jueves, 28 de abril de 2016

LA SEGURIDAD DEL AMOR DE DIOS


“Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación”
(Salmo 91: 14-16)
Cuando Dios nos describe en su Palabra cuál es la relación que desea y espera que los seres humanos establezcamos con Él, nos damos cuenta que es la misma que un niño establece con su padre. Y si vamos aún más allá, podemos compararla, sin exagerar, al estrecho, íntimo e indisoluble vínculo que un bebé tiene con su madre, antes de nacer.
Hoy la ciencia nos confirma que lo que sostiene al bebé no es tanto la fortaleza física de la madre ni la condición de salud de ella o del bebé, sino el amor. Si no hay este preciosísimo y vital elemento, la existencia termina y la vida no tiene lugar.
Así mismo, cada uno de nosotros ha sido producto del amor. El amor de un Padre que lo ha dado todo de sí para que tengamos vida y no cualquier vida, sino la más maravillosa y excelsa, la de Él, tal como lo dice su Palabra: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)
Ahora bien, como el amor genera amor, la respuesta natural de un hijo al cuidado y entrega de sus padres, no es otra distinta que el amor. Este sigue siendo el vínculo perfecto, el que sigue manteniendo el buen hijo con su padre, toda la vida, a pesar de que crezca y se convierta en un adulto. Bueno, es también el amor lo único que nos mantiene unidos a nuestro Padre celestial y nos permite disfrutar de su presencia, de su compañía, de su sabiduría y de su poder.

Es el amor lo que nos permite creerle a Dios y creer en la provisión de salud, libertad y bendición total que nos ha dado en su Hijo Jesucristo. Él es el cumplimiento de todas las promesas de Dios para la humanidad. Cuando creemos en el amor de Dios, y ponemos nuestro amor en Él, entonces podemos disfrutar de los beneficios de la obra de la cruz: “Yo también los libraré, les pondré en alto, les responderé, los libraré, les glorificaré, los saciaré de larga vida y les mostraré mi salvación”.

La naranja exprimida


Me estaba preparando para dar una conferencia y decidí llevar una naranja al escenario como una proposición para mi clase...
Abrí una conversación con un joven brillante que estaba sentado en la primera fila, y le dije: - Si yo exprimiera esta naranja tan fuerte como pueda, ¿qué podría salir? Él me miró como si estuviera un poco loco y dijo: - Jugo, ¡por supuesto! - ¿Crees que jugo de manzana podría salir de ella? - ¡No! (él se reía). - ¿Y jugo de toronja? - ¡Tampoco! - ¿Qué saldría de ella? - Jugo de naranja, por supuesto. - ¿Por qué?, ¿por qué cuando exprimo una naranja sale jugo de naranja? - Bueno, es una naranja y eso es lo que hay dentro.
Asentí con la cabeza y le dije: - Cierto. Vamos a suponer que ésta naranja no es una naranja, sino que eres tú y alguien te aprieta, pone presión sobre ti, y te dice algo que a ti no te gusta; te ofende y fuera de ti sale ira, odio, amargura, miedo. ¿Por qué sale ésto? La respuesta que dio el joven fue: - Porque éso es lo que hay dentro.
Ésta una de las grandes lecciones de la vida: ¿Qué sale de tí cuando la vida te aprieta, cuando alguien te produce dolor o te ofende? Si la ira, el dolor y el miedo salen de tí, es porque éso es lo que hay dentro. No importa quien hace la contracción, si es tu madre, tu hermano, tus hijos, tu jefe, etc...
Si alguien dice algo acerca de tí que no te gusta, lo que sale de tí es lo que hay dentro; y lo que está dentro sólo depende de tí, ¡es tu elección! Cuando alguien te presiona y sale amor, es porque éso es lo que has permitido que esté en tu interior.
Hoy hay una naranja para tí y para mí. Ahora, nos toca reflexionar qué hay dentro de tí y de mí, porque "de la abundancia del corazón habla la boca" [Mat 15:18].
A Jesús Nuestro Señor lo "exprimieron" y sólo salió de Él, perdón, sangre de amor y misericordia por nosotros. Nos dió vivo ejemplo de que, aunque lo insultaron, lo laceraron, lo humillaron y lo trataron peor que a un criminal, ¡de Él solo salió amor!
Tratemos de llenarnos de ese AMOR gratuito que solo viene de Él.

·         Jader Peluffo

BUSCANDO LA DIRECCIÓN DE DIOS


“Oye, hijo mío, y recibe mis razones, y se te multiplicarán años de vida. Por el camino de la sabiduría te he encaminado, y por veredas derechas te he hecho andar. Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos, y si corrieres, no tropezarás” (Proverbios 4:10- 12)


