La historia de
Abraham me asombra, no importa cuántas veces la lea. No es sólo acerca del
nacimiento de un hijo cuando él tenía cien años de edad. Eso es un milagro.
Pero es tan increíble la información, que él esperó veinticinco años para el
cumplimiento de la promesa. Él tenía setenta y cinco años cuando Dios le
prometió un hijo.
Me pregunto,
cuántos de nosotros podriamos creer en Dios y vivir esperando por veinticinco
años. La mayoria de nosotros podria haber dicho, "Yo realmente no escucho
de Dios." "Oh, supongo que tal vez Dios no significa realmente
eso." O, "Necesito ir a algún otro lugar para obtener palabra nueva
de Dios."
En nuestra
impaciencia, a menudo tomamos asuntos en nuestras propias manos. Yo digo que
tenemos "brillantes ideas"--nuestros propios planes, de los que
esperamos que Dios bendiga. Estos planes abren la puerta para la confusión y el
caos. Luego, tiene que lidiar con los resultados, de los que a menudo hacen que
retrase nuestro milagro.
La Biblia nos da
promesas, esperanza y ánimo. Dios promete cosas buenas para aquellos de nosotros
que Le sirven. A pesar de la adversidad de las circunstancias--y algunas
personas tienen situaciones terribles--Dios todavía promete cosas buenas.
Nuestro sentido de bondad, sin embargo, puede no ser la mismo que la de Dios.
Conseguir lo que queremos de inmediato puede no ser lo mejor para nosotros. A
veces la espera es lo mejor, ya que ayuda a desarrollar el carácter de Dios en
nosotros.
El Señor escoge
hacernos el bien y hacernos felices; el diablo decide hacer el mal y hacernos
miserables. Podemos seguir siendo pacientes y seguir creyendo las promesas de
Dios o, podemos permitir que el diablo nos susurre el mal en nuestros oídos y
nos lleve por el mal camino.
Creer
positivamente en las promesas de Dios, da buenos resultados porque Él mismo nos
envia todo los bueno. Niéguese a darse por vencido, y podrá ver los resultados
de su creencia positiva.
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