Es el
término usado en las Escrituras para describir la promesa del regreso de
Cristo. El día en que Cristo ascendió al cielo dos ángeles aparecieron a los
discípulos y les preguntaron por qué los ojos puestos en el cielo. Dijeron que
"este mismo Jesús", a quien acababan de ver ascender a las nubes
regresaría de la misma manera en que se fue. En 1 Tesalonicenses 4, la Biblia
dice que el día que Jesús regrese por Su Novia aquellos que han fallecido resucitarán
primero. Luego nosotros los que hayamos quedado, seremos transformados. En un
abrir y cerrar de ojos seremos cambiados para siempre. Nunca más
experimentaremos el pecado, la enfermedad, el fracaso, el desamor, o la
derrota. Todas las cosas anteriores pasarán. No habrá más juicios, no más
tentación, sin más argumentos, no más dudas, y absolutamente no más lágrimas.
No es de extrañar que la Biblia se refiera a este momento como la
"esperanza bienaventurada." Si queremos realmente echar un vistazo a
esta notable promesa ¡siento que el énfasis que tan a menudo ponemos hoy y
ahora se desvanecería como miramos hacia la salida del sol de la mañana! ¡Él va
a volver pronto! Hechos 1:11 - Que también les dijeron: Varones galileos, ¿por
qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros
al cielo, así vendrá de la misma manera como le habéis visto ir al cielo.
martes, 30 de junio de 2015
Sal de la oscuridad
“Este es el mensaje que oímos de Jesús y que ahora les declaramos a ustedes:
Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad. Por lo tanto, mentimos si
afirmamos que tenemos comunión con Dios pero seguimos viviendo en oscuridad
espiritual; no estamos practicando la verdad”. 1 Juan 1:5-6
Este texto lo escribe Juan, el
discípulo amado de Jesús, aquel que cuando todos huyeron y se escondieron
porque Cristo estaba siendo crucificado, se quedó a su lado e inclusive se
encargó de cuidar de la madre de su maestro. Juan puede hablar de comunión e
intimidad con Jesús, Juan estuvo en los momentos más importantes de su vida
mientras estuvo en la tierra Juan caminó con él, habló con Jesús, aprendió de
El e inclusive le tocó después de su resurrección. Este mismo Juan nos está
recordando por medio de este verso que aquella persona que dice conocer a
Jesús, que se hace llamar discípulo o que recibe el nombre de Cristiano pero
tiene áreas en su vida ocultas a la luz de Cristo, sencillamente no está siendo
honesto con Dios, ni consigo mismo. La única forma en que podemos escapar a una
oscuridad espiritual, a situaciones caóticas, circunstancias que preferimos
esconder o que nos avergüenzan, no es por medio de prácticas religiosas, ni a
través de caretas que aparentan una perfección falsa, sino debido a una comunión
real, genuina e íntima con Jesús. Jesucristo es luz, toda su vida en la tierra
fue clara, nítida, nada hizo Jesús a escondidas o a espaldas a Dios, ni de los
hombres. El desea que nuestra vida sea igual; transparente y honesta. No sólo
con las personas a nuestro alrededor, sino con nosotros mismos pero sobre todo
con El. A los hombres podemos engañarlos, es fácil vivir de pretensiones y
mantener un estatus ante las personas pero esto no deja más que un rastro de
insatisfacción, amargura e inconformidad. No es posible vivir de manera plena
cuando aún hay oscuridad en nuestras vidas, porque tarde o temprano llegamos a
ser esclavos de la misma. El propósito de Jesús es que practiquemos la verdad,
porque eso trae luz a nuestra vida y nos hace libres. Su Luz nos da la plenitud
que nuestra alma tanto desea. Decide hoy vivir en la luz de Cristo, permite que
El entre a tu vida y alumbre aquellas áreas que por tanto tiempo te han quitado
tu libertad y transparencia. Recuerda que no depende de ti sino de la intimidad
que estés dispuesto(a) a experimentar con tu Señor.
