Es una afección común entre los cristianos. Tal vez esto se debe a
que nos vemos afectados fuertemente por las fuerzas espirituales que nos
rodean. El Espíritu Santo siempre vendrá al lado y ayudará a levantar las
cargas de esta vida. Por otra parte, los poderes de las tinieblas libran
continuamente una guerra invisible contra nosotros. Tenemos la sensación de
esta batalla en el mundo espiritual y esta puede afectar nuestra estabilidad
emocional. Un momento podríamos estar en el séptimo cielo, sintiendo como si
pudiéramos apagar todos los dardos de fuego del enemigo. ¡Nos regocijamos,
somos fuertes, somos victoriosos! Entonces alguien nos dice una palabra y
colapsa nuestro mundo entero. Elías experimentó este fenómeno. En un momento
está experimentando la gran victoria sobre los falsos profetas en el monte
Carmelo. Al día siguiente, huye, temiendo por su vida. ¡Qué tan rápido nos
movemos de una meseta de la emoción a la siguiente. La fe debe ser nuestra gran
estabilizador! Cuando experimentamos el desánimo, el miedo, o la decepción
veamos a Dios por la gracia y la fuerza. Cuando usted se sienta desanimado,
deje que su fe suba recordándole a la mente la fidelidad de Dios en tiempos
pasados y manténgase firme.
Josué
1: 9 – Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni
desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.
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