jueves, 21 de abril de 2016

El secreto del éxito


“Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.” 1 Crónicas 28:9

La obediencia a Dios es el secreto de las vidas que triunfan; para el rey David era su estilo de vida y la forma como había aprendido a relacionarse con Él. En múltiples oportunidades pudo comprobar que no existía otra forma de ser bendecido y prosperado en su caminar, aparte de la fidelidad a Dios y a su Palabra, por eso, no duda en enfatizarle a su hijo Salomón la manera como debía conducirse en el transcurso de su vida.
Obedecer y poner por obra los mandamiento de Dios, requiere que cultivemos en nuestra vida la diaria comunión con Él, dejando que trasforme nuestro corazón, de tal forma que se convierta a la rectitud y a la integridad delante de Dios. En otras palabras, un corazón perfecto para temerlo, para conocerlo y para seguir fielmente sus sabias enseñanzas. Salomón debía en adelante aprender a buscar a Dios, no olvidarse de él ni de su ley; debía comprender que solo dependiendo del Todopoderoso era que podía estar seguro en su reino.
Nosotros también debemos pedirle a Dios que nos de un corazón perfecto, limpio, puro y humilde para reconocerlo en todos nuestros caminos, si queremos vivir seguros y confiados no podemos dejar de lado estos mandatos, puesto que solo el Señor puede mostrarnos el verdadero camino, y llevarnos por senderos de bendición. Sin embargo, si lo dejamos, si nuestro corazón le rechaza, si nos volvemos obstinados y empezamos a actuar según nuestro parecer, Dios también nos dejará a la deriva de nuestras decisiones.

Continuamente el Señor nos hace el mismo llamado para que alberguemos en nuestro corazón sus palabras que son vida y nos dan seguridad y firmeza. ¿Dónde está nuestra confianza? ¿Está nuestro corazón dispuesto a obedecer? Papá Dios nos bendice con su palabra al decirnos: “El temor de Jehová es para vida, Y con él vivirá lleno de reposo el hombre; no será visitado de mal.” (Proverbios 19:23)

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