Podemos encontrarnos con sendas desconocidas e innumerables atajos que nos conducen a parajes sin salida, pero si en cada paso que damos contamos con la sabia dirección de nuestro Padre Dios, caminaremos seguros, y nada nos hará caer. Él, a través de tres maneras, nos indica el camino a seguir, de tal forma que podemos ir cantando alegremente, libres del temor y de la angustia que muchas veces nos asalta, haciendo lento y torpe nuestro caminar, al punto de paralizarnos e impedirnos avanzar. El camino diáfano y seguro para nuestra vida, la única senda recta en la que podemos andar para que sean multiplicados nuestros años en bendición y en prosperidad, es la voluntad perfecta de Dios. Pero... ¿Cómo conocerla? En primer lugar, a través del Espíritu Santo. Él conoce lo profundo del corazón de Dios y tiene como propósito glorificar a Jesucristo. Él nos revelará la voluntad perfecta del Padre y nos dará la obediencia del Hijo, para que podamos tener una vida tan fructífera y benéfica como la suya. Él nos recordará todo el tiempo las enseñanzas de Jesús y nos conducirá siempre a toda verdad, y aún nos revelará lo que habrá de venir, cosas que ni aún nos imaginamos que Dios haya preparado para cada uno de nosotros. En segundo lugar tenemos la misma Palabra de Dios, la Biblia, la cual contiene todo lo que debemos conocer para que nos vaya bien en todo momento y circunstancia de nuestra vida. Es nuestro verdadero Manual de Vida, nuestra carta de navegación y nuestra brújula, la cual debemos consultar diariamente y en cada situación. Por último, Dios nos ha dado el precioso regalo de contar con personas a las que Él ha colocado una capacidad especial para servir y entregar su vida en calidad de pastores. Estas asumen la responsabilidad de ser padres o madres espirituales, y están dispuestas a brindar ayuda a cada discípulo, como se le presta a una ovejita en el redil: La cuida, la ama, la protege, la orienta, va delante de ella dándole ejemplo, la ayuda a crecer y a desarrollarse, le enseña a vivir. “Oye, hijo mío, y recibe mis razones,” Nuestro amado Papá Dios solo quiere ver que nosotros sus hijos vayamos firmes y seguros, amparados bajo la sombra de sus alas y que absolutamente, nada nos haga falta. 

miércoles, 27 de abril de 2016

¡Somos bomberos!


“Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse. El enojo humano no produce la rectitud que Dios desea.” Santiago 19-20 NTV

Un incendio empieza con una chispa caída en un material muy seco, esta chispa puede ser apagada de inmediato cuando se tiene abundante agua a disposición, un extinguidor de fuego, tierra o una manta. Pero si no, el fuego va creciendo y al ser alimentando provoca mucha destrucción. Las personas solemos prender chispas en diferentes circunstancias: al dar una palabra que juzga, un comentario o expresión que ofende a otra persona, pero además el incendio va creciendo en los casos que no sabemos escuchar o no tenemos empatía hacia los demás. El escuchar es uno de los componentes de la comunicación, es por eso que Dios nos ha provisto de dos oídos, pero el solo oír no implica que uno está escuchando con atención a la otra persona, se requiere también que los demás sentidos estén implicados. La frase utilizada en un programa conocido dice: “No te escucho, no te escucho tengo orejas de pescado” refleja que uno cierra los oídos cuando no quiere escuchar el mensaje de los demás, ya sea porque no le conviene, o bien porque no quiere ser corregido, o quizás por no estar interesado en lo que tienen para decirle o tal vez porque se encuentra dominado por la furia. Tengamos presente que una respuesta serena o muda aporta al cese de un conflicto, como dice: “La respuesta apacible desvía el enojo, pero las palabras ásperas encienden los ánimos.” Proverbios 15:1 NTV Todos pasamos por circunstancias donde el enojo se hace presente, y está en nuestra actitud si vamos a alimentar mas el fuego con respuestas ásperas o apagarlo con una blanda respuesta, callando o simplemente escuchando. Demos el primer paso en estar en paz con los demás, y practiquemos lo que la Palabra de Dios nos dice: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.” Romanos 12:18 Te animo a reflexionar: ¿Como manejas tus enojos? ¿Quién eres, el que aplaca el fuego o el que aporta para un gran incendio? 

MUCHO MÁS QUE SERVIR



“Sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor” (Efesios 6:7-8)

No existe nada que realice y dignifique tanto al ser humano como la hermosa experiencia del servicio. Es una manifestación del amor, que recibimos de nuestro Padre Dios, la cual nos permite tener siempre para dar a otros una sonrisa, una palabra de aliento, un abrazo reconfortante o una mano de apoyo en el momento de la necesidad. Hay mucha gente que sirve por distintas razones y motivaciones. Muchos lo hacen por necesidad, como un trabajo, y, en este caso, una justa remuneración es el pago por su servicio. Pero hay promesa de Dios para aquellos que sirven de buena voluntad por amor, porque experimentan que todo lo que Dios les ha dado, es para compartirlo con los demás. Estos sirven de corazón y con alegría. Lo hacen no como para el hombre, pues en ese caso esperarían recompensa. Lo hacen sin esperar recibir nada a cambio, y entonces, es cuando reciben la recompensa de parte de Dios. ¡Qué maravilloso es ser recompensado por Dios! ¿Imagina usted cómo son las recompensas que da el Todopoderoso, el Padre bueno, cuya medida para dar es siempre generosa, apretada y rebosante? Nunca repare en la cantidad del servicio ni calcule su costo. Entre más pueda servir, mucho mejor. Recuerde que la promesa incluye que del bien que cada uno hiciere, así recibirá del Señor. Esté dispuesto a servir antes que a ser servido, aunque esto implique en muchas ocasiones someter el ego, la comodidad y aún dejar a un lado sus necesidades para atender las de otros. Esto no es nada fácil, pero el que acepta y adopta el servicio como un modo de vida, descubre la vida con sentido y realización, felicidad y fruto. Descubre la vida de Cristo, quien fue exaltado hasta lo sumo por el Padre, luego de la más abnegada entrega y del más loable servicio: dar su vida por nosotros (Marcos 10:45)

Declaración de vida y prosperidad

“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. (Juan 10:10b)

