“Más
tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que
está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”
(Mateo 6:6)
Esta
es otra enseñanza de Jesús respecto a la oración; debemos hacerlo de una manera
personal, privada e íntima, donde se sostiene una relación estrecha con Dios a
través de Jesucristo. La fe se ejercita en lo privado, aunque los resultados
son manifiestos públicamente; esta forma de oración es lo que podemos denominar
“devocional personal” y es un tiempo muy importante que todo hijo de Dios debe
apartar cada día para enriquecer su vida espiritual, mientras se mantiene ese
maravilloso diálogo con nuestro amado Señor, dándole así la oportunidad a Él
para equiparnos para nuestro diario vivir... Allí adquirimos fuerzas que de
otra manera no podríamos tener. Es un tiempo en el que Dios nos capacita para
“levantar alas como águilas” para correr sin cansarnos y caminar sin
fatigarnos.
Si
leemos Marcos 1:35 aprendemos de Jesús, lo siguiente: en primer lugar: Se
levantó temprano y se fue a un lugar solitario para estar con su Padre, y
segundo, aunque estaba cansado por su trabajo al terminar cada día, nunca
estuvo cansado para orar; Él sabía que el secreto del éxito en su ministerio
dependía de su búsqueda de Dios.
Hay
un secreto especial en el hecho de madrugar, de levantarse temprano, de apartar
este primer momento del día para Dios. Es darle a Él, lo primero y lo mejor,
tal como hemos sido enseñados por la misma Palabra de Dios y de acuerdo al
valioso ejemplo de los grandes héroes de la fe que han existido. Todos
aprendieron a buscar a Dios muy temprano en la mañana, antes de emprender
cualquier otra acción del día. Pero no solamente lo hacían al comenzar el día,
sino continuamente; hay algo que necesitamos es la ayuda de Dios. Quien
ejercita la oración contará siempre con la Presencia de Dios; y quien anda con
Él “habitará bajo la sombra del altísimo”
Necesitamos
encontrarnos con Dios urgentemente, no es de vez en cuando. Si esperamos ser
bendecidos, prosperados, tener salud, gozar de paz y armonía en el hogar, etc.,
la recomendación es ser diligentes en buscar a Dios. El tiempo devocional de
manera puntual, nos lleva a disfrutar de todas las riquezas que Dios tiene en
su gloria, y las derrama en abundancia sobre los que le buscan. Por eso el rey
David fue un hombre que contó con toda la abundancia de Dios como su Padre: “Oh
Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y
esperaré” (Salmo 5:3)
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