Juan debía llegar temprano a su casa para realizar un trabajo, pero
al regresar se encontró con unos amigos quienes le insistieron ir a una fiesta.
Él aceptó con la condición de quedarse sólo por un momento. Cuando llegaron al
lugar se le acercó una amiga que hace mucho tiempo no veía y le rogó para que
salieran a bailar; Juan, sintiéndose presionado, aceptó y posteriormente no
pudo rechazar las bebidas que sus amigos habían comprado. El proceso de la
caída es así, damos pequeños pasitos hasta encontrarnos en el suelo. Muchas
personas pecan porque hacen lo mismo que hizo Juan, “aceptan” y se exponen, él
pensó que al condicionar a sus amigos diciéndoles “sólo por un momento” estaba
luchando con la tentación, pero no se trataba de pelear, sino de escapar de
ella. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que
nosotros, aunque sin pecado. Hebreos 4:15 (NVI) La tentación es algo que nos
atrae fuertemente y que nuestro cuerpo parece desearlo irresistiblemente. Jesús
afrontó esto cuando se hizo hombre y Él sabe lo vulnerables que podemos ser
cuando enfrentamos un momento de tentación; la diferencia es que Jesús nunca
pecó, pero nos comprende y tiene compasión de nosotros. “Manténganse alerta;
permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes.” 1 Corintios 16:13 (NVI)
Uno pastor decía: "Si te quedas en la peluquería bastante tiempo, vas a
salir con un corte de cabello" ¡Es verdad! No es pecado ser tentado, sino
ceder a la tentación, tienes que “estar alerta” saber qué es lo que te tienta y
alejarte de ello. Jamás utilices palabras como: “Nadie sabrá”, “Mientras no
dañe a nadie”, porque no son ciertas. Al final todo sale a la luz y hace mucho
daño ceder a la tentación no sólo a ti, si no a las personas que te rodean. Si
has estado luchando con alguna tentación te animo a realizar una oración y
pedirle a Jesús que te socorra para no caer. Él te conoce y sabe cómo te
sientes, no dudes en correr a sus brazos y pedirle ayuda, después sé valiente y
fuerte para permanecer firme, huyendo de la tentación.
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