“Cantad a Jehová cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; su diestra
lo ha salvado y su santo brazo. Jehová ha hecho notoria su salvación; a vista
de las naciones ha descubierto su justicia. Se ha acordado de su misericordia y
de su vedad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han
visto la salvación de nuestro Dios” (Salmo 98:1-3)
La Biblia es muy rica en expresiones de alabanza, que manifiestan
confianza en Dios, y agradecimiento por la victoria; el rey David sabía mucho
de este tema, pues escribió la gran mayoría de los salmos contenidos en la
Biblia, como verdaderos ejemplos de lo que puede brotar de un corazón que está
plenamente agradecido para con Dios y que se conmueve ante su amor.
La alabanza es el idioma de la fe, que da como resultado la victoria;
por eso, cuando aprendemos a alabar a Dios todos los días, nos hacemos más que
vencedores. Además, Dios ha manifestado que Él mora en medio de la alabanza de
su pueblo, pues como Padre, se agrada y se conmueve ante el reconocimiento y la
honra de sus hijos.
Si nos encontramos enfermos abatidos o desalentados, empecemos ahora
mismo a alabar al Señor, expresando sus promesas de sanidad y liberación, y
comenzaremos a experimentar que mientras alabamos a Dios viene la sanidad, la
fortaleza, el gozo, el avivamiento espiritual, es decir que, el corazón será
confortado y animado, y Dios convertirá el lamento en baile y la tristeza en
alegría. De esta manera logramos estar en sintonía con nuestro Dios, trayendo a
nuestra vida lo que Él ya ha preparado para cada uno de nosotros. Esto nos
permite tener esperanza, al confesar con nuestros labios lo que ya hemos creído
en el corazón.
Le invito a hacer de la alabanza a partir de hoy, su estilo de vida.
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