Esta es una de las declaraciones más revolucionarias y transformadoras que el hombre haya podido escuchar jamás, y que encierra todo el amor con que el Padre nos ama. Es el compromiso que Él asumió al crearnos, de hacernos felices, y darnos en Jesucristo, su Hijo, la única posibilidad de serlo, pues sólo su muerte en la cruz quitaría el eterno obstáculo del pecado, causante de toda la tristeza y dolor de la humanidad.
Para entender que Jesús es la vida; la única, verdadera, completa y feliz vida, y de esta forma estar dispuestos a recibirla, debemos primero comprender cuál era nuestra realidad sin Cristo y qué concepto que teníamos de vida.
Dios no diseñó al hombre para vivir en sus propias fuerzas, separado de Él, sino para que dependiera de Él y pudiera mostrar su gloria al mundo. Sería como una hermosa lámpara alumbrando un recinto oscuro, que, mientras está conectada a la fuente de la electricidad puede cumplir perfectamente con el propósito para el cual fue diseñada. Pero si se desconecta, aun cuando su mecanismo interior es perfecto, ya no puede funcionar, y pierde así el sentido de su existencia. Así quedó el hombre cuando por desconocer la voluntad de su Creador, decidió desobedecer su instrucción. Se abocó entonces a la muerte. Aunque siguió hablando, caminando y respirando, ya no alumbraba. Él creyó que tenía vida, pero no era así. Había perdido la verdadera vida, que imprimía la luz de Dios en él. Por eso, a partir de entonces, el hombre quedó separado del amor de Dios, de su perfección, de su pureza, de su santidad. Ya nunca más pudo volver a ser feliz.

Es por todo lo anterior, que el mensaje del Señor Jesús es trascendente y definitivo. Él es la vida, y sólo pueden tenerla, aquellos que creen en Él, recuperando así su luz, su felicidad y su sentido para vivir. A Nicodemo también le quedó clara esta verdad, cuando Jesús dijo: ¡Tienes que nacer de nuevo! Le hablaba de un nacimiento espiritual, de adquirir una vida que no tenía hasta ese momento, aunque era maestro de la ley. Una vida abundante, una vida eterna que sólo recibimos por fe, cuando dejamos que Cristo entre a nuestro corazón (Juan 3:14-15).

jueves, 21 de abril de 2016

El secreto del éxito


“Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.” 1 Crónicas 28:9

La obediencia a Dios es el secreto de las vidas que triunfan; para el rey David era su estilo de vida y la forma como había aprendido a relacionarse con Él. En múltiples oportunidades pudo comprobar que no existía otra forma de ser bendecido y prosperado en su caminar, aparte de la fidelidad a Dios y a su Palabra, por eso, no duda en enfatizarle a su hijo Salomón la manera como debía conducirse en el transcurso de su vida.
Obedecer y poner por obra los mandamiento de Dios, requiere que cultivemos en nuestra vida la diaria comunión con Él, dejando que trasforme nuestro corazón, de tal forma que se convierta a la rectitud y a la integridad delante de Dios. En otras palabras, un corazón perfecto para temerlo, para conocerlo y para seguir fielmente sus sabias enseñanzas. Salomón debía en adelante aprender a buscar a Dios, no olvidarse de él ni de su ley; debía comprender que solo dependiendo del Todopoderoso era que podía estar seguro en su reino.
Nosotros también debemos pedirle a Dios que nos de un corazón perfecto, limpio, puro y humilde para reconocerlo en todos nuestros caminos, si queremos vivir seguros y confiados no podemos dejar de lado estos mandatos, puesto que solo el Señor puede mostrarnos el verdadero camino, y llevarnos por senderos de bendición. Sin embargo, si lo dejamos, si nuestro corazón le rechaza, si nos volvemos obstinados y empezamos a actuar según nuestro parecer, Dios también nos dejará a la deriva de nuestras decisiones.

Continuamente el Señor nos hace el mismo llamado para que alberguemos en nuestro corazón sus palabras que son vida y nos dan seguridad y firmeza. ¿Dónde está nuestra confianza? ¿Está nuestro corazón dispuesto a obedecer? Papá Dios nos bendice con su palabra al decirnos: “El temor de Jehová es para vida, Y con él vivirá lleno de reposo el hombre; no será visitado de mal.” (Proverbios 19:23)

UNA MADRE ADMIRABLE


“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas... Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba” (Proverbios 31:10, 28)

Qué hermoso y admirable es el papel de la madre: formar hijos. Dios mismo le ha conferido especiales facultades con las que Él mismo la ha dotado: Amor, paciencia, perseverancia, sabiduría, sensibilidad, diligencia, ternura y firmeza a la vez. Por estar muy cerca de ellos, incluso físicamente a través del proceso de gestación, y luego durante la infancia y juventud, la madre ejerce naturalmente una poderosa influencia sobre sus hijos, que debe ser aprovechada para esculpir valores y cualidades de manera indeleble en el carácter de sus hijos, que la llevarán a ser grandemente recompensada con una profunda estima, valoración y admiración por parte de su familia.
Pero esto sólo es posible cuando la mujer renuncia a sus esquemas mentales y paradigmas, a sus pensamientos y experiencias, a sus métodos tradicionales aprendidos culturalmente, y permite que Dios le enseñe a ser la madre que Él desea, buscando como a joya preciosa, su gracia y su sabiduría, tal y como dice la palabra de Dios: “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia. Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado. Adorno de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te entregará” (Proverbios 4: 7-9)
Si así lo hace, también su influencia dejará una huella eterna como lo hicieron muchas madres a las que la palabra de Dios exalta por su labor:
• Ana, la madre del profeta Samuel: Quien al entregar su corazón a Dios para que Él ocupara el primer lugar, estuvo dispuesta a vaciarse de su amargura, tristeza y resentimiento, para que Dios la llenara de amor, paz y poder. Fue ungida por el Espíritu Santo, tuvo la fe y el valor para dedicar su hijo a Dios, llegando a ser uno de los profetas más amados de Israel
• Elizabeth, la madre de Juan el Bautista: Al ser sensible a la voz de Dios y creer en sus promesas, comprende que su hijo es apartado como siervo de Dios y ella misma experimenta la unción del Espíritu Santo para formarlo.

