Así que dejemos de repasar una y otra vez las
enseñanzas elementales acerca de Cristo. Por el contrario, sigamos adelante
hasta llegar a ser maduros en nuestro entendimiento. No puede ser que tengamos
que comenzar de nuevo con los importantes cimientos acerca del arrepentimiento
de las malas acciones y de tener fe en Dios. Ustedes tampoco necesitan más
enseñanza acerca de los bautismos, la imposición de manos, la resurrección de
los muertos y el juicio eterno. Así que, si Dios quiere, avanzaremos hacia un
mayor entendimiento. Pues es imposible lograr que vuelvan a arrepentirse los
que una vez fueron iluminados —aquellos que experimentaron las cosas buenas del
cielo y fueron partícipes del Espíritu Santo, que saborearon la bondad de la
palabra de Dios y el poder del mundo venidero— y que luego se alejan de Dios.
Es imposible lograr que esas personas vuelvan a arrepentirse; al rechazar al
Hijo de Dios, ellos mismos lo clavan otra vez en la cruz y lo exponen a la
vergüenza pública. Cuando la tierra se empapa de la lluvia que cae y produce
una buena cosecha para el agricultor, recibe la bendición de Dios. En cambio,
el campo que produce espinos y cardos no sirve para nada. El agricultor no
tardará en maldecirlo y quemarlo. Queridos amigos, aunque hablamos de este
modo, no creemos que esto se aplica a ustedes. Estamos convencidos de que
ustedes están destinados para cosas mejores, las cuales vienen con la
salvación. Pues Dios no es injusto. No olvidará con cuánto esfuerzo han
trabajado para él y cómo han demostrado su amor por él sirviendo a otros
creyentes como todavía lo hacen. Nuestro gran deseo es que sigan amando a los
demás mientras tengan vida, para asegurarse de que lo que esperan se hará
realidad. Hebreos 6:1-11 NTV
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