Sin
embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Romanos
8:37
En
1 Crónicas 14 vemos que David tuvo un problema parecido. Había sido ungido como
rey por el profeta Samuel cuando era un adolescente. Por años supo que algún
día reinaría sobre Israel; sin embargo, no estaba convencido de ello.
Pero
vea lo que dice el versículo 2: "Entonces entendió David que Jehová lo
había confirmado como rey sobre Israel, pues había exaltado su reino sobre su
pueblo Israel". ¡Por fin quedó convencido! David entendió que el Señor lo
había establecido como rey. Me imagino a David diciendo: "Soy rey. ¡En
realidad soy rey! ¡YO SOY REY!" En ese momento, ser rey dejó de ser un
sueño para David y se convirtió en una realidad; él pudo verse como rey.
¿Qué
tiene que ver eso con nosotros? Pues, al igual que David, se nos ha asignado un
oficio real, solo que se nos ha hecho difícil creerlo. Pero hasta que no
creamos, no podremos ejercer el poder o la autoridad de ese oficio.
Por
ejemplo, supongamos que alguien está enfermo. Esa persona podrá gritar 50 veces
al día que por las heridas de Cristo es sanada; podrá esperar ser sanada; podrá
creer con todas sus fuerzas en la sanidad. Pero si no se ve realmente completa
y sana en Cristo Jesús, si no se ve "sanada" en lugar de verse
"enferma", nunca recibirá ayuda sobrenatural. Pero una vez que llegue
a entender y a darse cuenta de que es "sanada", nadie, ni siquiera el
diablo mismo, podrá impedirle que sea sanada.
No
deje que el diablo le siga engañando. Permanezca en la Palabra de Dios para que
pueda pasar de la creencia al conocimiento cierto. Léala y medítela. Véase a
través de los ojos de la Palabra de Dios hasta que su posición en la familia
real de Cristo sea una realidad en su vida.
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