viernes, 15 de enero de 2016

DIOS, EL VERDADERO FUNDAMENTO


“Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia”. (Salmo 127:1)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Mateo 7:24-27
Toda casa es edificada por una familia, pero a la reflexión que nos lleva este versículo es: para que un hogar y una ciudad estén protegidos y seguros, es necesario que Dios esté incluido en los planes y acciones del hombre que la construye o la guarda. La Escritura nos enseña que todo debe ser levantado sobre bases firmes, y si sabemos que Cristo es roca firme, qué mejor que cimentar cualquier proyecto en Él. También es importante al formar una familia, el enseñar normas morales y formar muy bien académicamente a los hijos; pero la base fundamental para el éxito en el hogar está en poner a Cristo como cabeza de éste.
Dios es el diseñador de la familia y esa es precisamente la razón por la cual la mayoría viven en crisis, porque han desconocido los principios que Él proporcionó para el establecimiento y la felicidad de la familia. Los padres, hoy deben aprender a escuchar la voz de Dios para obedecerle. Dios debe ser el centro de nuestra vida para ser en consecuencia el centro de nuestro hogar.
La única manera de salvar una familia es logrando que ella vuelva al lugar a donde pertenece, al corazón de Dios; y para esto es indispensable enraizarla, cimentarla, fundamentarla en su Verdad. Por lo tanto Cristo tiene que ser el centro de nuestra familia, estableciendo la autoridad de Dios en ella y restableciendo el orden y la armonía de Dios.
Formar una familia es una empresa de mucha responsabilidad, porque tiene que ver con la construcción de vidas que tarde o temprano van a reflejarse en la sociedad. Muchos no tienen claridad del valor que ella tiene, viven confundidos contemplando cada día la triste realidad del desmoronamiento de la institución que ha sido destinada a ser sólida y estable, y no a fracasar.

Solo nuestro amado Padre Celestial nos da los fundamentos necesarios para que nuestra familia y sociedad sean el espacio donde cada uno de sus miembros alcanza la realización total e integral.

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