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“Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has
hallado también gracia en mis ojos”. (Éxodo 33:12b) PASAJE COMPLEMENTARIO:
Salmo 27:10 Cada día tenemos la oportunidad de descubrir que la oración es
uno de los privilegios más significativos que Dios nos da; mediante ella,
descubrimos el cuidado amoroso de Dios que comenzó desde antes de la
fundación del mundo, desde que tuvo nuestro nombre en memoria, hasta la
eternidad. La única ayuda segura es la que viene de Dios, y su cuidado se
prolonga más allá de la existencia terrenal. Alguien dijo: «Si estamos
seguros en Cristo, no importa los riesgos que corramos en la vida. Los que se
sienten inseguros nunca se arriesgan al fracaso. En cambio, los que se sienten
seguros son sinceros y lo reconocen cuando sucede; buscan ayuda y lo intentan
de nuevo. Ellos pueden cambiar». Para cada dificultad del hombre hay una gracia
especial de Dios; en otras palabras, podríamos decir que para cada necesidad
hay un recurso sobrenatural; para cada problema, una respuesta; para cada
herida, una medicina; para cada debilidad, un aliento; y para cada confusión,
una guía verdadera. Si entendemos esta verdad, nuestras vidas serán
diferentes. Jeremías dice: “¡Oh Señor Jehová! He aquí que tú hiciste el
cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que
sea difícil para ti” (Jeremías 32:17). Para muchos no es fácil confiar de
esta manera, pero cuando vemos siervos de Dios que alcanzaron victorias
imposibles, sabemos que también nosotros lo lograremos: «Al que cree, todo le
es posible» (Marcos 9:23). Confiemos en Dios y cuando nos asalten dudas acerca
de lo que Él puede hacer por nosotros, podemos ir a su presencia, buscar la revelación
de su Santo Espíritu a través de la oración y su Palabra y entonces, se
acallarán nuestras dudas y se disiparán nuestros temores. «En Dios solamente
está acallada mi alma; de él viene mi salvación. El solamente es mi roca y
mi salvación» (Salmo 62:1-2b). HABLEMOS CON DIOS “Amado Señor, qué hermosa
bendición es tu Presencia en mí. Gracias porque entiendo que cada día,
tienes reservadas hermosas bendiciones para mi vida. Entiendo que detrás de
cada dificultad estás ocultando una oportunidad para hacerme crecer
integralmente, por eso te pido que me ayudes a recordar siempre quién soy y
cuál es mi propósito en la vida. Amén”.
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