“Mas el justo vivirá por fe; Y si
retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que
retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del
alma”. (Hebreos 10:38-39) La salvación es para todo el mundo, la invitación a
disfrutar de la gracia, misericordia y perdón de Dios está a disposición de
todo aquel que desee, recibirla, no es por méritos o por obras, es un regalo,
un don de Dios. Junto a este gran obsequio, está el requisito de iniciar una
vida diferente, de esforzarnos en agradar el corazón de Dios, de seguir el
ejemplo de Jesús y no dejarnos llevar por la corriente de este mundo que se
desborda en su deseo que hacer lo malo, ignorar la ética y valores, pero sobre
todo; ignorar a Dios. Es precisamente en este punto en donde a muchos el
evangelio y la dadiva de Dios deja de parecerles atractiva, seguramente si el
seguir a Dios, no fuese por medio de un camino estrecho, muchos transitarían
por él, pero la realidad es que aunque el seguir a Jesús es la única diferencia
entre la vida y la muerte (literalmente), a la hora de empezar a vivirlo muchos
retroceden. Estas personas no abandonan la senda de la vida porque hayan
conocido otra verdad, no, ellos saben que no hay verdad fuera de la que han
entendido y experimentado, ellos se alejan porque no desean pagar el precio. No
estamos hablando de este tema con el fin de señalar a ninguna persona en
particular, de ninguna manera, lo hacemos para que podamos identificar aquello
que nos está alejando de la vida eterna y nos está dirigiendo a una muerte
segura, no importa que tan atractivo se ve, dice la palabra que su fin es
muerte. Dios nos invita a ser parte de los que no retroceden, de los que
caminan en Fe y vencen, para recibir la corona de Vida. Si bien es cierto que
el camino parece difícil, la recompensa lo vale. Debemos poner todo en balanza,
realmente el recibir el desprecio de nuestros familiares, el rechazo de una
sociedad y la mirada burlona de muchos, no es nada agradable, pero volverse
atrás, renunciando a la gracia, conformándose con cosas pasajeras y dejándose
llevar por los deleites de este mundo que sólo nos llevan a una vida de
perdición, no puede ser la mejor opción. Asegúrate de ser parte de los que no
retroceden y se auto condenan al juicio e ira de Dios, sigue adelante, no
importa la oposición, vale la pena. Seguramente vas a enfrentar vientos
fuertes, burlas, cansancio y hasta desanimo, pero volver atrás no puede ser una
opción, volver atrás es firmar tu sentencia, renunciar es morir. Nosotros somos
de los que avanzamos en Fe, de lo que todo lo podemos en Cristo que nos
fortalece, de los que nos aferramos a la cruz y soportamos cualquier tempestad.
Nosotros somos los que esperamos la promesa y el gran galardón, vale la pena,
no vamos a retroceder. Hebreos 10: 35 “No perdáis, pues, vuestra confianza, que
tiene grande galardón”.