pensar que también nosotros, como hijos de Dios, podríamos decepcionar con nuestra conducta a nuestro amado Padre?

“Ahora cantaré para aquél a quien amo un canto acerca de su viña.
Mi amado tenía una viña en una colina rica y fértil. Aró la tierra, le quitó las piedras y sembró en ella las mejores vides. En medio de su viña construyó una torre de vigilancia y talló un lagar en las rocas cercanas. Luego esperó una cosecha de uvas dulces, pero las uvas que crecieron eran amargas. Ahora ustedes, pueblo de Jerusalén y de Judá, juzguen entre mi viña y yo. ¿Qué más podría hacer por mi viña, que no haya hecho ya? ¿Por qué, cuando esperaba uvas dulces, mi viña me dio uvas amargas? Isaías 5:1-4

El amo de esta historia es Dios quien se esforzó para tener una hermosa viña, (nosotros) le dio un buen lugar, quitó todo aquello que le haría daño, le dio lo mejor, incluso construyó una torre para vigilarla y con un lago para que no le faltare el agua, el dueño esperaba que la viña diera buenos frutos, sin embargo esta fue una decepción para él, porque al final dio frutos amargos.

Es triste pensar en padres que realizan toda clase de esfuerzos para que sus hijos progresen, mientras estos, despreocupadamente, gastan su dinero en vicios, en lugar de estudiar. Igualmente triste es pensar que Dios está esperando mucho de nosotros, y hasta ahora, tal vez no hemos cumplido con sus expectativas, ¿Qué más puede hacer Dios por nosotros? El está esperando nuestros buenos frutos.

Hoy te invito a examinar que frutos tienes, porque nunca es tarde para cambiar, comienza a sembrar, corrige tu testimonio, esfuérzate para ser un buen ejemplo, que te conozcan como un cristiano, que no miente, que sabe controlar sus emociones, donde solo se puede encontrar paz, verdad y vida. Que no decepcionemos a Dios ni a nuestro prójimo, se supone que debemos ser luz para un mundo que tanto lo necesita.


Recuerda que Dios está esperando resultados…Vamos! Que sepan quién eres y a quien sirves!

lunes, 13 de junio de 2016

Purificador De Plata


Había un grupo de mujeres reunidas en su estudio bíblico semanal, y mientras leían el libro de Malaquías encontraron un versículo que dice: “Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata”.

Este verso les intrigó en gran manera acerca de qué podría significar esta afirmación con respecto al carácter y la naturaleza de Dios.

Una de ellas se ofreció a investigar el proceso de la purificación de la plata.

Esa semana la dama llamó a un Orfebre e hizo una cita para ver su trabajo. Ella no le mencionó detalles acerca de la verdadera razón de su visita, simplemente dijo que tenía curiosidad sobre la purificación de la plata.

Mientras observaba al orfebre sostener una pieza de plata sobre el fuego dejándolo calentar intensamente, él le explicaba que para refinar la plata, debía ser sostenida en medio del fuego donde las llamas arden con más fuerza, para así sacar las impurezas.

En ese momento ella imaginó a Dios sosteniéndonos en un lugar así de Caliente.
Entonces recordó una vez mas el versículo “Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata”.

Le preguntó al platero si era cierto que él debía permanecer sentado frente al fuego durante todo el tiempo que la plata era refinada.

El hombre respondió  "SI” No sólo debo estar aquí sentado sosteniendo la plata, también debo mantener mis ojos fijamente en ella durante el tiempo que está en el fuego, porque si la plata fuese dejada un instante más de lo necesario sería destruida.

La mujer se mantuvo en silencio por un momento y luego preguntó.
-¿Cómo sabe cuando ya esta completamente refinada?

El sonrió y le respondió:, “Ah, muy simple
— Cuando puedo ver mi imagen reflejada en ella.”

Si hoy sientes el calor del fuego, recuerda que Dios tiene Sus ojos puestos en tí, y continuará observándote hasta que vea Su imagen en tí.
Malaquías 3:3


DILO SIEMPRE : JESUS, YO EN TI CONFIO


Dime siempre: JESUS, YO EN TI CONFIO, y verás grandes milagros. POR MI AMOR.

Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida? Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te ira mejor. Cuando te abandones en mí todo se resolverá con tranquilidad según mis designios.

No te desesperes, no me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos. Cierra los ojos del alma y dime con calma: JESUS , YO EN TI CONFIO.

Evita las preocupaciones y angustias y lo que pueda suceder después. No estropees mis planes, queriéndome imponer tus ideas. Déjame ser DIOS y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en mi. Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro.

Dime frecuentemente: JESUS, YO CONFIO EN TI.

Lo que más daño te hace es tu razonamiento y tus propias ideas y querer resolver tus cosas a tu manera. Cuando me dices JESUS, YO CONFIO EN TI, no seas como el paciente que le pide al médico que le cure, pero le sugiere el modo de hacerlo.

Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo. YO TE AMO. Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración sigue confiando. Cierra los ojos del alma y continua diciéndome a toda hora: JESUS, YO CONFIO EN TI.

Necesito las manos libres para poder obrar. No me ates con tus preocupaciones inúiles, Satanás quiere eso: agitarte, angustiarte, quitarte la paz. Confía solo en mí, abandónate en Mi.

Así que no te preocupes, echa en mi tus angustias y duerme tranquilamente. Dime siempre: JESUS, YO EN TI CONFIO, y verás grandes milagros. POR MI AMOR.


Creencia positiva



La historia de Abraham me asombra, no importa cuántas veces la lea. No es sólo acerca del nacimiento de un hijo cuando él tenía cien años de edad. Eso es un milagro. Pero es tan increíble la información, que él esperó veinticinco años para el cumplimiento de la promesa. Él tenía setenta y cinco años cuando Dios le prometió un hijo.

Me pregunto, cuántos de nosotros podriamos creer en Dios y vivir esperando por veinticinco años. La mayoria de nosotros podria haber dicho, "Yo realmente no escucho de Dios." "Oh, supongo que tal vez Dios no significa realmente eso." O, "Necesito ir a algún otro lugar para obtener palabra nueva de Dios."

En nuestra impaciencia, a menudo tomamos asuntos en nuestras propias manos. Yo digo que tenemos "brillantes ideas"--nuestros propios planes, de los que esperamos que Dios bendiga. Estos planes abren la puerta para la confusión y el caos. Luego, tiene que lidiar con los resultados, de los que a menudo hacen que retrase nuestro milagro.

La Biblia nos da promesas, esperanza y ánimo. Dios promete cosas buenas para aquellos de nosotros que Le sirven. A pesar de la adversidad de las circunstancias--y algunas personas tienen situaciones terribles--Dios todavía promete cosas buenas. Nuestro sentido de bondad, sin embargo, puede no ser la mismo que la de Dios. Conseguir lo que queremos de inmediato puede no ser lo mejor para nosotros. A veces la espera es lo mejor, ya que ayuda a desarrollar el carácter de Dios en nosotros.

El Señor escoge hacernos el bien y hacernos felices; el diablo decide hacer el mal y hacernos miserables. Podemos seguir siendo pacientes y seguir creyendo las promesas de Dios o, podemos permitir que el diablo nos susurre el mal en nuestros oídos y nos lleve por el mal camino.

Creer positivamente en las promesas de Dios, da buenos resultados porque Él mismo nos envia todo los bueno. Niéguese a darse por vencido, y podrá ver los resultados de su creencia positiva.





¿De Qué Material Estás Hecho?