• Y la misma María, la madre de Jesús, quién formó a su Hijo para que Dios cumpliera a través suyo su propósito de salvar a la humanidad.

SALVACIÓN PARA LA FAMILIA


“Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” (Hechos 16:31)

Nunca es demasiado tratar el tema de la familia, siendo que es la institución más importante que tiene la sociedad; donde nace, crece y se proyecta al individuo como persona. Es donde se forma el carácter de las personas, donde se construyen los valores, se adquieren los principios.
Debería ser el objeto de planes específicos y de muchos esfuerzos que tiendan a salvarle y a restaurarle. Al contrario de esto, la familia se está quedando sola con sus innumerables problemas y factores debilitantes, y los gobiernos de las naciones están siendo impotentes para preservarla. Es más, hoy se ven más leyes que favorecen la desintegración familiar; que leyes que la protejan y promuevan.
Sin embargo, para Dios la familia es el objeto de su amor y de su cuidado protector. Él tiene un plan para cada familia sobre la tierra, un plan de bendición, de prosperidad, de felicidad, que se comienza a disfrutar cuando dejamos que el Autor de la familia tenga un lugar de gobierno y autoridad.
Es por eso, que la promesa dada a Abraham involucraba ser bendición a las familias de la tierra.
También es la razón por la que Jesús siempre bendijo y prosperó las familias que tuvieron el acierto de invitarlo a vivir con ella.
Este fue el caso de la familia de Marta y María, a quienes bendijo con el incomparable regalo de la vida, resucitando a Lázaro, su hermano, luego de cuatro días de haber enfermado y fallecido.

También su presencia implicó la más grande de las alegrías para la familia de Jairo, un principal de la sinagoga, a quien su hijita de tan sólo doce años, se le estaba muriendo (Marcos 5:22). Cuando este hombre se postró ante Jesús, no le pidió que sanara a su hija. Le rogó que entrara en su casa. ¿Acaso estaba perdiendo tiempo precioso, cuando había podido pedirle en primer lugar que sanara a su hija, teniendo en cuenta que estaba agonizando? ¡No! La presencia de Jesús es suficiente. ¡Si Él está presente, hay sanidad, hay restauración, hay resurrección, hay vida! Porque donde está la presencia de Cristo hay todo. ¡Si crees, también Jesús salvará tu casa! ¡Invítalo ahora mismo! Haz junto con tu familia la siguiente oración.

miércoles, 20 de abril de 2016

LA PRESENCIA DE DIOS, ES PROTECCIÓN


“¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas” (Salmo 31:19-20)


¡Qué bueno saber que todas las circunstancias de nuestra vida están bajo el control de nuestro amado Dios! Saber que nos ama y tiene cuidado de nosotros, nos permite mantenernos firmes en nuestra fe, sin importar lo que pueda acontecer a nuestro alrededor. Dios es bueno para con todos, pero en este pasaje bíblico son descritos como objeto especial de su bondad, de su cuidado y de su protección, los que le temen y los que esperan en Él. En tiempos de persecución, la Providencia de Dios les esconde, como en pabellón sagrado, guardándolos a salvo de sus enemigos.
Hay hermosas historias que nos ilustran esta promesa, pero una de las que más me conmueven, es la de Nehemías. En la época del exilio de Israel en Babilonia, por los años 450-440 a.C, se levantó este líder espiritual y cívico, que aunque servía de copero al rey Artajerjes I, sintió una profunda necesidad de regresar a su destruida Jerusalén, para ayudar a iniciar su reconstrucción, y preparar así el retorno del pueblo judío a su tierra.
Era una tarea imposible de realizar, por la rapidez con la que había que llevarse a cabo, por el desánimo generalizado entre los pobres habitantes que habían quedado en la ciudad, y por la presencia de unos incisivos enemigos que constantemente desanimaban al pueblo para que abandonara la obra y los muros de la ciudad no fueran reconstruidos. Sorprende la valentía de este hombre para humillarse constantemente delante de Dios, ante cada dificultad, entrando al templo, postrándose y clamando la protección y el respaldo de Dios.
Ante cada ataque, él y su pueblo oraban fervientemente y reforzaban el trabajo, haciendo turnos de obra y de guardia, día y noche. De esta manera, el pueblo se mantuvo motivado, sin que las burlas y calumnias de sus enemigos los debilitaran. ¿El resultado? El muro fue terminado en 52 días. Pero lo más importante, es que se había comenzado la reconstrucción de la vida espiritual del pueblo, dando el primer paso para la reconstrucción social, política y económica de una nación.

Si nos mantenemos fieles a Dios, esperando en su presencia, Él hará lo mejor por nosotros. Nos guardará y nunca tendremos que ser avergonzados.

