Cuando
a Dios le agrada la conducta de un hombre, lo ayuda a mantenerse firme. Tal vez tenga tropiezos, pero no llegará a
fracasar porque Dios le dará su apoyo.
Ni antes cuando era joven, ni ahora que ya soy viejo, he visto jamás
gente honrada viviendo en la miseria, ni tampoco que sus hijos andén pidiendo
pan. Cuando la gente honrada regala
algo, siempre lo hace con generosidad; sus hijos son una bendición. Dios salva a los buenos. Cuando llegan los
días malos, Dios es su único refugio.
Dios les brinda su ayuda y los salva de los malvados; les da la victoria
porque en él confían.
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