Sacrificio de Navidad
… cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo…
(v. 4).
Lectura: Gálatas 4:1-7 El clásico cuento de O. Henry, El regalo
de los reyes magos, narra la historia de Jim y Delia, un matrimonio que
atravesaba problemas financieros. La Navidad se acercaba y querían hacerse
regalos especiales, pero la falta de dinero los llevó a tomar medidas
drásticas. El bien más preciado de Jim era un reloj de oro, y el de Delia, su
cabello largo y hermoso. Entonces, Jim vendió su reloj para comprarle unas
peinetas a su esposa, mientras que ella vendió su cabello y compró una cadena
para el reloj de su marido.
Merecidamente, esta historia se ha vuelto muy preciada, ya que
señala que la esencia y la medida del amor verdadero es el sacrificio. Este
concepto se aplica particularmente a la Navidad, porque el sacrificio es la
clave de la historia del nacimiento de Cristo: nació para morir, y para morir
por nosotros. Por eso, el ángel dijo a José: «llamarás su nombre Jesús, porque
él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1:21).
Mucho antes de que Jesús naciera, se había determinado que
viniera a rescatarnos del pecado en que habíamos caído. Así que, jamás podremos
apreciar en plenitud el pesebre a menos que lo veamos a la sombra de la cruz.
La Navidad se trata del amor de Cristo, el cual destella con total intensidad
en su sacrificio por nosotros.
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