Baruc
vivió hace más o menos 25 siglos. Era escriba, dicho de otro modo era
secretario de importantes personajes. Baruc era un fiel creyente. Por esta
razón estaba apegado a Jeremías, el gran profeta en Jerusalén y le servía. Pero
la época era sombría; Jeremías anunciaba que Jerusalén iba a ser destruida por
sus enemigos. El pueblo rehusaba creerle y no soportaba a causa de sus mensajes
amenazadores. También perseguía a Baruc, pues este los escribía y los leía
públicamente. Entonces Baruc empezó a quejarse de su suerte diciendo: ¡Ay de mí
ahora! por que ha añadido el Señor tristeza a mi dolor; fatigado estoy de
gemir, y no he hallado descanso” Jeremías 45:3. Por cierto supongo que él
hubiera preferido escribir mensajes de victoria y de paz. En su amor Dios
contesto a su siervo desanimado: “Ves Baruc, esta ciudad va a ser destruida,
entonces no busques grandezas para ti; te daré tu vida por botín en todos los
lugares a donde fueres” ver.5 Talves estas insatisfecho con lo que tienes? No
te lamentes por la posición que en este momento ocupas, ahuyenta este estado de
espíritu, deja de suponer que el Señor es injusto contigo. El está a tu lado en
todo y tiene maravillas preparadas para ti ahora. No te sientas incomprendido o
perseguido pues verá por ti. Como lo hizo con Baruc te dio el regalo de la vida
porque sabe que puedes con ella. Cuando Jesús era incomprendido, rechazado,
sabia alabar al Padre por todas sus decisiones. ¡Solo imítalo¡ “Perode ninguna
cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi
carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar
testimonio del evangelio de la gracia de Dios.” Hechos 20:24
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