sábado, 11 de junio de 2016

Atesorando Los Regalos De Papá


“Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel”. (Éxodo 34:27)


Desde que iniciamos nuestra vida cristiana, una de las más valiosas enseñanzas es la de entender lo importante de ejercitar una vida devocional consistente. Igualmente hemos escuchado lo enriquecedor que resulta desarrollar el hábito de llevar un cuaderno diario devocional, en el cual podamos registrar las diferentes enseñanzas y promesas que Dios tiene para nosotros cada día. Pero aún más importante o necesario, sería escribir sus palabras en nuestro corazón.
La meditación de este día se dirige a refrescar una instrucción directa de Dios a Moisés, orientada a motivarnos, a escribir todo aquello que él nos dice, a través de Su Palabra. La Sagrada Escritura nunca pierde vigencia, por eso hoy Dios nos motiva a que cada mañana al presentarnos delante de él, lo hagamos preparados para no perder un solo detalle de todo lo que nos tiene y dice para alegrar nuestra alma; de la dirección que nos de ante algún plan que deseemos realizar o alguna amorosa exhortación que nos lleve a cambiar la actitud de nuestro corazón.
Para el pueblo de Israel resultó de suma importancia haber guardado las palabras de su Señor, sus preceptos y mandamientos. Hoy para nosotros, es igualmente valioso registrar las memorias de todo cuanto nuestro Padre nos habla cada mañana en nuestro tiempo de intimidad con él, y después, igual que como cuando revisamos un álbum de fotografías o una tarjeta que guardamos con especial cuidado, alegrar nuestro corazón al recordar momentos de alegría, fortaleza, mimos, consolación o victoria. Esta es la recomendación o enseñanza de Dios a su pueblo (Dt 4:4) “No te olvides de las cosas que tus ojos han visto…”

Doy gracias a Dios por poder compartir hoy con ustedes, a través de este libro, muchas de las enseñanzas que Papá me ha dado y que producto de haberlas guardado con cariño en mi cuaderno devocional y en mi corazón, hoy están tan frescas como el día en que me las dio.

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