lunes, 4 de mayo de 2015

Tu Protector



El rey Balac, vio entrar a los hijos de Israel y tuvo miedo, llamó a los ancianos de Madián y les pidió que enviara mensajeros que trajeran a Balaam. El rey quería que maldijera al pueblo de Israel.
En principio Balaam no se oponía, pero pidió que se le conceda el plazo de una noche para conocer la voluntad de Dios acerca de este pedido. A la mañana siguiente, Balaam les notifica que Dios se opone a su partida y que, por consiguiente, no podía acompañarlos. Entonces Balac envía otra comisión, más numerosa y que le insta para que los acompañe a Moab a fin de maldecir a Israel, prometiéndole que el rey le colmaría de honores. Dios habló a Balaam de noche y finalmente le autorizó a que fuera con ellos, a condición de que no hiciera más de lo que Él mismo le dijera.
Cuando llegó a Moab, Balaam construyó siete altares y pidió a Dios que maldijera a Israel. Dios contestó que los bendeciría. Balaam construyó siete altares adicionales en un lugar distinto. La respuesta era la misma. La tercera vez Balaam se fue a un tercer sitio. Balaam construyó siete altares más. Aún Dios se decidió a bendecir a Israel.
Balac, el rey, estaba enfurecido y dijo: ¡Yo te llamé para maldecir a mis enemigos! En cambio, los has bendecido tres veces. ¡Fuera de aquí ahora mismo! ¡Vuelve a tu casa! Te prometí una generosa recompensa, pero el Señor te ha impedido que la recibieras. Y en respuesta Balaam le dijo a Balac: ¿No recuerdas lo que expliqué a tus mensajeros? Dije: “Aunque Balac me diera su palacio repleto de plata y oro, no podría hacer absolutamente nada en contra de la voluntad del Señor”. ¡Te advertí que únicamente podría decir lo que el Señor me dijera! (Números 22-24 NTV.)
La voluntad de Dios no era maldecir a su pueblo, Israel, aunque tuvo muchos motivos por sus constantes quejas en el desierto, por el agua, el maná, la idolatría; pero Dios había prometido a su pueblo sacarlos de la esclavitud de los Egipcios y no podría ir en contra de su palabra como nos dice 2 Timoteo 2:13 (NTV) “Si somos infieles, él permanece fiel, pues él no puede negar quién es.”
También Balaán pudo maldecir al pueblo de Dios y recibir la recompensa de parte del rey, pero no lo hizo, porque las fuerzas del mal no pueden prevalecer en malos propósitos contra quienes están bendecidos por el Señor.
Dios tenía un propósito para este pueblo, como lo tiene para cada unos de sus hijos, somos su especial tesoro, los guardó del mal y nosotros también gozamos de ese privilegio.
Ten el pleno convencimiento que tu Padre celestial te está protegiendo, en todo tiempo, aunque no lo veas. Puede que haya personas que desean tu mal y se junten para confabular acerca de como dañarte, pero El está moviendo circunstancias a tu favor, porque te ama y tiene un pacto contigo, te sacará del desierto para llevarte a los valles que tiene preparado. Te librará de peligros, por lo cual puedes caminar por la vida en la seguridad de saber

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