Esperanza contra esperanza
La esperanza puede
ser definida como aquella virtud que nos hace creer que pasará lo que mejor,
sin importar que la marea de problemas, preocupaciones o dificultades parezcan
crecer sin darnos tregua ni respiro. Si tenemos esperanza seguiremos luchando,
no nos rendiremos y mucho más si la misma está puesta en Dios. Tal vez hayas
recibido una noticia con un pronóstico irreversible: una sentencia de divorcio,
una carta de despido, un remate inminente, un diagnóstico médico con un desahucio,
la muerte de un ser querido o cualquier otra noticia que hace que tu mundo
empiece a desmoronarse. No importa la gravedad de la noticia o si tú fuiste
quien causó ese desenlace o si fue alguien que hizo algo contra ti. No importa
si la gente te culpa o te dice que desistas, Dios tiene la última palabra y
aunque todo parezca estar en tu contra, mientras mantengas la mirada fija en tu
Salvador, Él no te va a abandonar ni por un instante y ya tiene preparado un
gran final para ti; es el especialista en imposibles. En Romanos 4:18 nos
recuerdan el caso de un hombre que aún con todas las circunstancia en contra
decidió creerle a Dios y su confianza no fue defraudada, por el contrario, el
Señor lo consideró justo debido a su fe. “Aun cuando no había motivos para
tener esperanza, Abraham siguió teniendo esperanza porque había creído en que
llegaría a ser el padre de muchas naciones. Pues Dios le había dicho: «Esa será
la cantidad de descendientes que tendrás»” Romanos 4:18 (NTV) No importa lo que
estás atravesando, aún cuando no hay motivo alguno para tener esperanza, sigue
creyendo. Dios ha prometido que no te dejará, no te va a abandonar; mantén
firme tu fe y Dios obrará siempre a tu favor. Recuerda que tener fe no es vivir
con todas las respuestas, la esperanza te permite tener la certeza de que Dios
está en control de nuestras vidas y las circunstancias que atravesamos. Aún
cuando el sentido común te diga que no hay nada más que hacer si pones tu
esperanza en Dios podrás ver Su mano obrando a tu favor.
Parábola de los talentos
El
jefe se va Alguien me dijo una vez que la verdadera prueba del carácter de una
persona es la forma en que actúa cuando cree que nadie la está mirando. En esta
extraordinaria parábola, Jesús nos da un vistazo de algunos de los misterios de
la existencia humana. Con la expresión “reino de los cielos”, Jesús quiso
decir: “Esta es la manera como Dios interactúa con las personas. Estas son sus
prioridades y metas para nuestra vida. Así es como el rey reúne al pueblo en su
reino”. El reino de los cielos “es como un hombre que, yéndose lejos, llamó a
sus siervos y les entregó sus bienes” (Mateo 25:14). No se necesita ciencia
espacial para darse cuenta de que el hombre rico de la parábola es Dios. Todos
los creyentes en Cristo, perdonados y restaurados, ahora trabajan para él. Este
primer versículo le presenta dos grandes retos al pecador que hay dentro de
cada uno de nosotros. En primer lugar, todo lo que tenemos: el dinero, la
familia, el empleo, las capacidades, la comunidad y, de manera especial nuestro
más preciado tesoro, el evangelio de Cristo, es un don de Dios. Para nuestro
ego es muy gratificante suponer que todo lo hemos ganado y construido por
nosotros mismos, pero es muy saludable darle al Creador y Dador la alabanza por
toda la riqueza que tenemos. El segundo desafío es recordar que "la
ausencia" de Dios en nuestro mundo no es porque sea débil, indiferente,
senil, o haya muerto. ¿La verdad? A él le produce una gran emoción confiarnos
sus cosas, y luego dar deliberadamente un paso atrás en la sombra para observar
y ver lo que hacemos con nuestra vida. Esta parábola nos enseña que hoy él está
profundamente interesado en lo que hacemos
jueves, 4 de junio de 2015
El Zapatero
La
historia cuenta que había un zapatero que no podía cubrir sus mínimas, necesidades
con lo que ganaba en su trabajo.
Un
día llego Jesús y le pidió que le arreglara sus sandalias, que estaban muy
deterioradas. Jesús le dijo: te puedo dar lo que quieras si me las arreglas. El
zapatero lo miró con desconfianza y le dijo: ¿Me puedes dar tú el millón de
dólares que necesito para ser feliz?
Entonces
Jesús le dijo: Te puedo dar 100 millones de dólares, pero a cambio tendrías que
darme tus piernas.
El
zapatero respondió: ¿De qué me sirven 100 millones si no tengo piernas?
Pero
Jesús insistió: Te puedo dar 500 millones de dólares, si me das tus brazos.
¿Pero
Señor qué puedo hacer con 500 millones y sin brazos?, ni siquiera podría comer
solo.
El
Señor le habló de nuevo y dijo: Te puedo dar 1.000 millones si me das tus ojos.
