martes, 1 de noviembre de 2016

Señor, No Me Olvido De Tus Beneficios


“Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:1-2)

Cuenta un misionero cristiano que al llegar a las selvas del Brasil junto con un grupo de fieles cristianos, encontraron una tribu indígena que les dio una gran lección; cuando les preguntaron como pedían ellos a Dios por sus necesidades, ellos contestaron que cuando se reunían sólo lo hacían para agradecer y no para pedir, porque para ellos ya con lo que tenían era más que suficiente; nada les faltaba, estaban contentos con lo que tenían.
El rey David nos invita en muchos de sus Salmos a cultivar el agradecimiento a Dios. Esta era una de sus mayores virtudes, a través de la cual se mantenía humilde, y se guardaba de la altivez y el orgullo. No es extraño que fuera esta la característica a través de la cual el “dulce cantor de Israel” se mereció el título de ser el “hombre conforme al corazón de Dios”. Además, son innumerables los beneficios para aquel que vive agradecido por todo, encontrando siempre valiosos motivos para reconocer el amor y la bondad de su Padre Dios. Entre ellos cabe resaltar: el gozo, la alegría, la paz, la paciencia, la fortaleza y la fe.
Forme parte ahora mismo, del grupo de los agradecidos y felices, de los que viven mejor y por más tiempo. Deje de pertenecer al grupo de los amargados, de los quejumbrosos y de los que se enferman más. Tenga en cuenta las siguientes sugerencias:
• Dedique 20 minutos diarios a recordar todo lo bueno que usted ha recibido. Recuerde como el rey David que Él nos perdona, nos sana, nos rescata, nos corona, nos sacia, nos rejuvenece, nos hace justicia, se compadece de nosotros, etc. Haga un listado, léalo en voz alta y de gracias a Dios por cada cosa anotada, reconociendo su infinito amor y misericordia
• Reconozca que muchas situaciones difíciles que hemos vivido han sido por errores o faltas nuestras. Pida perdón a Dios y esté dispuesto a cambiar con la ayuda de su Santo Espíritu
• Pida al Señor que le ayude a aceptar a los demás y a reconocer que las faltas de otros son oportunidades que Dios nos da para crecer, madurar y perfeccionarnos en el amor

• Propóngase cambiar las quejas por alabanzas y acción de gracias

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