miércoles, 3 de febrero de 2016

Cada tormenta que encontramos tiene un propósito.


Primero que todo, no hay nada en nuestras vidas que nos ocurra que Dios no haya permitido o bien ordenado. En segundo lugar, los fines ocultos de cualquier tormenta, siempre van a rodear la eliminación de algunas de las cosas que no necesita y promover la inclusión de otras cosas que le beneficien en su caminar y crecimiento con el Señor. Así que la próxima vez que se encuentre en una tormenta, asegúrese de entender la verdad de que Dios no le dejó arbitrariamente sólo los elementos potencialmente nocivos. En lugar de eso, Él ha preparado un propósito con la misma cosa que le ayudará a convertirse en la persona a la que quiere llegar a ser. Tome a Pablo, por ejemplo. Él deseaba ir a Roma a predicar el evangelio, sin embargo no creo que su plan inicial fuese llegar a Roma obligado por una cadena romana. Sin embargo, en todo esto, él nunca se consideró un prisionero de Nero. Él siempre se declara un prisionero de Cristo Jesús. Él sabía que había escrito su tormenta y en lugar de luchar contra eso, ¡él besó la cadena! ¿Si usted se encuentra en una tormenta hoy? No se queje, dude o tema, ¡olvídese de la cadena! 1 Corintios 10:13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

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