martes, 30 de junio de 2015

Sal de la oscuridad

“Este es el mensaje que oímos de Jesús y que ahora les declaramos a ustedes: Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad. Por lo tanto, mentimos si afirmamos que tenemos comunión con Dios pero seguimos viviendo en oscuridad espiritual; no estamos practicando la verdad”. 1 Juan 1:5-6

Este texto lo escribe Juan, el discípulo amado de Jesús, aquel que cuando todos huyeron y se escondieron porque Cristo estaba siendo crucificado, se quedó a su lado e inclusive se encargó de cuidar de la madre de su maestro. Juan puede hablar de comunión e intimidad con Jesús, Juan estuvo en los momentos más importantes de su vida mientras estuvo en la tierra Juan caminó con él, habló con Jesús, aprendió de El e inclusive le tocó después de su resurrección. Este mismo Juan nos está recordando por medio de este verso que aquella persona que dice conocer a Jesús, que se hace llamar discípulo o que recibe el nombre de Cristiano pero tiene áreas en su vida ocultas a la luz de Cristo, sencillamente no está siendo honesto con Dios, ni consigo mismo. La única forma en que podemos escapar a una oscuridad espiritual, a situaciones caóticas, circunstancias que preferimos esconder o que nos avergüenzan, no es por medio de prácticas religiosas, ni a través de caretas que aparentan una perfección falsa, sino debido a una comunión real, genuina e íntima con Jesús. Jesucristo es luz, toda su vida en la tierra fue clara, nítida, nada hizo Jesús a escondidas o a espaldas a Dios, ni de los hombres. El desea que nuestra vida sea igual; transparente y honesta. No sólo con las personas a nuestro alrededor, sino con nosotros mismos pero sobre todo con El. A los hombres podemos engañarlos, es fácil vivir de pretensiones y mantener un estatus ante las personas pero esto no deja más que un rastro de insatisfacción, amargura e inconformidad. No es posible vivir de manera plena cuando aún hay oscuridad en nuestras vidas, porque tarde o temprano llegamos a ser esclavos de la misma. El propósito de Jesús es que practiquemos la verdad, porque eso trae luz a nuestra vida y nos hace libres. Su Luz nos da la plenitud que nuestra alma tanto desea. Decide hoy vivir en la luz de Cristo, permite que El entre a tu vida y alumbre aquellas áreas que por tanto tiempo te han quitado tu libertad y transparencia. Recuerda que no depende de ti sino de la intimidad que estés dispuesto(a) a experimentar con tu Señor.

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