martes, 6 de octubre de 2015

NO SOMOS DE LOS QUE RETROCEDEN



 “Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”. (Hebreos 10:38-39) La salvación es para todo el mundo, la invitación a disfrutar de la gracia, misericordia y perdón de Dios está a disposición de todo aquel que desee, recibirla, no es por méritos o por obras, es un regalo, un don de Dios. Junto a este gran obsequio, está el requisito de iniciar una vida diferente, de esforzarnos en agradar el corazón de Dios, de seguir el ejemplo de Jesús y no dejarnos llevar por la corriente de este mundo que se desborda en su deseo que hacer lo malo, ignorar la ética y valores, pero sobre todo; ignorar a Dios. Es precisamente en este punto en donde a muchos el evangelio y la dadiva de Dios deja de parecerles atractiva, seguramente si el seguir a Dios, no fuese por medio de un camino estrecho, muchos transitarían por él, pero la realidad es que aunque el seguir a Jesús es la única diferencia entre la vida y la muerte (literalmente), a la hora de empezar a vivirlo muchos retroceden. Estas personas no abandonan la senda de la vida porque hayan conocido otra verdad, no, ellos saben que no hay verdad fuera de la que han entendido y experimentado, ellos se alejan porque no desean pagar el precio. No estamos hablando de este tema con el fin de señalar a ninguna persona en particular, de ninguna manera, lo hacemos para que podamos identificar aquello que nos está alejando de la vida eterna y nos está dirigiendo a una muerte segura, no importa que tan atractivo se ve, dice la palabra que su fin es muerte. Dios nos invita a ser parte de los que no retroceden, de los que caminan en Fe y vencen, para recibir la corona de Vida. Si bien es cierto que el camino parece difícil, la recompensa lo vale. Debemos poner todo en balanza, realmente el recibir el desprecio de nuestros familiares, el rechazo de una sociedad y la mirada burlona de muchos, no es nada agradable, pero volverse atrás, renunciando a la gracia, conformándose con cosas pasajeras y dejándose llevar por los deleites de este mundo que sólo nos llevan a una vida de perdición, no puede ser la mejor opción. Asegúrate de ser parte de los que no retroceden y se auto condenan al juicio e ira de Dios, sigue adelante, no importa la oposición, vale la pena. Seguramente vas a enfrentar vientos fuertes, burlas, cansancio y hasta desanimo, pero volver atrás no puede ser una opción, volver atrás es firmar tu sentencia, renunciar es morir. Nosotros somos de los que avanzamos en Fe, de lo que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece, de los que nos aferramos a la cruz y soportamos cualquier tempestad. Nosotros somos los que esperamos la promesa y el gran galardón, vale la pena, no vamos a retroceder. Hebreos 10: 35 “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón”.

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