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Joel. 3:16 Y Jehová rugirá desde
Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero
Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.
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Este es el tiempo en el cual debemos
sacar ese depósito que tenemos en el Señor, la Palabra nos enseña que El es el
León de Judá, y que está dentro de nosotros desde el momento en que le
recibimos como Salvador, por lo tanto es el tiempo que aprendamos a rugir para
quebrantar las estructuras y diseños diabólicos que contra nosotros se han
levantado, no es posible que como hijos de Dios caminemos en sendas que no nos
pertenecen como: la tristeza, la frustración, el cansancio, la escases, el
pleito entre otros, Dios viene a traerte una Palabra: nunca tu problema será
más grande que nuestro Dios, hemos sido dotados de la imagen y semejanza de
Dios, somos nosotros el cazador que debe ir contra la presa y no la presa
contra el cazador, el diablo está derrotado y lo que ya ha sido vencido no
tiene por qué levantarse y menos contra nosotros los que hemos sido redimidos
por la Sangre de Cristo, es tiempo de hacer temblar al diablo con el rugir que
sale de nuestras bocas, es tiempo que mostremos el poder que se nos ha dado
como la iglesia del cordero, el Reino no es de lo cobardes sino de los
valientes quienes lo arrebatan, tu posición no es la de temblar frente a las
circunstancias que se levantan en contra tuya, tu posición es la de ceñirse,
pararse y ejecutar el rugido de Dios, todos sabemos que el León se impone sobre
la selva, de esa misma manera debemos nosotros imponernos sobre los problemas o
situaciones que pasan en nuestras vidas. Hemos visto lo poderoso que es el
rugir del León, el pueblo de Israel lo practicó hasta que los muros fueran
derribados, y de esa misma manera nosotros debemos hacerlo. Cuando el diablo
escuche que hay un León dentro de ti no se atreverá a acercarse. Tener al
Espíritu Santo es tener la oportunidad de gritarle al diablo sus verdades, su
posición de vencido, derrotado, fracasado, tenemos el poder de la Sangre de
Cristo y el poder de la Palabra, no hay por qué estar tristes ni agobiados
cuando tenemos a un Dios poderoso, es tiempo que vengas contra tu problema,
contra lo que te afligía, contra lo que te infundía temor y lo derribes. Dile a
Dios: ruge león de Judá en nosotros, trae la potencia de tu voz y de tu poder
para que sean derribadas las obras del diablo en el nombre de Jesús.
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