“Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó
para afirmarla; Jehová es su nombre: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré
cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:2-3)
Clamar significa levantar la voz,
grito de súplica, desear vivamente algo, pedir con intensa necesidad. A través
de esta promesa, Dios nos invita a clamarle a Él, ya que es el único que puede
dar respuesta efectiva a todas nuestras necesidades, sean éstas de cualquier
índole o intensidad. Sin embargo, aunque es legítimo que como hijos
aprovechemos la oración para clamar a Dios por el sinnúmero de situaciones en
que necesitamos su intervención sobrenatural, la invitación que nuestro Padre
nos hace hoy es a que le busquemos por lo que Él es y no tanto por lo que Él
nos puede dar.
Si nuestro principal motivo para orar
vehementemente, colocando todo el corazón en esa oración y todas nuestras
fuerzas, es por conocerlo a Él cada día más, por experimentar un crecimiento
espiritual cada vez mayor; y si levantamos nuestra voz llenos de fe, pero sobre
todo de un profundo amor a Dios, pidiendo por un corazón siempre sensible a
Dios, que sepa conocer su voluntad y sea obediente a sus preceptos, entonces
los resultados serán sobrenaturalmente manifiestos: Él nos responderá y nos
enseñará cosas extraordinarias, desconocidas para nosotros hasta ese momento,
que fortalecerán nuestra voluntad y mantendrán nuestros corazones fieles a Él y
dispuestos a cumplir su voluntad.
Vale la pena entonces seguir el
ejemplo que nos dejó el mismo Señor Jesucristo, cómo buscaba a su Padre en lo
secreto, cómo clamaba a Él aún en medio de difíciles circunstancias, como por
ejemplo, cuando era perseguido por sus acérrimos enemigos. Estar con su Padre,
conocer su Voluntad, seguir sus instrucciones, eran su victoria, su fortaleza y
su descanso. ¡Cómo disfrutaba de la seguridad que le brindaba la intimidad y la
cercanía con su Amado Padre! ¡Con cuánta providencial sabiduría hablaba y
actuaba al punto de producir admiración extrema hasta en sus propios
detractores!
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