“Y
todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. (Mateo 21:22)
Dios escucha cada una de nuestras
oraciones siempre; a medida que nos ejercitemos en ellas, adquirimos más fuerza
en lo que emprendemos; por consiguiente, nuestra fe crece al punto de
permitirnos mover montañas y alcanzar aquello que parece inalcanzable. De esta
manera, Dios nos da una maravillosa promesa: «Y todo lo que pidiereis en
oración, creyendo, lo recibiréis.» (Mateo 21:22).
Las promesas de Dios son suficiente
garantía para una vida de victoria; no dudemos en apropiarnos de ellas, para
nunca ser perdedores. Si alguna vez ve que sus oraciones no son respondidas,
siga orando con más insistencia, porque Dios contesta lo que en verdad nos
conviene. Él no responde caprichos o necedades, responde necesidades. No se
rinda nunca, si no ve la respuesta. Ríndase a Dios con insistencia en lo que
busca, de acuerdo con Su voluntad, porque de él viene todo lo bueno, agradable
y perfecto para su vida.
Cada una de nuestras oraciones es
oída por nuestro Padre amado, y a medida que nos vamos ejercitando en ellas,
adquirimos más fuerza para los proyectos que emprendamos; por consiguiente,
nuestra fe se desarrollará hasta llegar a ser inquebrantable, permitiéndonos
trabajar incansablemente, creyendo en lo imposible.
El Dios que daba grandes victorias a
su pueblo, es el mismo Dios que usted y yo tenemos y que nos invita a buscar su
rostro, para que disfrutemos de sus grandes triunfos. Hoy quiero recordarles
que Jesús dijo: “pedid todo lo que queráis y os será hecho.” y en la Carta
Universal de Santiago, agrega: “no recibís porque no pedís” En Jesús podemos
confiar sin duda alguna. En su nombre se le puede pedir al Padre y eso que se
pide es escuchado y contestado. Jesús está deseoso por respondernos más
abundantemente de lo que podemos pedir o pensar.
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