La fuente de la verdadera paz


“Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Santiago 3:18)

Dios es justo y todas sus obras son justas. Es por eso que existe una ley espiritual que se cumple en todo lugar, momento y circunstancia: “Todo lo que el hombre siembre eso también segará”. Si el hombre siembra amor, recogerá amor. Si el hombre siembra bondad, recogerá bondad. Si el hombre siembra paz, recogerá paz. En esto consiste la perfecta justicia de Dios.
La paz, es uno de los dones más preciados que existen. Absolutamente todos los seres humanos buscan con ahínco aquello que podría proporcionarles un poco de paz, pero casi nunca lo encuentran. Piensan que la paz la brinda una persona, un trabajo, una estabilidad económica, un mejor gobierno, etc. Hacen muchas cosas para conseguirla pero desconocen el único camino señalado por Dios para encontrarla: Sembrarla permanentemente por dondequiera que vayamos.
Ahora bien, la paz comienza en un corazón lleno de amor, con una permanente actitud de perdón y de reconciliación y una constante disposición de hacer bien a los demás. Es más que aprender a llevarse bien con los otros, es aprender a amarlos, a aceptarlos como son, procurando siempre el bien para ellos, practicando en todo momento la regla de oro del Señor Jesús: “Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12).
La paz implica comprender que cada persona es única e irrepetible, que tiene derecho a sus propios criterios, juicios y decisiones; que los intereses, deseos y necesidades son particulares; que las metas, propósitos e ideales ajenos no tienen que coincidir necesariamente con los propios.

Buscar la paz implica aceptar la posibilidad de los errores personales y de los otros, de las equivocaciones propias y de los demás. Es comprender que convivir es difícil, pero el amor de Dios en medio de nosotros lo hace posible. ¡La paz es un ideal imposible según los métodos de los hombres, pero posible según los métodos de Dios!

¿De qué soy capaz?

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Conozco una historia acerca de un hombre, amante de la naturaleza y habituado a explorarla. En una de sus múltiples expediciones, encontró un huevo muy grande. Nunca había visto nada igual y decidió llevarlo a su casa. -¿Será de un avestruz? -preguntó a su mujer. –No, respondió ella. -Es demasiado abultado -dijo el abuelo. -¿Y si lo rompemos? -propuso el hijo. -Es una lástima. Perderíamos una hermosa curiosidad -respondió cuidadosa la abuela. -Ante la duda, lo voy a colocar debajo de la pava que está empollando huevos. Tal vez con el tiempo nazca algo- afirmó el hombre. Y así lo hizo. Cuenta la historia que a los quince días nació un pavito oscuro, grande, nervioso, que con mucha avidez comió todo el alimento que encontró a su alrededor. Luego miró a la madre con vivacidad y le dijo: -Bueno, ahora vamos a volar. La pava se sorprendió muchísimo de la proposición de su flamante cría y le explicó: -Mira, los pavos no vuelan. Te sienta mal comer de prisa. El pavito terminaba su almuerzo o cena, su desayuno o merienda y les decía a sus hermanos: -Vamos, muchachos ¡a volar! Todos los pavos le explicaban entonces otra vez: -Los pavos no vuelan. A ti te sienta mal tanta comida. El pavito empezó a hablar más de comer y menos de volar. Así que creció y con el tiempo murió en el corral. Murió sin nunca haber logrado volar, que pena, ¡Él en realidad era un cóndor! y había nacido con la capacidad de volar hasta los 7,000 metros de altura. ¡Pero nadie volaba...! sentía en su ser el volar pero lo que decían los demás, finalmente le quitó el poder de hacerlo. Lo mismo sucede con nosotros, oímos más la opinión que los demás tienen de nosotros, lo que creen ellos que podemos y no podemos hacer, y luego nos subestimamos tanto que dudamos de la gran obra que Dios hizo al crearnos. Que triste es cuando sucede esto, que habiendo sido creados para triunfar y volar alto, tal vez nos quedamos en una vida limitada por la opiniones de otros, por lo que los demás dicen que puedes hacer. “ No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.” Filipenses 3:12 ¿Crees que no eres bueno solo porque te lo dijeron y viste que varios no podían lograrlo?, pero es hora que entiendas que Dios te perfecciona cada día, ¿aun no sabes cómo servir a Dios?¿ Que te llamó a hacer?, pues involúcrate más en sus cosas, sírvelo con todo lo que tengas, da lo mejor de ti, no te dejes morir sin haber explotado tu potencial ni que el tiempo pase y digas, “no sabía que podía hacerlo”, te aseguro que Dios te sorprenderá porque descubrirás que eres único y capaz de mucho mas. No seas lo que los demás digan sino lo que Dios declaró que eres. “ A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” 2 Timoteo 3:17

martes, 19 de abril de 2016

Permaneciendo Fuerte


Como Creyente, usted debe aprender a dejar que el Espíritu Santo le guíe a toda, función o actividad, o proyecto ministerial. Comprenda que el hecho de que esté siguiendo la dirección del Espíritu Santo, no significa que no enfrente oposición. De hecho, seguir la voluntad del Espíritu Santo casi siempre garantiza que los poderes de la oscuridad harán todo lo posible para desalentar, desinflar, destruir, denigrar, o causar desaliento en su corazón. Tenga en cuenta que existen múltiples bendiciones, éxitos y beneficios esperan los Creyentes que se mantienen en eso que Dios les ha dicho que hagan. Luche para permanecer en el lugar donde Dios lo quiere, realizar el ministerio que Dios ha elegido y designado sólo para usted, y producirá fruto, y ese fruto se mantendrá. Y si, mientras va en este viaje, Satanás se debe oponerfirmemente, recuerdele a la mente la verdad de que usted no está en un camino de su propia elección. Corremos la carrera, pero Dios elige el curso. ¡Manténgase fiel y fiel al camino que Dios ha puesto delante de usted y los beneficios de su perseverancia le perseguirán y le alcanzarán! El Espíritu Santo le guiará de forma segura y con éxito todo el camino hasta el final de su expedición.

