miércoles, 23 de noviembre de 2016

El Valor De Un Día


“Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:16)



Dios nos hizo para triunfar, para vivir una vida de victoria en todo lo que emprendamos y como todo en la vida demanda esfuerzo y diligencia, esto requiere también una formación especial de nuestro carácter, el cual, es el bien más grande que a nuestro Padre celestial le interesa darnos. Para ello nos ha dejado magnificas herramientas y oportunidades. Los hombres y mujeres victoriosas que alcanzan grandes resultados y permanentes frutos, son aquellos que aprecian el valor inestimable de ser formados cada día en las manos de su precioso Alfarero, aman la vida, ven que cada día es el día que el Señor les da para aprovecharlo intensamente y trabajan con gozo; por consiguiente es un hecho que a los que viven de esta manera, la vida les devuelve en la misma proporción.
Cada día que Dios nos da es una de sus tantas bendiciones, por consiguiente, debemos recibir cada amanecer con la alegría y el regocijo del que recibe un tesoro de incalculable valor. Desde que entendí esta verdad aprendí a recibir cada día con gran alegría y agradecimiento a Dios, desde muy temprano, sin importar si haya dormido bien o no, si al acostarme recibí alguna mala noticia o algo ha perturbado mi corazón, en fin cualquier situación. Todas las mañanas al abrir mis ojos, miro hacia la ventana de mi cuarto y recito las palabras del Salmo 118:24 “Este es el día que hizo el Señor, me gozaré y alegraré en él”
Esta dinámica espiritual, levanta mi fe para creer cada día que “si Dios está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Salmo 118:6), “aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;…” (Salmo 23:4).

El hijo de Dios debe vivir convencido que el día de hoy, mañana y todos los siguientes, es un regalo exclusivo del Señor para él. El día le pertenece a usted, y es usted quien puede convertirlo en una maravillosa aventura o en una deplorable desgracia. A lo mejor, como es normal, habrá momentos difíciles, cuando llega alguna adversidad o algo no resulta bien. Más allá de lo que suceda, ese día nos pertenece y tenemos que manejarlo con las herramientas que Dios nos ha dado, es decir, la fe y la oración, lo cual nos permite vivir por encima de las circunstancias.

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