Cuantas cosas Dios hizo por nosotros, aún cuando no lo merecíamos, y todavía hoy, después de un tiempo de haberlo conocido, aún lo sigue haciendo, cuando nos bendice, cuida, protege, defiende, perdona, y mucho más. Esto despierta en nosotros un agradecimiento indescriptible, que nos motiva a querer hacer algo para poder corresponderle en ese amor.
“Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles.” 2 Timoteo 2:20
Lamentablemente, no todos sirven como El quisiera. Si te pones a pensar en tu casa, puedes recordar que muchas de tus cosas, son en su mayoría de un material común, como madera o plástico, y no usas esos instrumentos de igual forma que los que son de oro, porque tienen un valor diferente, representa algo más importante y además no se puede sustituir fácilmente por otro de material corriente.
“Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.” 2 Timoteo 2:21
Cuando una pareja se casa, a cada cónyuge se le entrega un anillo de oro, porque este material, siempre representa la pureza y la calidad. De la misma manera Dios pide esto de nosotros, que seamos instrumentos puros, apartados de toda suciedad, que caminemos en santidad, para que de esta manera no seamos cualquier instrumento dentro de la casa del Señor, sino, instrumentos de honra.
Si estás sirviendo al Señor, la pregunta es: ¿De qué manera le sirves? Nosotros somos llamados a ser instrumentos de oro, a quien el Señor pueda usar en su casa de tal manera que nadie pueda reemplazarlo, no importa en qué ministerio, lugar o posición rindes tu servicio, en todo lo que hagas busca pureza y calidad, para ser ese instrumento de valor, que es apreciado más de dos veces.
Hoy quiero animarte a recordar todo lo que Dios hizo por ti. Él nos amó primero y nos buscó a pesar de que muchas veces le dimos la espalda, se encontraba presente en el momento que más lo necesitábamos, aunque lo hayamos buscado como la última alternativa, recuerda que El mismo decidió ser hijo de hombre para que tú puedas ser hijo de Dios, decídete a servir al Señor como El se merece.
¡Nunca olvides lo que Dios ha hecho por ti y de esta manera siempre decidirás ser ese instrumento de valor para él!

¡No seas parte del montón, haz la diferencia!

sábado, 11 de junio de 2016

Experimentando salud total


“Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas”. (Salmo 147:3)

Los hijos de Dios somos muy privilegiados al saber que tenemos un Dios, que está interesado en nuestro bienestar. Un Padre amoroso, que nos recibe como hijos necesitados, nos abraza, sana nuestras heridas y enjuga nuestras lágrimas, esperando luego que le sonriamos, llenos de cariño y gratitud.
Todos los seres humanos necesitamos ser tratados por el “médico por excelencia” solo Él cicatriza todas nuestras heridas, mengua nuestro dolor y nos hace ver las dificultades como verdaderos trampolines hacia la victoria. Por ello, presentarnos delante de él cada día, anhelando su presencia y buscándola de corazón sincero; aprender a deleitarnos cada momento de nuestra vida en sus tiernos brazos, es el primer paso hacia una restauración total.
Al deleitarnos en Su presencia cada día, aprendemos a confiar, descansar y a creer que ninguna dificultad, por grande que sea, tiene el tamaño de Dios; entonces podremos extasiarnos en Su compañía experimentando gozo y fortaleza, adquiriendo una dimensión de dominio sobre cualquier problema, esperando con certeza la pronta respuesta que vendrá. Aprendamos a dejar nuestras cargas en las manos de Dios; descansemos en Él; permitámosle actuar; dejemos de oír la voz del desánimo, la preocupación o la derrota.

Finalmente, pongamos nuestra fe en acción. Comencemos a pensar, actuar y decidir como hombres y mujeres nuevos. Tengamos presente, hoy más que nunca, el ver las dificultades como las mejores oportunidades que nos da Dios, para experimentar que hemos aprendido a depositar nuestra fe en un Dios poderoso y verdadero, para quien nuestras «gigan

Dios nuestra fortaleza y confianza



“Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble”. (Zacarías 9:12)


En la antigüedad, las prisiones eran cisternas secas, estanques cavados en la tierra o en piedras, lugares nada confortables, que ofrecían estadías en condiciones muy precarias a quienes eran privados de la libertad y destinados a sufrir por largo tiempo un verdadero infierno.
Si hacemos un paralelo a lo que era nuestra vida antes de recibir a Jesucristo, nuestra vid, tal vez nos sintamos identificados con esta clase de prisión; pero gracias a su luz salvadora, hoy disfrutamos de la libertad total, que nos permite alcanzar nuestros sueños y anhelos más grandes. Recordemos siempre que Cristo murió por nuestra libertad y no caigamos en el error de volver a la prisión, dejando que las dificultades, problemas o crisis del pasado nos sumerjan nuevamente en la cisterna, destruyendo nuestras esperanzas.
El hijo de Dios debe tener siempre la certeza de la victoria en su vida, pues ésta la recibimos de Cristo, el victorioso que venció la muerte y que hoy vive en nuestro corazón, quien afirma nuestros pasos para la batalla y nos fortalece para no desmayar; él es la roca que nos salva de la adversidad, cuando buscamos refugio en ella (Salmo 31:2) allí estaremos tranquilos y confiados, porque si lo dejamos actuar experimentaremos sanidad, y nuestro corazón se llenará del inconfundible amor de Dios, capaz de restaurar cualquier quebranto en nuestra vida y convertirlo en la más grande bendición. Sólo Dios puede hacer florecer el desierto que para algunos es su vida.
Entréguese hoy a Dios; confíe, pues aunque usted se soltara de su mano, él nunca lo soltará de la suya; él lo llevará por el camino de la felicidad, haciendo de usted un hombre nuevo, capaz de encarar cualquier desafío de la vida.

