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Y viéndolo los hijos de
Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto?… (v. 15).
Éxodo 16:11-31
Mi madre enseñó en la
escuela dominical durante décadas. Un día, quería mostrar cómo Dios les proveyó
comida a los israelitas en el desierto. Para darle vida a su relato, hizo un
«maná» para los niños de su clase. Cortó trozos pequeños de pan y les puso miel
encima. Su receta se inspiró en la descripción bíblica: «dulce como el pan con
miel» (Éxodo 16:31 tla).
Cuando los israelitas
encontraron el pan que Dios envió del cielo, parecía una helada sobre la
tierra: «Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es
esto?» (v. 15). La palabra hebrea man significa «qué»; por eso, lo llamaron
maná. Descubrieron que podían molerlo y hacer panes para cocinar (Números
11:7-8). Sea lo que fuere, llegaba de manera desconcertante (Éxodo 16:4, 14),
tenía una consistencia singular (v. 14) y duraba poco (vv. 19-20).
A veces, Dios provee de modo
sorprendente. Esto nos recuerda que nuestras expectativas no lo limitan y que
no podemos predecir lo que hará. Mientras esperamos, nos concentramos en su
Persona y no en lo que podemos hacer para encontrar gozo y satisfacción en
nuestra relación con Él.
Querido Dios, ayúdame a
aceptar tu provisión y la manera en que decides enviarla. Gracias por ocuparte
de mis necesidades y suplirlas.
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