El
zapatero, contestó: ¿Qué puedo hacer yo con tanto dinero si no podría ver a mis
hijos, a mi esposa y las cosas bellas de este mundo?
Jesús
con una dulce sonrisa le dijo: Tú dices que eres pobre, pero te he ofrecido ya
1.600 millones de dólares y los has rechazado. ¿No te das cuenta lo rico que
eres?, que no cambiarías por todo el dinero del mundo las partes de tu cuerpo.
Es
importante dejar de ver las riquezas que nos rodean y que no podemos obtener, y
agradecer profundamente a Dios por nuestra salud y, sobre todo, por nuestra
vida, que son las joyas más valiosas que podemos poseer.
“Él
nos da esas riquezas que sólo podemos disfrutar si aceptamos que Él viva en
nuestro corazón”.
Gloria
al Rey porque ha sido Bueno en todo tiempo ...Bendiciones
Soluciones Mágicas
Hace
poco veía una película animada con mi sobrina, donde la princesa y a la vez,
protagonista, tenia malentendidos con su madre, sencillamente no se
comprendían, tenían formas de ser muy diferentes y puntos de vista
completamente opuestos. Cierto día la princesa se molesta con su madre y huye
al bosque donde se topa con una anciana hechicera, quien le provee con un
pastel encantado el cual quitaría los problemas de la inocente joven.
Esta
escena me recordó a nuestras actitudes en muchas oportunidades. Tenemos un
problema, una enfermedad o una dificultad y deseamos una solución mágica. Es
más, en la mayoría de los casos cuando buscamos a Dios esperando una respuesta,
damos por hecho que ésta será instantánea y que no exigirá nada de nuestra
parte.
Pero
la realidad es que Dios no es un Dios de pócimas o palabras mágicas. El es un
Dios que obra con un propósito y que conoce lo que en realidad necesitamos. El
sabe si el problema en nuestras vidas es la cuenta que tenemos que pagar o si
en realidad la dificultad radica en que no sabemos administrar bien nuestro
dinero. Dios nos conoce mejor que nosotros mismos y eso es algo que debemos
aprender.
Cuando
nos enfermamos y vamos donde el doctor, él nos sienta en la camilla, luego
empieza a examinarnos, nos pide que abramos la boca, que respiremos profundo y
exhalemos por la boca. Nosotros sencillamente seguimos las indicaciones del
médico, entendemos que él puede identificar mejor que nosotros lo que en
realidad padecemos y por ende darnos la solución perfecta.
Dios,
puede examinar nuestro corazón, Él tiene la capacidad de ver lo que ningún
hombre alcanza a analizar, solo Él conoce las intenciones más profundas del ser
humano y desea tratar directamente con ellas y no con las cosas externas que
reflejamos.
Permítele
a Dios que examine tu corazón, no te presentes delante de Él, diciéndole qué es
exactamente lo que necesitas y el remedio que te gustaría tomar y por cuanto
tiempo, reconoce su grandeza y capacidad para ver y entender lo que tú no
logras comprender. Hoy no ores por una respuesta mágica o una solución
instantánea a tu dificultad o problema. Pídele a Dios que mire la raíz de éste
y lo trate. Ora a Dios para que mire el fondo de tu corazón y te dé el
diagnóstico perfecto.
“Examíname,
Oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay
en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. Salmo 139:23-24
Solo Dios sabe cuánto pesa una Oración
Una
mujer humildemente vestida, con un rostro que reflejaba sufrimiento y derrota,
entró a una tienda. Se acercó al dueño y avergonzada, le preguntó si podía
llevarse algunas cosas a fiadas. Con voz suave le explicó que su esposo estaba
muy enfermo y que no podía trabajar; tenían siete niños y necesitaban comida.
El
dueño, inflexible, le pidió que abandonara su tienda. Pero la mujer pensando en
su familia continuó rogándole: ¡Por favor señor! Se lo pagaré tan pronto como
pueda. El dueño se excusó diciendo que no podía darle crédito ya que no tenía
una cuenta de crédito en su tienda.
Cerca
del mostrador se encontraba un cliente que escuchó la conversación entre el
dueño de la tienda y la mujer.
El
cliente se acercó y le dijo al dueño de la tienda que él se haría cargo de lo
que la mujer necesitara para su familia, pero éste no le hizo caso.
Se
dirigió a la mujer y le preguntó: ¿Tiene usted una lista de compra? Si señor,
respondió ella.
Está
bien, ponga su lista en la balanza y lo que pese su lista, se lo daré yo en
comestibles.