LA PLENITUD DE DIOS


“¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, y tú los abrevarás del torrente de tus delicias. Porque contigo está el manantial de la vida; En tu luz veremos la luz”. (Salmo 36: 7-9)


¡Qué esperanzadoras palabras! ¡Qué hermosa verdad! Hay provisión en Dios para la profunda necesidad del hombre. Hay respuesta para la grave crisis que atraviesa nuestra nación. En su gran amor e infinita misericordia, hay solaz, refugio y paz. Su presencia nos llena de plenitud y provisión. Cerca del Señor encontramos la luz que disipa tinieblas; escondida en él encontramos la vida misma; no necesitamos buscar nada más, porque su amor nos llena y nos suple.
Debemos disponernos cada mañana para buscarlo y entrar a su presencia, donde veremos su gloria y experimentaremos Su poder sanador y restaurador, proyectándonos a una vida de victoria integral.
David, un hombre de gobierno, cuya formación militar lo convirtió en un ser estratégico y rudo, logró comprender a través de la revelación del Espíritu Santo, que su fuerza, poder y victoria en las batallas no radicaban en lo que tenía, poseía o sabía, sino en acogerse cada día a la preciosa misericordia de Dios y ampararse bajo la sombra de sus alas.

No escatimemos entonces esfuerzo alguno para ir al encuentro de nuestra propia sanidad, porque bien es cierto que está permanentemente dispuesta para nosotros, pero es necesario que asumamos el compromiso y la decisión de buscarla. Tomemos entonces la decisión, y con humildad reconozcamos nuestra necesidad de caminar hacia la Fuente y recibir la provisión.

Atesorando Los Regalos De Papá


“Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel”. (Éxodo 34:27)


Desde que iniciamos nuestra vida cristiana, una de las más valiosas enseñanzas es la de entender lo importante de ejercitar una vida devocional consistente. Igualmente hemos escuchado lo enriquecedor que resulta desarrollar el hábito de llevar un cuaderno diario devocional, en el cual podamos registrar las diferentes enseñanzas y promesas que Dios tiene para nosotros cada día. Pero aún más importante o necesario, sería escribir sus palabras en nuestro corazón.
La meditación de este día se dirige a refrescar una instrucción directa de Dios a Moisés, orientada a motivarnos, a escribir todo aquello que él nos dice, a través de Su Palabra. La Sagrada Escritura nunca pierde vigencia, por eso hoy Dios nos motiva a que cada mañana al presentarnos delante de él, lo hagamos preparados para no perder un solo detalle de todo lo que nos tiene y dice para alegrar nuestra alma; de la dirección que nos de ante algún plan que deseemos realizar o alguna amorosa exhortación que nos lleve a cambiar la actitud de nuestro corazón.
Para el pueblo de Israel resultó de suma importancia haber guardado las palabras de su Señor, sus preceptos y mandamientos. Hoy para nosotros, es igualmente valioso registrar las memorias de todo cuanto nuestro Padre nos habla cada mañana en nuestro tiempo de intimidad con él, y después, igual que como cuando revisamos un álbum de fotografías o una tarjeta que guardamos con especial cuidado, alegrar nuestro corazón al recordar momentos de alegría, fortaleza, mimos, consolación o victoria. Esta es la recomendación o enseñanza de Dios a su pueblo (Dt 4:4) “No te olvides de las cosas que tus ojos han visto…”

Doy gracias a Dios por poder compartir hoy con ustedes, a través de este libro, muchas de las enseñanzas que Papá me ha dado y que producto de haberlas guardado con cariño en mi cuaderno devocional y en mi corazón, hoy están tan frescas como el día en que me las dio.

viernes, 3 de junio de 2016

El Verdadero Asesino De Jesús



Hace aproximadamente dos mil años, Jesús estaba en manos de los soldados romanos. Los judíos le habían llevado a juicio y acusándole ilegalmente consiguieron la pena de muerte.

