Un hijo es como una semilla de fruto
delicioso que se planta en el huerto de la vida, se prepara la tierra y se
siembra la semilla, se riega todos los días, se le quita la maleza y se nutre
la tierra, se limpia y se podan sus ramas…
Hasta que comienza a crecer el
anhelado fruto y, un buen día, está listo para ser servido y disfrutarlo.
Cuando esto sucede, ya hemos olvidado el tiempo invertido, el arduo trabajo
realizado y por el contrario experimentamos gozo, al igual que un padre o madre
que ve crecer a sus hijos sanos, dispuestos a volar bien alto, con sus propios
sueños y cumpliendo el propósito de Dios en sus vidas.
Los padres juegan el papel humano más
importante en la formación y desarrollo de la personalidad de los hijos. Están
llamados a moldear con su propia vida, la vida de sus hijos. La pregunta es:
¿Están los padres preparados para este desafío? ¿Tienen el tiempo, el amor y la
paciencia que se requiere? ¿Están contando con la ayuda precisa?
Dios da una respuesta clara a los
padres. Si ellos buscan a Dios, le respetan y le tienen en cuenta, piden su
ayuda y se preocupan por conocer sus preceptos, guardarlos en su corazón y
ponerlos por obra, entonces van a ser el molde, el modelo y el ejemplo que sus
hijos necesitan, contarán con el respaldo divino y la ayuda sobrenatural,
tendrán éxito en su labor. Su difícil tarea resultará en un maravilloso fruto
de alegría y paz.
La promesa declara que los hijos de
padres así, llegarán a ser personas notables, admiradas y famosas, porque la
bendición de Dios estará sobre sus vidas. Ellos resplandecerán como la luz en
medio de la oscuridad, pues crecerán no sólo en estatura, en habilidades o en
formación académica, sino en sabiduría y gracia delante de Dios y de los
hombres.
¿Qué hombres y mujeres está aportando
usted a este mundo? ¿Es usted un padre o madre que ha aprendido a deleitarse en
los principios de Dios; y está viendo que sus hijos también lo hacen? El
propósito de Dios para la familia es bendecirla y hacer de nuestros hijos
hombres y mujeres de bien. Oremos que así sea.
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