La
mujer titubeó por un momento y cabizbaja, buscó en su cartera un pedazo de
papel y escribió en él. Luego temerosa, puso el pedazo de papel en la balanza.
Al
hacerlo la balanza bajó de golpe, como si hubiera puesto sobre ella una roca o
un pedazo de hierro. Los ojos del dueño y cliente se llenaron de asombro. Tal
como había dicho, el dueño comenzó a poner comestibles al otro lado de la
balanza, pero ésta no se movía, así que continuó poniendo más y más
comestibles, pero como la balanza nunca se igualaba, no aguantó más y agarró el
pedazo de papel para ver si había algún truco.
El
dueño miró el papel y lo leyó asombrado. No era una lista de compra, era una
oración que decía:
"Querido
Señor, tú conoces mis necesidades, dejo esta situación en tus manos".
El
dueño de la tienda le dio a la mujer todos los comestibles que había reunido y
se quedó en silencio, mientras la mujer abandonaba la tienda.
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Dios sabe cuánto pesa una Oración” dale "Me Gusta" si te gusto y
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Escoge la Vida
“Nadie
puede escoger la forma en que llegó al mundo, pero si puede decidir como
abandonarlo”.
Esta
frase se la escuché hace algún tiempo a un reconocido humorista Colombiano,
quien nos contaba la suma pobreza en la que se había levantado, el machismo que
había presenciado en su hogar y el poco o nulo conocimiento de Dios al que
había sido expuesto en su niñez.
Entre
lágrimas y risas nuestro expositor nos detallaba las circunstancias poco
favorables en las que había crecido, pero también exponía las decisiones que le
habían llevado a cambiar el futuro, que muchos, incluso él mismo, pintaban
oscuro.
En
primer lugar y a pesar de sus influencias, un día decidió abrir su corazón a
Dios, le pidió que entrara en su vida y que fuese su Señor. Más adelante, logró
superar la raíz de machismo sembrada en su niñez y debido a su mucho esfuerzo y
dedicación logró tener éxito en su carrera, dejando atrás su historia de
pobreza y ruina. Si bien es cierto que él no había podido cambiar su pasado, si
logró cambiar su futuro.
En
muchas ocasiones culpamos a nuestros padres, pareja, hijos, sociedad e
inclusive gobiernos por nuestras situaciones difíciles, por la falta de
oportunidades o circunstancias actuales, y si bien es cierto que nuestro pasado
puede influir de manera significativa en nuestro presente, también es certero
que Dios nos da la oportunidad de cambiar nuestro futuro, no sólo el que
disfrutaremos aquí en la tierra sino en la eternidad.
“Al
cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto
ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida
para que vivas, tú y tu descendencia.” Deuteronomio 30:19
Cada
persona tiene la oportunidad de escoger su propio destino. Toma las decisiones
correctas, escoge la vida, decídete por Cristo y disfrutarás un futuro muy
diferente al que te ofrecieron tus padres o al que vienes forjando tu mismo.
No
podemos escoger cómo llegamos a este mundo pero sí la forma en que nos vamos de
él.
La Misericordia de Dios
No
hay ningún final en la compasión y misericordia de Dios. El que no escatimó ni
a Su propio Hijo no tiene prisa para destruir a los desobedientes. Las
Escrituras dicen que Dios no se goza de la muerte y ruina del impío. Dios ha
hecho todo lo posible para hacer la Salvación disponible para todos los
hombres. Él sólo pide que aceptemos Su provisión de Salvación. Él es lleno de
Gracia para todo hombre y no rechazará a ninguno. Tampoco Su compasión y
misericordia fallan al ser extendidas a nosotros después de que aceptamos la
maravillosa provisión de Su Salvación. Él no se apresura a eliminarnos por
nuestros errores, por nuestra ignorancia, ni por nuestra rebelión. Pero,
después de exponerse a la maravilla de la paciencia y misericordia de Dios,
también debemos reconocer que si caemos al aceptar y andar en la provisión
ofrecida gratuitamente por El Señor en esta vida, enfrentaremos una eternidad
fuera de Su presencia, en el lago de fuego. Su misericordia está extendida pero
usted y yo debemos alcanzarla mediante la fe y recoger para nosotros el milagro
de salvación en esta vida o enfrentar una eternidad de desesperación y miseria.
Llámale hoy y experimenta por ti mismo las seguras misericordias del Señor.
Lamentaciones
3:22-23 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca
decayeron sus misericordias. (23) Nuevas son cada mañana; grande es tu
fidelidad.