La lucha espiritual es una gran batalla pero la victoria se define en
los enfrentamientos más pequeños, lo mortífero en estas luchas son los "
Pecados que cometemos deliberadamente" a causa de nuestras debilidades
crónicas. Así como un enorme dique se derrumba por una grieta de una pulgada,
el quedarnos en el cielo o en el infierno también depende de un espacio
diminuto de una Pulgada. La única manera de de fortalecer la debilidad de uno
es llenándola con el poder de Dios, por más que el mar sea ancho y hondo no
podrá hundir al velero; por el contrario un inmenso buque puede hundirse por un
diminuto orificio si pasa el agua por allí. Así como la vida es una lucha, la
vida de fe también en una lucha sin fin, y en esta batalla espiritual debemos
ser los guerreros en quienes el Señor nuestro Dios pueda confiar.
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