Josué 1: 9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

Asegurando el futuro de sus hijos


“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será bendita” (Salmo 112:1-2)

Un hijo es como una semilla de fruto delicioso que se planta en el huerto de la vida, se prepara la tierra y se siembra la semilla, se riega todos los días, se le quita la maleza y se nutre la tierra, se limpia y se podan sus ramas…
Hasta que comienza a crecer el anhelado fruto y, un buen día, está listo para ser servido y disfrutarlo. Cuando esto sucede, ya hemos olvidado el tiempo invertido, el arduo trabajo realizado y por el contrario experimentamos gozo, al igual que un padre o madre que ve crecer a sus hijos sanos, dispuestos a volar bien alto, con sus propios sueños y cumpliendo el propósito de Dios en sus vidas.
Los padres juegan el papel humano más importante en la formación y desarrollo de la personalidad de los hijos. Están llamados a moldear con su propia vida, la vida de sus hijos. La pregunta es: ¿Están los padres preparados para este desafío? ¿Tienen el tiempo, el amor y la paciencia que se requiere? ¿Están contando con la ayuda precisa?
Dios da una respuesta clara a los padres. Si ellos buscan a Dios, le respetan y le tienen en cuenta, piden su ayuda y se preocupan por conocer sus preceptos, guardarlos en su corazón y ponerlos por obra, entonces van a ser el molde, el modelo y el ejemplo que sus hijos necesitan, contarán con el respaldo divino y la ayuda sobrenatural, tendrán éxito en su labor. Su difícil tarea resultará en un maravilloso fruto de alegría y paz.
La promesa declara que los hijos de padres así, llegarán a ser personas notables, admiradas y famosas, porque la bendición de Dios estará sobre sus vidas. Ellos resplandecerán como la luz en medio de la oscuridad, pues crecerán no sólo en estatura, en habilidades o en formación académica, sino en sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres.

¿Qué hombres y mujeres está aportando usted a este mundo? ¿Es usted un padre o madre que ha aprendido a deleitarse en los principios de Dios; y está viendo que sus hijos también lo hacen? El propósito de Dios para la familia es bendecirla y hacer de nuestros hijos hombres y mujeres de bien. Oremos que así sea.

No Juzgar


Así que si el Creyente ha de juzgar todas las cosas por la Palabra y el Espíritu, ¿por qué dice la Biblia: “No juzguéis, seréis juzgados?” El tipo de juicio que está prohibido no es la evaluación de una situación o un tipo acción. Ese tipo de juicio es necesario todos los días. El juicio prohibido es el juicio que reduce a propósito el estado de otra persona, al tiempo que eleva el estado de uno mismo. En otras palabras, están despreciando a otra persona en un esfuerzo por aumentar su propia autoestima. Sobre todo, si la razón por la que usted está denigrando a alguien es o desleal o injusta. Algunos son rápidos para degradar a otros, mientras que ellos están haciendo algo igualmente horrible o pecaminoso. Debemos dejar el estado general del corazón del otro para el juicio del Señor. Debemos recordar nuestras propias lágrimas amargas cuando nosotros mismos fuimos víctimas de nuestras emociones y actuamos de manera inapropiada. Cualquiera de nosotros puede encontrarse en la desesperación y el horror de ceder a alguna vil tentación. Así que tenga cuidado antes de lanzar una piedra que usted siente que tiene el perfecto derecho de hacerlo. Lo que la Biblia dice que es malo, es malo; no hay duda de eso. Sólo asegúrese de revisar su motivo antes de justificarse siendo duro hacia otro.

Mateo 7: 1-2 - No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.

jueves, 14 de abril de 2016

El temor Que Echa Fuera Todo Temor

Marcos 4:35-41. Cuando llega la noche, cuando llega la prueba, es hora de pasar al otro lado, es hora de pasar a un nuevo nivel de fe. Aún en la prueba y la circunstancia mas difícil, Jesús esta con nosotros; cuando tomamos decisiones radicales en nuestra vida, de obedecer a Dios y confiar en Él, a pesar de las circunstancias que nos rodean, entonces la prueba arreciara, la situación se pondrá más difícil, sentiremos los truenos amenazadores, veremos las centellas amedrantandonos y parece q Jesús esta tranquilo, pareciera q no le importa lo complicado de la situación, lo duro de la prueba; en medio de aquella tormenta sentiremos desfallecer, en medio de aquella prueba parecerá q no hay salida y angustiosamente, olvidando que estamos a salvo, porque estamos con Jesús en la misma barca, correremos a llamarlo, correremos a pedirle auxilio. Jesús no esta durmiendo en la tormenta, Jesús esta probando nuestra fe, Jesús esta permitiéndonos darnos cuenta, que aun hay temores que debemos vencer, incredulidad que debemos derribar, aún nos falta fe y confianza en el Señor. Entonces, ante nuestro clamor Jesús se levantará y detendrá la tormenta, para recordarnos que Él, es el todo poderoso, que nada se sale de sus manos, que aun el viento y el mar le obedecen, palparemos su poder porque lo veremos frente a nuestros ojos y subiremos a un nuevo nivel de fe. Hoy te invito a recordar que no debemos temer, porque Dios esta con nosotros en todo momento. Feliz y bendecido dia

