miércoles, 15 de abril de 2015

Cualquier cosa...


Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño, que El no les había ordenado. Y de la presencia del SEÑOR salió fuego que los consumió, y murieron delante del SEÑOR! Levítico 10:1-2 Estos dos muchachos eran hijos del sacerdote Aarón. Dios les había dado una orden para presentarse delante de Dios, y también para presentar su ofrenda, ya que ellos no podían presentar cualquier cosa, pero no lo tomaron en enserio, y entregaron “Fuego extraño”, en otras palabras, entregaron “Cualquier Fuego” menos el que Dios había mandado, y esto no agrado a Dios. Entonces Moisés dijo a Aarón: Esto es lo que el SEÑOR habló, diciendo: ``Como santo seré tratado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré honrado. Y Aarón guardó silencio.” Levítico 10:3 ¿Cuántas veces hemos entregado a Dios cualquier ofrenda? con tanta falta de temor, haciendo las cosas con quejas, cuántas veces hemos usado las palabras “Aunque sea…” y entregamos un trabajo o un examen mediocre, o sabiendo que tenemos que renunciar a algo porque sabemos que no le agrada a Dios, decimos “solo por esta vez, Dios sabe…” entonces no estás tomando en serio a Dios. “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.” Hebreos 12:28-29 No olvides que Dios es ¡Santo, Santo, Santo! Y que se merece lo mejor. Entonces, si tienes gratitud por todo lo que ha hecho en tu vida, trátalo como se merece, y con el valor que como sus hijos debemos darle. El temor a Dios, no es lo mismo que tener miedo, es una reverencia por el amor y admiración que le tenemos. Aquella que sólo podemos entender si sabemos quién es Dios. “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.” Deuteronomio 10:12

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