Pilatos, consciente de la injusticia al crucificar a un inocente, le da a Jesús la oportunidad de presentar su defensa, pero Él simplemente guarda silencio, renuncia a sus derechos y recibe su sentencia; La Cruz y todo el sufrimiento que ella acarrea.

Jesús enfrentó una muerte cruel e injusta. El hijo de Dios, aunque tenía toda la autoridad para bajarse de esa cruz y juzgar a sus verdugos, fue como oveja al matadero. A diferencia nuestra, Él no cometió pecado, y por lo tanto esos cargos no le pertenecían y mucho menos la corona de espinas o la lanza en el costado.
Pero Cristo al tomar la cruz, también tomó nuestro lugar y pagó nuestra deuda con su propia vida, Él se entregó y sufrió el castigo para que nosotros fuésemos libres.

A diferencia de lo que muchos creen; a Jesús no le mataron los judíos, los romanos o la multitud que aclamaba a Barrabás, a Jesús no le matamos nosotros, con nuestros actos injustos o indiferencia. En realidad Jesús se entregó a sí mismo, lo hizo de manera voluntaria y por amor a ti y a mí. Él al guardar silencio; tomó los cargos que nos acusaban, junto con la condena y el castigo que merecíamos. Esa cruz no era de Jesús, esa cruz era tuya y mía.

Al recordar la muerte y resurrección del hijo de Dios, nos damos cuenta que su amor y entrega cambió nuestras vidas y eternidad. El valor de su sacrificio es inestimable, como lo es la persona que conoce a Cristo como su Salvador.

Hagamos de cada día, la oportunidad perfecta para reflejar el mensaje de Cristo y su sacrificio. Jesús pagó voluntariamente el precio para que tú y yo fuésemos salvos, paguemos el precio para que otros lo sean también.


Juan 10:17-18 ”Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla. Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Éste es el mandamiento que recibí de mi Padre”.

La Montaña


Cuenta una historia que en la selva vivían tres leones. Un día el mono, quien era el representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión: “Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero en la selva existen tres leones y todos son muy fuertes y aptos para gobernar. ¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia? ¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?”
Los leones supieron de la reunión y comentaron entre si: -Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener tres reyes. Luchar entre nosotros no es una opción ya que somos muy amigos... Necesitamos saber cual será el elegido, pero ¿Cómo lo haremos?
Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, le comunicaron a los tres leones la decisión tomada: “Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que ustedes tres van a escalar la montaña difícil, la más alta de toda la selva. El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.
El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.
El primer león intentó escalar y no pudo llegar.
El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado.
El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.
Los animales estaban impacientes y curiosos; si los tres fueron derrotados, ¿Cómo elegirían un rey?
En ese momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra: ¡Yo sé quien debe ser el rey! Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.
- Es simple - dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la montaña difícil escuché lo que cada uno dijo a la montaña.
El primer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!
El segundo león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!
El tercer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido, por ahora! pero ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.
La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien piensa así, su persona es más grande que su problema: él es el rey de si mismo y está preparado para ser rey de los demás.
Los animales aplaudieron entusiasdamente al tercer león que fue coronado. El Rey de los Animales.
Muchas veces nosotros nos sentimos derrotados cuando queremos escalar la montaña. Intentamos una vez o dos y decidimos dejar de intentar.
No te detengas ante la montaña, en cada intento de escalarla aprenderás algo, tendrás herramientas y habilidades que te servirán para cuando llegues a la cima. Considera la montaña como un campo de entrenamiento donde cada día te fortalecerás y crecerás.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Romanos 8:28

No te detengas, no te rindas ante la montaña, sigue intentando con la seguridad de que no hay problema ni dificultad que sea demasiado grande porque, como dice Filipenses 4:13, todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.

