Hoy
quiero presentarte al mejor y más fiel amigo que tengo. Le conocí cuando
reconocí lo peor de mí y desde ese momento conocí de su amor…se convirtió en mi
hermano mayor, en ese que a pesar de la
hora o el lugar, siempre inclina su oído para escucharme; ese quien siempre es
el primero en saber cómo me siento, aún antes de que yo pronuncie palabra; ese
que suele darme los abrazos más cálidos y llenos de amor que nunca nadie podrá
darme jamás; ese que me brinda consuelo en momentos de angustia y necesidad y
que a la vez me llena de las sonrisas más auténticas y del gozo inefable que el
mundo nunca me dio ni podrá darme jamás; ese que con cada amanecer me dice que
me ama con tierno amor; ese que a pesar de que muchas veces le fallo, no se
aparta más siempre extiende su mano para mí; ese que aunque en algunas
ocasiones estoy muy cansada u ocupada para escucharle, me busca más
insistentemente; ese que anhela que le permita que cada día de mi vida sea
guiado por su Santo Espíritu…¿Su nombre?... ¡Su nombre es ¡JESÚS!
Ese
es mi mejor amigo y también si quieres puede ser el tuyo…Sabes, aunque muchos
amigos estén, algunos se hayan ido y vengan otros nuevos; ¡ninguno fue, ha sido
ni será capaz de dar su vida para que tu ganes la tuya! ¡Recíbele!, Él nunca se
irá, porque Su amor permanece para siempre. Él ama como Su Padre lo ama a Él y
lo demostró cuando en una Cruz dijo: ¡CONSUMADO ES!
Juan
15: 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
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