“No reprendas al anciano, sino
exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas,
como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza. Honra a las
viudas que en verdad lo son” (1 Timoteo 5:1-3)
El apóstol Pablo buscó formar en
Timoteo un varón lleno de fe, un verdadero siervo de Dios que no sólo hablara
de Él con sus palabras sino también con sus acciones y su ejemplo. Es imposible
pretender servirle a Dios si no estamos dispuestos a desarrollar un estilo de
vida como el de Jesús. El hijo de Dios, estaba tan lleno de amor que era
fácilmente deducible que Dios estaba con Él. Su amor a su Padre no sólo se
manifestaba en palabras cuando oraba sino en acciones de obediencia que implicaban
tener misericordia y actuar con compasión siempre hacia todo ser humano, en
especial hacia los débiles, los enfermos, los desamparados, los menospreciados.
El Doctor Néstor Chamorro, fundador
de una gran familia llamada Cruzada Estudiantil y Profesional de Colombia,
Confederación Integral de Teoterapia, ICT en el mundo, enseñó esta gran verdad
de la Palabra de Dios “Hay que vivir con la gente, entre la gente y para la
gente”. Es que en esto radicó su felicidad y el éxito de su vida. Quienes
tuvimos el privilegio de compartir con él, recibimos un ejemplo de vida plena
de profundas satisfacciones. Pero sus victorias no estuvieron relacionadas con
logros académicos, económicos, con la fama o el poder. Su gran triunfo personal
fue el amor. Se sentía verdadero hijo de Dios, y esto lo hacía poseedor de un
genuino amor que manifestaba con libertad a cada uno de sus familiares, amigos
y discípulos. Es este trato único y especial, cargado de amor comprometido, lo
que ha hecho perdurable su recuerdo y vivo su ejemplo en el corazón de cada uno
de los miembros de esta gran familia.
Una persona que pretenda servirle a
Dios y desarrollar una obra trascendental en el mundo, debe desarrollar sólidos
principios basados en el amor genuino a los demás. Nadie que no ame genuinamente
a otro podrá influir perdurablemente en él. Toda victoria espiritual, toda obra
que trascienda a la eternidad, será motivada y desarrollada a través del amor.
Todo hombre y mujer de fe, llenos del Espíritu Santo, tendrán siempre una
extraordinaria dosis de amabilidad, dulzura, diligencia, paciencia y compromiso
para con todos; entonces estarán influyendo poderosamente en la vida de quienes
les rodean, produciendo frutos de sanidad, restauración, liberación,
prosperidad y gozo, pero también produciendo la multiplicación de su amor en la
vida de otros.
Ahora vemos que el trato adecuado,
respetuoso y misericordioso a quienes nos rodean, no es una cuestión de
carácter, de formación, o de una actitud. Es una capacitación sobrenatural del
Espíritu Santo, que nos lleva más allá de tener unas excelentes relaciones con
los demás, a vivir en íntima comunión con Dios, manifestando su amor a través
de nuestra vida.
0 comentarios:
Publicar un comentario