Dos acciones que deben existir en la
vida de cada Creyente, son las actividades de Rendición y Alabanza. Debemos
rendirnos al Plan de Redención de Dios. Debemos rendir toda fe y dependencia en
nosotros mismos. Hay una muerte a uno mismo que diariamente debe ocurrir. A
causa de nuestro orgullo y egoísmo, rendirse es algo difícil de hacer. Pero
cuando nos rendimos a la fe en Cristo y Éste Crucificado, experimentaremos la
dinámica del Espíritu Santo en cada aspecto de nuestra relación con Dios.
Moisés simboliza rendición al Refidim en el capítulo 17 de Éxodo cuando
extendió sus manos al Señor. Como lo hizo Josué (un tipo de Cristo) luchó y
ganó en el valle. Si rendimos toda confianza en nosotros mismos y dependemos
exclusivamente en la obra terminada de Cristo encontraremos victoria en todos
los niveles. La batalla de la fe se pone dura a veces y es aquí donde el valor
de la alabanza entra en escena. No puedes alabar al Señor y dudar de Él al
mismo tiempo. La alabanza es una expresión de la fe en la habilidad de Dios de
llevarte a través de. La alabanza puede hacer retroceder los poderes de las
tinieblas y regenerar la esperanza del corazón del Creyente. Así que levante
sus manos y rinda su batalla al Señor.
Éxodo 17:11 Y sucedía que cuando
alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano,
prevalecía Amalec.
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