“Está bien, buen
siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez
ciudades” (Lucas 19:17)
¡Qué sorprendente saber que lo
encomendado por este hombre noble a sus siervos equivalía al salario de un obrero
por casi cien años de trabajo! Esto nos muestra la confianza que Dios tiene en
cada uno de sus hijos al darnos multiplicidad de talentos y esperar de nosotros
los mejores resultados. Así mismo, esta conocida enseñanza de Jesús nos revela
también el profundo interés del Señor en recompensar toda buena obra, toda
actitud de fidelidad y persistencia, todo trabajo dedicado, diligente y
efectivo.
El llamado del Señor es a que seamos
sabios en el manejo de cada uno de esos talentos que Él mismo nos ha entregado.
Lo que Dios espera de nosotros como administradores suyos, es que en el momento
de rendir cuentas seamos hallados fieles en todo. Esto se logra cuando
reconocemos que la vida puede ser una experiencia donde sólo busquemos nuestro
propio bien, o puede ser la oportunidad para que, libres de todo egoísmo,
decidamos servirle a Dios
Lo que hacemos dice mucho de lo que
somos. Cada trabajo es como un autorretrato de la persona que lo realiza y la
verdadera excelencia está en la manera como cumplimos las pequeñas delegaciones
y realizamos las tareas más sencillas. Dios nos pide que hagamos las cosas con
excelencia y que seamos honestos aún en los más pequeños detalles.
Las riquezas en el cielo son mucho
más valiosas que las terrenales y es por esto, que si no somos confiables con
éstas (dinero, salud, talentos), sin importar lo mucho o lo poco que tengamos,
no estamos en condiciones de encargarnos de las grandes riquezas del Reino de
Dios. Valoremos todas aquellas cosas que Dios nos ha dado, seamos agradecidos,
fieles y confiables, para que Él nos pueda delegar aún más. Nuestro anhelo y
decisión debe ser la actitud que tuvieron los dos hombres que multiplicaron lo
recibido: fe, tenacidad, valentía, trabajo, esfuerzo. Si esto hacemos al
colocar nuestros talentos al servicio de Dios, también de su mano recibiremos
maravillosas y eternas recompensas.
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