Seamos
honestos – las dudas son una realidad en la fe Cristiana. La fe, en esencia, es
la “seguridad de las cosas por las que esperamos, la fe es la garantía de lo
que se espera, la certeza de lo que no se ve”. (Hebreos 11:1). En el verso de
hoy puedes leer algo asombroso. Después de su muerte y resurrección, Jesús está
parado enfrente de Sus discípulos, enseñándoles, y aún “algunos dudaron.” ¿Cómo
puede ser posible que dudaran? O tal vez tú estás pensando: ¿Cómo se supone que
les diga a otros acerca de Jesús cuando Sus propios discípulos batallaron con
las dudas? En lugar de permitir que esto te desanime, permite que te anime. Los
Apóstoles lucharon para creer, eran fácilmente objeto de la distracción, y la
duda era una realidad en sus vidas. Y aun así Jesús los amó, cubrió sus
necesidades, y fue amable con ellos, incluso en medio de sus dudas. Así mismo
es en la vida Cristiana de hoy día. El hecho de que tengas dudas no te
descalifica de las bendiciones del Reino de Dios o de trabajar po Jesús. No
permitas que tus dudas te hagan callar tu fe. En cambio, se honesto acerca de
esas dudas con aquellos con quienes vas a compartir, y pídele respuestas al
Señor, y El será fiel y responderá. Mientras crecemos en nuestra relación con
Jesús, pidámosle que responda nuestras preguntas y dudas. La lectura de hoy la
llaman “La Gran Comisión”, el llamado que tiene cada persona, que cree en
Jesús, de ir y divulgar la verdad de Cristo y lo que esto significa para todo
el que crea en Él. En la parte final de este mandamiento está una pequeña
promesa. Jesús dijo: “estaré con ustedes siempre” Jesús dio a Sus discípulos un
destello de cuándo podían experimentar Su cercanía. Cuando fueran a cumplir con
su llamado. Cuándo eres obediente en compartir las nuevas de Su amor y paz,
cuando tomas el riesgo de evangelizar, orar por alguien que no lo conoce a Él,
manteniendo tu fe aun cuando tu reputación se deteriore ante otros, Jesús dice
que Él está contigo. Él está cerca. Toma el paso hoy. Decide compartir el amor
de Dios con alguien ahora mismo. Tú eres
un embajador de Cristo para aquellos que necesitan a Jesús en su hogar, su
urbanización, su trabajo y su ciudad. Dios está contigo. Si Dios está contigo,
¿quién puede estar en tu contra?
0 comentarios:
Publicar un comentario