Parábola del siervo despiadado



»Por eso el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de monedas de oro. Como éste no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su esposa y a sus hijos, y todo lo que tenía, para así saldar la deuda. El siervo se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —le rogó—, y te lo pagaré todo. El señor se compadeció de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó en libertad. »Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo. “¡Págame lo que me debes! Su compañero se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —le rogó—, y te lo pagaré. Pero él se negó. Más bien fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda. Cuando los demás siervos vieron lo ocurrido, se entristecieron mucho y fueron a contarle a su señor todo lo que había sucedido. Entonces el señor mandó llamar al siervo. “¡Siervo malvado! —le increpó—. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti? Y enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía. »Así también mi Padre celestial os tratará, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano. Mateo 18:23-35

No juzguéis, y no seréis juzgados


Todos los Cristianos han de evaluar lo que es correcto y lo que es equivocado. La Biblia nos enseña que hay que "abstenerse de toda especie de mal." Con el fin de hacer esto, el Cristiano debe reconocer qué es el mal y mantenerse alejado. Además, al pueblo de Dios se le exhorta a nunca llamar a lo bueno malo o lo malo bueno. Ambos cosas requieren una evaluación por parte de los Cristianos, de todo lo que nos encontramos. Al Creyente verdaderamente nacido de nuevo se le ha dado dos grandes guías por las cuales podemos juzgar con precisión y con justicia todas las cosas. La primera fuente es la Biblia, ¡la Palabra de Dios! Lo que Dios dice que es malo siempre es malo; simple y llanamente. Todo lo que la Biblia dice que es inadecuado, inapropiado o pecado ya ha sido juzgado por Dios. El Cristiano debe estar de acuerdo con la evaluación de Dios de una asunto o se están rebelando contra la verdad. La segunda fuente proviene de la presencia interior del Espíritu Santo que se da a cada Creyente en la redención y nos guía a toda la verdad. Estas dos fuentes nunca se contradicen entre sí. El Espíritu Santo siempre confirmará la Palabra. No importa lo que diga el mundo, lo que dicen los otros Creyentes, o lo que propugna la opinión popular. ¡Jesús nos enseñó que hemos de juzgar con justo juicio por el Espíritu y por la Palabra!
Juan 7:24 - No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.

lunes, 11 de abril de 2016

Dios, Juez Justo


No te inquietes a causa de los malvados ni tengas envidia de los que hacen lo malo. Pues como la hierba, pronto se desvanecen; como las flores de primavera, pronto se marchitan. Salmos 37:1-2 NTV Esa noche el rey no podía dormir, entonces ordenó a un asistente que le trajera el libro de la historia de su reino para que se lo leyeran. En los registros descubrió el relato de Mardoqueo cuando informó sobre el complot que Bigtana y Teres, dos soldados que cuidaban la puerta de las habitaciones privadas del rey los cuales habían tramado asesinarlo. - ¿Qué recompensa o reconocimiento le dimos a Mardoqueo por este acto? - preguntó el rey. Sus asistentes contestaron: - Nunca se ha hecho nada. - ¿Quién está en el patio exterior? - preguntó el rey. Resulta que Amán acababa de llegar al patio exterior del palacio para pedirle al rey que atravesara a Mardoqueo en el poste que había preparado. Entonces los asistentes contestaron al rey: - Es Amán el que está en el patio. - Háganlo pasar - ordenó el rey. Entonces Amán entró, y el rey dijo: - ¿Qué debo hacer para honrar a un hombre que verdaderamente me agrada? Amán pensó que se trataba de él y contestó: - Si el rey desea honrar a alguien, debería sacar uno de los mantos reales que haya usado el rey y también un caballo que el propio rey haya montado, uno que tenga un emblema real en la frente. Que el manto y el caballo sean entregados a uno de los funcionarios más nobles del rey y que ésta persona se asegure de que vistan con el manto real al hombre a quien el rey quiere honrar y lo paseen por la plaza de la ciudad en el caballo del rey. Durante el paseo, que el funcionario anuncie a viva voz: “¡Esto es lo que el rey hace a quien él quiere honrar!”. -¡Perfecto! le dijo el rey a Amán-. ¡Rápido! Lleva mi manto y mi caballo, y haz todo lo que has dicho con Mardoqueo, el judío que se sienta a la puerta del palacio. ¡No pierdas ni un detalle de lo que has sugerido! Amán tomó el manto y se lo puso a Mardoqueo, lo hizo montar el caballo del rey, y lo paseó por la plaza de la ciudad, gritando: “¡Esto es lo que el rey hace a quien él quiere honrar!”. Después Mardoqueo regresó a la puerta del palacio, mientras que Amán se apresuró a volver a su casa desalentado y totalmente humillado. Después uno de los custodios le dijo al rey: - Amán ha levantado un poste afilado de veintidós metros y medio en el patio de su casa. Tenía pensado utilizarlo para atravesar a Mardoqueo, el hombre que salvo al rey de ser asesinado. - ¡Que atraviesen a Amán en ese poste! -ordenó el rey. Entonces atravesaron a Amán con el poste que había levantado para Mardoqueo, y la furia del rey se calmó. Posiblemente al igual que Mardoqueo, tú hayas procedido correctamente en tu trabajo y esperabas que al menos alguien agradeciera o reconociera tu labor, pero no lo hicieron, incluso tienes enemigos que conspiran contra ti. Recuerda, tenemos un Dios justo, que defenderá tu causa y recompensará todo lo que hiciste porque ante sus ojos nada pasa como desapercibido. No creas que se olvidó de ti, el momento indicado te honrará y pagará a tus adversarios conforme a sus obras y a su maldad. Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. ¡Espera en Jehová! ¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón! ¡Sí, espera en Jehová! Salmo 27:13-14