SIGUIENDO EL BUEN EJEMPLO


“Sino que buscó al Dios de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según las obras de Israel”. (2 Crónicas 17:4)



Todos tenemos buenos y malos ejemplos qué seguir, pero depende de nosotros escoger el camino correcto. Si bien, es cierto que las personas influyen poderosamente en nuestra vida y pueden dejar huellas casi imborrables en nuestras actitudes, sentimientos o manera de pensar, la responsabilidad de lo que hemos de hacer con nuestra vida es sólo nuestra. Sin embargo, muchos no pueden librarse de estos condicionamientos aprendidos por lo que vieron o experimentaron aún desde muy pequeños, repitiendo una y otra vez durante toda su vida, ese patrón de conducta.
Sólo hay algo más poderoso que la mente humana y es Dios. Es el único que puede liberarnos de esquemas y paradigmas de fracaso e infelicidad, ayudarnos a renovar nuestra mente y enseñarnos a soñar con los planes y propósitos que Él tiene para cada uno de nosotros. Cuando nos acercamos a Él creyendo en la salvación que nos da a través de su Hijo Jesucristo, un nuevo poder, el de su Santo Espíritu, nos es dado para que sea posible ahora para nosotros, pensar, actuar, sentir de una forma nueva, correcta, adecuada, ya no según condicionamientos del pasado sino según el amor de Dios sobre nuestra vida.

Al igual que en la vida del rey Josafat, rey de Judá, sólo el volvernos a Dios hará que nuestra vida se guíe por la senda cor

ORAR POR LOS QUE QUEREMOS


“Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva”. (Lucas 8:50)


El sufrimiento de nuestros seres queridos no sólo nos debe causar tristeza, sino que debe impulsarnos a estar de rodillas y rogar a Dios por su intervención. Algunas veces la respuesta de Dios a nuestra necesidad viene enseguida, nuestra preocupación termina y lo solucionamos con un rápido «gracias Señor»; pero en aquellas circunstancias en las cuales el problema persiste por horas, días e incluso años ¿qué actitud es la que asumimos?
La Biblia nos relata un hermoso ejemplo de fe. Un hombre llamado Jairo, uno de los principales de la sinagoga, vino ante Jesús, y postrándose a sus pies le rogaba que le acompañase a casa donde se encontraba su única hija agonizando; mientras esto sucedía, vinieron de su casa con la lamentable noticia que su hija acababa de morir. Le invito a que piense por un instante que usted es el hombre de la historia. Colóquese en su lugar y estará de acuerdo en que seguramente la aflicción y el desaliento lo invadirían, su mente y corazón se sumirían en la más absoluta tristeza y sin ninguna esperanza, volvería a casa a enterrar a su hijita. Sin embargo, antes que Jairo pudiera reaccionar, Jesús escucha la noticia y con profunda compasión y autoridad al mismo tiempo, le dice las más maravillosas y esperanzadoras palabras: “No temas; cree solamente, y será salva”.
Jairo pudo haber creído a sus parientes que le decían: “Todo está perdido” “Nada se puede hacer” “No molestes más al Maestro” “Tu hija está muerta”, y perder toda esperanza, pero decidió oír y creer lo que Jesús le decía: “No temas”. Así lo hizo y su hija fue salva.
Querido amigo, esta es la respuesta que todo aquel que se presente ante Dios para clamar y rogar por su familia, recibirá departe del Todopoderoso. Lo único que debemos hacer es cultivar una fe genuina. Que sepamos muy bien quién es nuestra esperanza.

Puede ser que usted esté enfrentando hoy una situación de dolor, un problema de salud o una necesidad económica, y a pesar de su insistencia no haber recibido respuesta y solución. Hoy le invito a renovar su fe, su entrega a Dios y su esperanza en Él. Aférrese mucho más fuertemente al regazo de su Padre celestial, mientras escucha sus alentadoras palabras: “¿Habrá algo que sea difícil para mí?”

jueves, 2 de junio de 2016

LA IMPORTANCIA DE LO QUE DECIMOS


“La lengua de los sabios adornará la sabiduría; más la boca de los necios  hablará sandeces”. (Proverbios 15:2)

Hemos oído infinidad de veces que una acción vale más que mil palabras; sin embargo, una palabra dicha en el momento adecuado y de manera oportuna, puede  evitar enojos, confusiones y llenar a la persona que nos escucha de ánimo y alegría.  Nuestras palabras y dichos se convierten en semillas de bien o de mal, que en el corazón de nuestros seres queridos, al pasar el tiempo, germinarán y darán fruto, el mismo que será dulce y apetecible o amargo y no deseable. Si amamos a nuestra familia, debemos practicar con ella un lenguaje de bendición.

