viernes, 5 de febrero de 2016

El secreto de madrugar


“Si tu de mañana buscares a Dios, y rogares al Todopoderoso; si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande” (Job 8:5-7)


Marcos 1:35; Salmo 143:1-12
Dios como Padre desea que todos sus hijos sean grandes y lleguen lejos. La mayor dicha para un padre es que su hijo le imite e incluso le supere. Así lo expresó el Señor Jesús a sus discípulos cuando les dijo: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12). El Señor estaba seguro de que sus discípulos tendrían extraordinarios logros, pues fruto de aprender como Él, a buscar a su Padre cada día, muy temprano en la mañana, y decidir obedecerle en todo, sus vidas serían llenas de su Espíritu, el cual les capacitaría para hacer milagros, prodigios y señales.
Cuando nos acercamos a Dios, vemos que Él tiene principios muy simples para nuestra vida. Lo único que pide nuestro buen Dios es que le busquemos de mañana, que coloquemos nuestra vida en sus manos y que le obedezcamos, andando en rectitud e integridad; entonces Él luchará por nosotros, nos dará prosperidad, nos guardará en justicia y nos engrandecerá, dándonos una vida con propósito que trasciende hasta la eternidad.
El punto de partida de todo estado de prosperidad y de bendición para el hombre, está en buscar a Dios desde la mañana. Aunque muchos argumentan que al Señor se le puede encontrar en cualquier momento, y eso es absolutamente cierto, hay un amor, una gracia, algo que conmueve el corazón de Dios cuando venciendo nuestra comodidad, hacemos esfuerzos sinceros por encontrarle.
El rey David había aprendido a darle lo mejor a Dios, y esto incluía su tiempo. Su máxima era: “No ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que nada me cuesten”. Por algo Dios lo había traído de una condición tan pequeña, de ser pastor de ovejas, a la más grande, ser el rey de su pueblo Israel. ¿Quiere usted llegar muy alto? Haga de la búsqueda de Dios su máxima prioridad cada día.

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