DIOS ES MI REPOSO


“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28-29)

En tiempos remotos, la adrenalina que activaba el sistema nervioso y daba comandos a todo el cuerpo colocándolo en alerta y preparándolo para lanzar una flecha al enemigo, o para escapar de un oso en medio de los bosques, determinaba una importantísima pauta de supervivencia. Pero nuestra civilización brinda la oportunidad de experimentar un aumento considerable y nocivo de adrenalina en cada semáforo, en cada calle, y en cada suceso, incluso intrascendente de la vida. Esta preparación para la supervivencia, tan repetitiva e innecesaria, termina por afectar la salud y disminuir la longevidad del hombre y la mujer de hoy, quienes necesitan menos fortaleza física, pero mucha más serenidad.
El hombre moderno busca desesperadamente un oasis en medio del desierto, un refugio seguro en medio de la tormenta, un solaz que le brinde verdadera paz, pero no lo puede encontrar. La ciencia ha hecho enormes esfuerzos para encontrar un camino que le ayude al ser humano a enfrentar con éxito las tensiones y presiones de la vida, pero lo único que ha podido comprobar es que la verdadera causa del desajuste es de índole espiritual.
El ser humano es un ser espiritual, quiere decir que tiene un espíritu diseñado para comunicarse con Dios y recibir de Él su poder, su amor, su sabiduría, su equilibrio, su entusiasmo. La enfermedad o el desequilibrio físico reflejan la interferencia o ausencia de esta relación vital, sanadora y restauradora del hombre con su Creador.
Esto quiere decir que al volvernos a Él, al volver en amistad, en paz con Dios, comenzaremos a ser capacitados para enfrentar toda presión externa, con una poderosa fuerza interior que viene de Él, que suple nuestras más profundas necesidades y, además, nos capacita para dar a otros, beneficio y bienestar.

Levántate, Resplandece, Declara Tu Victoria Hoy


Espera en el Señor, sé fuerte, ten firmeza; pon tu esperanza en el Señor. SALMOS 27:14 BHTI
Amado Padre Celestial, han pasado ya 3 meses de este nuevo año, y miro hacia atrás y veo tu mano poderosa obrando a nuestro favor en cada una de nuestras vidas, perdónanos por el tiempo que hemos desperdiciado, ayúdanos a aprovechar cada día que nos regalas, Gracias Señor, por lo que has hecho, lo que estas haciendo y lo que harás.
Gracias Padre Bueno, por este nuevo mes que inicia, lo encomendamos a Ti, sabemos que estará lleno de retos, de nuevos desafíos, de nuevas oportunidades, pero mas seguro estamos del cumplimiento de tus promesas y de que nos acompañaras, guiaras y nos sostendrás a lo largo de cada nuevo día, estaremos tranquilos, seguros y confiados porque el bien y la misericordia nos alcanzarán y ¡Lo mejor esta por llegar! Te lo pedimos en el nombre poderoso de Jesus. ¡Amén y Amén!
El Señor todo poderoso te dice: Levantante!, desecha el temor, la duda, la incredulidad, el pesimismo, el odio, la flojera y todo pensamiento tóxico que contamina tu vida.
Ponte en pie!, aférrate a la Fe!, fortalecete en el señor y en el poder de su fuerza, enfócate en sus promesas, no Temas, no desmayes, esfuérzate, alientate y se valiente, toma la Armadura y la Autoridad que Dios te ha dado, declara las promesas que te regalo, y enfrenta victorioso cada día de este nuevo mes con Fe, optimismo y buena actitud, no te dejes vencer! vence lo malo con lo bueno que Dios ha plantado en ti, no estas solo, Dios esta con nosotros y si el esta con nosotros quien contra nosotros, con Dios somos mayoría, el actuara a nuestro favor, el ha dispuesto absolutamente todo para que alcancemos la Victoria y seamos mas que vencedores!
Levantate!, Resplandece y declara tu Victoria Hoy! ¡Lo mejor esta por llegar!
En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total. (Romanos 8:37 TLA)
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:13 RVR1960)
Porque yo, el Señor tu Dios, te he tomado de la mano; yo te he dicho: “No tengas miedo, yo te ayudo.”» (Isaías 41:10, 13 DHH)
Nadie podrá hacerte frente mientras vivas. Pues yo estaré contigo como estuve con Moisés. No te fallaré ni te abandonaré. (Josué 1:5 NTV)
»Yo te pido que seas fuerte y valiente, que no te desanimes ni tengas miedo, porque yo soy tu Dios, y te ayudaré por dondequiera que vayas. (Josué 1:9 TLA)

Si tienes que pasar por el agua, yo estaré contigo, si tienes que cruzar ríos, no te ahogarás; si tienes que pasar por el fuego, no te quemarás, las llamas no arderán en ti. (Isaías 43:2 DHH)