En
cualquier comunidad agrícola la necesidad de la lluvia es bien entendida. Es
necesario que haya lluvia antes de la siembra de la semilla en la tierra, para
preparar el terreno para la siembra. La lluvia sigue siendo una parte vital del
crecimiento de la semilla, ya que continúa su viaje hacia su buen término. Y
antes de que la mies esté madura es esencial la lluvia sobre la cosecha. La
lluvia es un tipo de movimiento y operación del Espíritu Santo. El Espíritu
Santo prepara nuestros corazones para la semilla de la Palabra de Dios y
permite que esa misma semilla crezca y madure después de ser implantada en
nuestro ser. Con el fin de que la verdad que se ha revelado se convierta en una
realidad en la vida del creyente, el Espíritu Santo tiene que preparar el
destinatario de la Palabra para el funcionamiento de la Palabra en el corazón y
la vida. Nunca llega un momento en que el bienestar espiritual del cristiano
pueda mantenerse sin la lluvia continua del Espíritu Santo en el alma. Así que
pida esta lluvia en su corazón, en su mente, en su alma, en sus circunstancias
diarias. Y deje al Espíritu Santo de Dios produzca en usted lo que únicamente
Él pude producir.
Zacarías
10: 1 - Pedid a Jehová lluvia en la
estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba
verde en el campo a cada uno.
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