sábado, 2 de abril de 2016

Preparados para la prueba

“En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de Él” (Eclesiastés 7:14)

Ningún ser humano es inmune al padecimiento o a la prueba, pues esta es la manera como cada uno de nosotros es formado en el carácter santo, fervoroso, tenaz, fiel y perseverante de Cristo. Sin embargo, este aprendizaje se da cuando reaccionamos adecuadamente frente a la adversidad. Para esto, debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
-Reconocer que detrás de cada obstáculo, de cada situación aparentemente difícil, vamos a encontrar siempre una puerta abierta, de tal modo que ese aparente final que vislumbrábamos, no era más que una curva en el camino; que no debimos desesperarnos, pues siempre, la peor situación de nuestra vida contiene las semillas de las cosas grandes y excelentes que anhelamos.
-Siempre tengamos presente que las pruebas fortalecen el carácter de Cristo en nuestra vida, y que si, cultivamos una permanente comunión con Dios y su palabra, estaremos plenamente capacitados para enfrentar las diversas pruebas con gozo, confiados en la victoria, con la absoluta seguridad de que ya Él, ha vencido al mundo
-Pidamos al Señor paz y fortaleza para esperar con fe y paciencia, de la manera como hace el labrador con su precioso fruto, siendo entretanto sustentados por las inquebrantables promesas de su compasión y misericordia
-Contrarrestar el sufrimiento con la oración. Ella nos traerá de parte del Señor, la respuesta precisa a cada necesidad: Si enfermedad, entonces nos traerá salud; si angustia, paz; si culpa, perdón; si discordia, reconciliación.

Poner esto en práctica me ha permitido adquirir fortaleza en los tiempos de angustia, hasta ver cumplidos sus planes de bien y de paz para conmigo. ¿Usted también anhela evidenciar la paz de Dios en medio de la tormenta? Le invito a orar.

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