Como hijos de Dios,  cultivemos la costumbre de hablar siempre palabras positivas y de bendición, así levantaremos a los nuestros en un ambiente de paz y tranquilidad. La palabra hablada de acuerdo con lo que dice la Escritura tiene un enorme poder creativo, de forma tal que siempre nos sucederá lo que atemos con los dichos de nuestra boca. Como padres esta responsabilidad será mayor, porque somos los encargados de transmitir con palabras a diario vida o muerte a nuestros hijos y a quienes nos rodean.

Nuestra necedad al hablar puede llevarnos a destruir su autoestima, ofenderlos con apodos o a través de anuncios desalentadores con respecto a su futuro. Muchas veces, enseñando este principio, muchas personas me han preguntado: ¿Y cómo hacer para expresarme bien y decir lo correcto a la persona correcta y en el momento indicado? La respuesta nos la da el Señor Jesús cuando enseña que de la abundancia del corazón habla la boca. No se trata de proponernos simplemente o de pensar bien antes de hablar. Se trata de revisar el estado de nuestro corazón, pues de él salen las motivaciones más profundas que nos llevan a hablar y a actuar, allí residen nuestras intenciones más íntimas, lo que en realidad somos. Por eso, el Señor reiterativamente nos pide que rindamos nuestro corazón a Él, lo sometamos a tu voluntad, pues en esa medida será limpiado, sanado, restaurado y transformado en un corazón sensible, amoroso, íntegro como el de Jesús.Que esta sencilla reflexión lo lleve a abrir la inagotable fuente de bendición que usted posee a través de sus palabras, para todos aquellos a quienes ama y a todos los que encuentre a su paso cada día. Nuestras palabras son instrumentos que Dios nos ha dado para manifestar su amor al mundo. Comencemos expresando a nuestro cónyuge, padres, hijos, cuánto los amamos, lo orgullosos que estamos de sus logros, lo interesados  que estamos en ayudarlos a levantarse cuando resbalen. Empecemos ya pronunciando bendiciones y deseando lo mejor para ellos cada día. 

Déjalo Ir


A veces nos sentimos tan pesados, como que no podemos mantenernos en pie, y hay algo en nosotros que hace que las fuerzas nos abandonen, el desgano nos invade y hace que nuestros días se vuelvan pesados y tediosos.

Un conferencista hablaba sobre el manejo de la tensión. Levantó un vaso con agua y preguntó al auditorio: - ¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaso con agua?
Las respuestas variaron entre 20 y 500 gramos.
Entonces el conferencista comentó: - No importa el peso absoluto. Depende de cuánto tiempo voy a sostenerlo. Si lo sostengo por un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora, tendré un dolor en mi brazo.
Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que llamar a una ambulancia. Y aunque siempre se trata exactamente del mismo peso, cuanto mas tiempo paso sosteniéndolo, más pesado se vuelve.
Si cargamos nuestros pesares, rencores u odios todo el tiempo, tarde o temprano se nos hará imposible continuar, la carga se volverá cada vez más pesada y entonces vendrá la desesperación, la falta de deseos de vivir o pero aún las enfermedades.
Lo importante es tomar todas las cargas, todo lo que está afectando tu vida negativamente, y dejarlo en la presencia de Dios para ser libres, como dice en Mateo 11:28 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os hare descansar” Si tienes que perdonar, perdona y perdónate a tí mismo si fuera el caso, por los errores que has cometido.
Suelta esa carga por completo, no de palabra o por emoción, decídete hoy a ser libre y comenzar de nuevo, deja ir a aquella persona que te hizo daño, sana aquel dolor que te causaron o el odio que te consumió durante todo este tiempo.
Dios es quien te da la oportunidad; está en tus manos tomarla, ser libre y vivir plenamente.

“Hecha sobre Jehová tu carga, y el te sustentará.” Salmos 55:22.