viernes, 3 de junio de 2016

SIGUIENDO EL BUEN EJEMPLO


“Sino que buscó al Dios de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según las obras de Israel”. (2 Crónicas 17:4)



Todos tenemos buenos y malos ejemplos qué seguir, pero depende de nosotros escoger el camino correcto. Si bien, es cierto que las personas influyen poderosamente en nuestra vida y pueden dejar huellas casi imborrables en nuestras actitudes, sentimientos o manera de pensar, la responsabilidad de lo que hemos de hacer con nuestra vida es sólo nuestra. Sin embargo, muchos no pueden librarse de estos condicionamientos aprendidos por lo que vieron o experimentaron aún desde muy pequeños, repitiendo una y otra vez durante toda su vida, ese patrón de conducta.
Sólo hay algo más poderoso que la mente humana y es Dios. Es el único que puede liberarnos de esquemas y paradigmas de fracaso e infelicidad, ayudarnos a renovar nuestra mente y enseñarnos a soñar con los planes y propósitos que Él tiene para cada uno de nosotros. Cuando nos acercamos a Él creyendo en la salvación que nos da a través de su Hijo Jesucristo, un nuevo poder, el de su Santo Espíritu, nos es dado para que sea posible ahora para nosotros, pensar, actuar, sentir de una forma nueva, correcta, adecuada, ya no según condicionamientos del pasado sino según el amor de Dios sobre nuestra vida.

Al igual que en la vida del rey Josafat, rey de Judá, sólo el volvernos a Dios hará que nuestra vida se guíe por la senda cor

0 comentarios:

Publicar un comentario