“Por tanto, os digo que todo lo que
pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Marcos 11:24)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Juan 14:13-14;
Jeremías 33:3
Las relaciones humanas satisfactorias
y adecuadas son las que cumplen algunos requisitos que no pueden faltar, como
la sinceridad, la confiabilidad, el amor y el compromiso. En la relación del
ser humano con Dios, hay dos elementos fundamentales e imprescindibles que son:
El amor de Dios y la fe del hombre.
Con respecto al amor de Dios, no
tenemos por qué preocuparnos, pues este es un hecho demostrado con pruebas
indubitables, del cual es imposible desconfiar. Recordemos lo que la misma
Palabra nos dice al respecto: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna” (Juan 3:16)
El problema está en la débil fe del
ser humano, que le impide experimentar fortaleza ante las circunstancias, y por
el contrario, lo empequeñece, llenando el corazón de desánimo y agobio, hasta
el punto de ahogarlo por completo en medio del miedo y de la duda. Sin embargo,
hay dos pasos en esta hermosa promesa que vale la pena aprender hoy:
En primer lugar, es necesario pedir
en oración para tener una respuesta efectiva de parte de Dios. La Biblia nos
enseña que todo en la vida debe volverse un motivo de oración. Si cosas buenas,
para alabarlo y exaltarlo; si cosas negativas, para pedirle ver su gloria y su
poder. Lo primero que hace un hijo cuando le falta algo o está en problemas, es
acudir a su padre que lo ama y lo apoya incondicionalmente. Nuestro Padre es el
mejor de todos, y pedir en oración, es la mejor manera de sentirnos hijos y
decirle a Él que valoramos y apreciamos su paternidad.
En segundo lugar, está la confianza,
creer que recibiremos de parte de Dios. La fe no es creer que Dios puede; es
creer que Dios lo hará, que no dejará a sus hijos avergonzados, más cuando
somos dirigidos por su Espíritu en las oraciones que debemos hacer y en lo que
debemos pedir, entonces, lo que hemos pedido, sencillamente vendrá. Es más,
hasta podemos pedir la fe, si es que esta nos hace falta, y ¡Dios nos la dará
en abundancia!
HABLEMOS CON DIOS
“Gracias Señor por amarnos tanto y
por proveer para nosotros a través de tu Espíritu, el maravilloso regalo de la
fe. Ahora sé como debo pedirte para obtener tus respuestas en todos los
aspectos de mi vida”
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