jueves, 5 de noviembre de 2015

¿Alguna vez has contado a cuantas personas les llamas “amigo”?


Hoy quiero presentarte al mejor y más fiel amigo que tengo. Le conocí cuando reconocí lo peor de mí y desde ese momento conocí de su amor…se convirtió en mi hermano mayor, en  ese que a pesar de la hora o el lugar, siempre inclina su oído para escucharme; ese quien siempre es el primero en saber cómo me siento, aún antes de que yo pronuncie palabra; ese que suele darme los abrazos más cálidos y llenos de amor que nunca nadie podrá darme jamás; ese que me brinda consuelo en momentos de angustia y necesidad y que a la vez me llena de las sonrisas más auténticas y del gozo inefable que el mundo nunca me dio ni podrá darme jamás; ese que con cada amanecer me dice que me ama con tierno amor; ese que a pesar de que muchas veces le fallo, no se aparta más siempre extiende su mano para mí; ese que aunque en algunas ocasiones estoy muy cansada u ocupada para escucharle, me busca más insistentemente; ese que anhela que le permita que cada día de mi vida sea guiado por su Santo Espíritu…¿Su nombre?... ¡Su nombre es ¡JESÚS!
Ese es mi mejor amigo y también si quieres puede ser el tuyo…Sabes, aunque muchos amigos estén, algunos se hayan ido y vengan otros nuevos; ¡ninguno fue, ha sido ni será capaz de dar su vida para que tu ganes la tuya! ¡Recíbele!, Él nunca se irá, porque Su amor permanece para siempre. Él ama como Su Padre lo ama a Él y lo demostró cuando en una Cruz dijo: ¡CONSUMADO ES!

Juan 15: 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.

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