martes, 28 de julio de 2015

La oración es el mejor estilo de vida

Es expresarle permanentemente a Dios que depositamos nuestra confianza en Él y que necesitamos de su amor, de su poder y de su misericordia. Es despojarse de toda auto-suficiencia y presentarse con las manos vacías delante de Él. Orar es ver como resultado de esa entrega, el amor, el poder y la misericordia de Dios derramándose soberanamente sobre nuestras vidas, en frutos paulatinos, o a través de respuestas notables y espectaculares. La oración rompe cadenas, derriba montañas y produce libertad en nuestras vidas. Ella rompe las barreras que nos impiden comunicarnos con Dios. Además, al estar delante de Dios y al reconocer nuestra necesidad personal, encontramos también seguridad. Experimentamos la certeza de que cuando estamos en íntima comunión con Él, se satisfacen todas nuestras necesidades. Para Él nada es imposible, si tan sólo creemos. Quien ora suplica a Dios Padre, Él recibe la oración, la examina para ver si está de acuerdo con su voluntad, se inclina hacia nosotros, cambia personas, circunstancias, actúa en cosas y en detalles y nos da las respuestas perfectas, conforme a la excelencia de su voluntad para nosotros, nuestras familias y las vidas a nuestro alrededor. Los resultados de la oración son infinitos. La oración produce paz, equilibrio, certeza. La respuesta siempre viene en el momento y circunstancia perfecta para nuestra vida. Es por eso que debemos anhelar la presencia de Dios como lo hizo David y tener la confianza que él tenía, la cual le permitía expresar: «Tarde, mañana y a medio día oraré y clamaré, y Él oirá mi voz».
¿Tiene la fe para creer que en cualquier momento y circunstancia Dios le oye y acude en su auxilio? La oración es el arma poderosa que necesita todo hijo de Dios. Cuando las cargas nos agobian, qué difícil es llevarlas solos, pero cuando se las dejamos a Él en oración, sentimos el alivio que nos da su paz infinita.
 HABLEMOS CON DIOS “Amoroso Espíritu Santo, te quiero pedir que me enseñes a orar en todo tiempo y con tu verdad. Abre mi entendimiento para interceder como conviene, no permitas que mis oraciones sean egoístas y vanas, sino, dame sabiduría para orar y ver cómo se hacen realidad los planes de Dios en mi vida y en la de mi familia. Quita todo razonamiento e incredulidad que pueda haber en mi corazón, Amén”. Dios escuche tu ruego y oración cuando a él clamares, y sea propicio a tu necesidad. Que su gracia y misericordia sea extendida en tu vida y en la de tu familia. Paz sea a Israel, y rogad siempre por la paz de Jerusalen.
Que en este día Dios te guarde, bendiga, coloque en ti paz y prospere la obra de tus manos.

Que tengas un exitoso y fructífero día, un fuerte abrazo de quien te aprecia y te tiene presente en sus oraciones.

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