jueves, 4 de junio de 2015

Soluciones Mágicas


Hace poco veía una película animada con mi sobrina, donde la princesa y a la vez, protagonista, tenia malentendidos con su madre, sencillamente no se comprendían, tenían formas de ser muy diferentes y puntos de vista completamente opuestos. Cierto día la princesa se molesta con su madre y huye al bosque donde se topa con una anciana hechicera, quien le provee con un pastel encantado el cual quitaría los problemas de la inocente joven.
Esta escena me recordó a nuestras actitudes en muchas oportunidades. Tenemos un problema, una enfermedad o una dificultad y deseamos una solución mágica. Es más, en la mayoría de los casos cuando buscamos a Dios esperando una respuesta, damos por hecho que ésta será instantánea y que no exigirá nada de nuestra parte.
Pero la realidad es que Dios no es un Dios de pócimas o palabras mágicas. El es un Dios que obra con un propósito y que conoce lo que en realidad necesitamos. El sabe si el problema en nuestras vidas es la cuenta que tenemos que pagar o si en realidad la dificultad radica en que no sabemos administrar bien nuestro dinero. Dios nos conoce mejor que nosotros mismos y eso es algo que debemos aprender.
Cuando nos enfermamos y vamos donde el doctor, él nos sienta en la camilla, luego empieza a examinarnos, nos pide que abramos la boca, que respiremos profundo y exhalemos por la boca. Nosotros sencillamente seguimos las indicaciones del médico, entendemos que él puede identificar mejor que nosotros lo que en realidad padecemos y por ende darnos la solución perfecta.
Dios, puede examinar nuestro corazón, Él tiene la capacidad de ver lo que ningún hombre alcanza a analizar, solo Él conoce las intenciones más profundas del ser humano y desea tratar directamente con ellas y no con las cosas externas que reflejamos.
Permítele a Dios que examine tu corazón, no te presentes delante de Él, diciéndole qué es exactamente lo que necesitas y el remedio que te gustaría tomar y por cuanto tiempo, reconoce su grandeza y capacidad para ver y entender lo que tú no logras comprender. Hoy no ores por una respuesta mágica o una solución instantánea a tu dificultad o problema. Pídele a Dios que mire la raíz de éste y lo trate. Ora a Dios para que mire el fondo de tu corazón y te dé el diagnóstico perfecto.
“Examíname, Oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. Salmo 139:23-24


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